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Una revolución que hace 50 años llegaba a Uruguay

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Bonnie y Clyde

Clásico

El 13 de junio de 1968 se estrenaba Bonnie y Clyde

Bonnie y Clyde
Bonnie y Clyde. Foto: difusión

El 13 de junio de 1968, o sea que hoy se cumplen 50 años de ese día, se estrenaba en el cine 18 de julio, Bonnie y Clyde, la película que consolidaba un nuevo ciclo en la historia del cine estadounidense. Y certificaba la llegada de una nueva sensibilidad a la industria.

Presentada como una revisión (más erótica y más violenta) a un género clásico del primer Hollywood sonoro (las películas de gangsters), Bonnie & Clyde estaba llena de novedades. La historia de Bonnie Parker y Clyde Barrow, dos maleantes en la Depresión y que entre 1931 y 1934, rapiñaron, mataron a 13 personas y vivieron como forajidos. Fueron asesinados en una emboscada policial que la película transformó en un hito del cine. En 1937, en su segunda película en Estados Unidos, Fritz Lang rodó la misma historia en Sólo vivimos una vez con Henry Fonda y Sylvia Sidney.

Pero esto es otra cosa. Impulsada por Warren Beatty, Bonnie & Clyde pretendía ser la llegada de la modernidad a un cine de Hollywood que buscaba el rumbo tras el fin del sistema de estudios a mediados de la década de 1950. Originalmente, Beatty pensó en Francois Truffaut, el genio surgido de la nouvelle vague francesa, quien, rechazando la invitación, sugirió a Jean Luc Godard, su compinche (y rival) generacional. Godard tuvo unas exigencias rarísimas como filmar en Nueva Jersey en invierno, en lugar las locaciones más apropiadas de Texas en verano. Finalmente le dijeron que muchas gracias pero no.

Aunque se quería mantener el espíritu innovador, cinematográficamente y narrativamente arriesgado de la nouvelle vague, finalmente se contrató a Arthur Penn, quien por entonces tenía 45 años, una carrera larga en televisión y había estado nominado al Oscar por Ana de los milagros. Penn traería algo de la modernidad que los franceses le habían negado y el uso del montaje, por ejemplo, es heredero directo de la nueva ola francesa.

Un reencuentro con tropiezo

En la edición de 2017 de los Premios Oscar, Warren Beatty y Faye Dunaway volvieron a verse para certificar la importancia de la película que protagonizaron 50 años atrás. Aunque su reencuentro vino con tropiezo ya que anunciaron mal a la ganadora del Oscar a la mejor película (papelón si los hay). Este año volvieron juntarse para entregar el mismo premio, aunque esta vez el sobre era el correcto, superando el tropiezo anterior.

Originalmente Beatty había pensado en su hermana, Shirley McLaine, para hacer de Bonnie pero una vez que decidió que él sería Clyde, eso quedó descartado. En su lugar convocaría a Faye Dunaway, una actriz de 24 años y escasas horas de vuelo: por entonces tenía solo dos películas, una de ellas, Lo que trae el mañana de Otto Preminger. 

La química entre Beatty y Dunaway fue primordial para el éxito de Bonnie & Clyde que en definitiva hace un tratamiento bastante adulto de la sexualidad. Si a eso se le suma, un uso novedoso de los recursos cinematográficos y una violencia explícita inédita en esos tiempos, ahí se tiene una película revolucionaria.

Bonnie y Clyde
Reviva la escena final de Bonnie y Clyde

Tuvo 10 nominaciones al Oscar y ganó dos (actriz secundaria, Estelle Parsons; fotografía, Burnett Guffey) y el de mejor película lo ganó Al calor de la noche, que en su planteo del tema racial también demostraba una nueva madurez. Sí que 1968 fue un gran año para el cine: las otras nominadas eran Adivina quién viene a cenar, El graduado y, nada es perfecto, El fabuloso doctor Dolittle.

A largo plazo, Bonnie & Clyde puede ser visto como la llegada de nuevos modales en una industria que por entonces festejaba su medio siglo. Dos años después, Perdidos en la noche consolidaría esa tendencia. Pero esa es otra historia.

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