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Relocos y repasados

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Es tremendo embrollo y está en manos de un director tan atildado como Paul Thomas Anderson. La conjunción funciona bastante bien y al director se lo ve tan cómodo en este paso de comedia como en películas tan sesudas como "Petróleo sangriento", "Magnolia" o "The Master".

Acá el plan es divertirse porque el material (una novela de Thomas Pynchon) daba para jugar un rato. En la California de 1970, Doc Sportello (Joaquín Phoenix, muy bien como siempre) un detective que parece el hijo porrero de Sam Spade se mete en un dislocado mundo de Oz donde conviven millonarios, nazis, hippies, panteras negras, dentistas, manicomios, policías corruptos, vampiresas, heroinómanos y Charles Manson en un paisaje al borde del colapso o por lo menos de la demencia total. Un universo paralelo al que, como Alicia, Doc entra solito y somnoliento.

Todo eso ya estaba en la novela de Pynchon y lo que Anderson consigue es trasladar ese espíritu burlón a la pantalla. Claramente la forma (más distendida que otras veces) está al servicio de un contenido tan anárquico que es capaz de unir referencias cinematográficas que van de Los Tres Chiflados a Jacques Tati y de la serie negra a los best sellers sobre las teorías de la conspiración, por mencionar referencias más o menos explícitas. Está bueno pensar en Vicio propio como una combinación de Chinatown con El Gran Lebowski.

Anderson se divierte con un material que, de antemano, pareciera tan lejano a él. En Boogie Nights había demostrado un gusto por la comedia (aunque a lo Robert Altman, es decir más o menos cerebral) pero acá es el corsé.

Tiene la ayuda de Phoenix con quien se entiende cada vez más. Los ojos idos pero a la vez melancólicos, esa cosa tonta pero a la vez astuta se contrapone con la rudeza del corrupto capitán de policía que interpreta Josh Brolin (¡qué actor!). Y con el mundo que los rodea.

En el dislate general aparecen personajes que son apenas circunstanciales que se van echando de menos (el dentista cocainómano de Martin Short, por ejemplo) pero es tal la acumulación de sketchs y pequeños gags que claramente no había lugar para todos.

Está claro que el asunto policial es lo que menos importa: lo trascendente es el camino, no la llegada. Y retratar un mundo que está loco, loco, loco y en el que cada uno sobrevive como puede.

Lo que se consigue para mostrarlo es una película totalmente atípica, salida de otra época. Una época quizás más caótica, sí, pero también menos pacata. Es como un vuelo, en el que los pilotos (Pynchon y Anderson) se están divirtiendo como locos sin preocuparse por aterrizar, ni por evitar las turbulencias. Buen viaje.

FICHA TÉCNICA

Estados Unidos, 2014. Título original: "Inherent Vice". Escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson basado en la novela Inherent Vice de Thomas Pynchon. Música: Johnny Greenwood. Director de Fotografía: Robert Elswit. Vestuario: Mark Bridges.

Intérpretes: Joaquin Phoenix, Josh Brolin, Owen Wilson, Katherine Waterston, Reese Witherspoon, Benicio del Toro, Jena Malone, Joanna Newsom. Estreno: 19 de febrero.

crítica "vicio propio"FERNÁN CISNERO

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Fernán Cisnero

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