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La receta francesa de los finales felices

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Oficio: la trama se amplifica gracias al talento del oficio. Foto: Difusión

La poca precisión del título de esta película podría tomarse como una muestra de sus intenciones: buenas, entretenidas, pero a medias.

Nuestras mujeres (traducción literal del original) sugiere un enfoque romántico o al menos una discusión en torno al matrimonio, sin embargo el meollo de la trama es la intolerancia e hipocresía latente en una amistad longeva. Eso casi inevitable de detestar un poquito alguna manía del mejor amigo, aquí se vuelve un debate. Interesante, porque es una miseria digna de ser discutida en voz alta y en especial desde una mirada cómica. Por eso, es curiosa la referencia al género femenino cuando aquí el amor y las mujeres están en un segundo plano. Y en todo caso, cuando aparecen no tienen voz, aunque todas ellas se muestren como esposas o novias defectuosas.

Esta es una obra de la familia de las populares La cena de los tontos (1998), El placard (2001), Un dios salvaje (2011) o El nombre (2012). Es decir, es un cine vinculado al teatro (siempre hay una adaptación previa o posterior de un escenario a otro) que mantiene una estructura con forma de debate: frente a un episodio moralmente cuestionable, el personaje principal defiende una postura, su antagonista va por la contraria y un tercero (a veces extendido a un grupo) desliza argumentos intermedios. En este caso la llama la enciende Simón (Thierry Lhermitte), un exitoso peluquero sesentón que cree haber asesinado a su insoportable esposa. Lanza la noticia en la cara de sus viejos amigos Paul (Daniel Auteuil) y Max (Richard Berry), dos médicos que guardan sus propias diferencias.

Como suele suceder en este tipo de película, la acción transcurre durante una noche y dentro de un coqueto apartamento, esta vez con vista a la Torre Eiffel. Se pone en discusión hasta dónde llega la amistad cuando se trata de un femicidio. ¿Se puede ser capaz de delatar luego de 30 años de camaradería? Berry, que además de actuar guionó y dirigió, cumplió con los códigos de este subgénero de exportación, que necesita actores reconocidos, sólidos y versátiles capaces de generar un monólogo prácticamente en tiempo real y con los cambios de registro necesarios, ¡y sin perder de vista la comedia! El elenco es el mayor encanto del film.

Es una lástima que la receta implique incluir una resolución amable y cobarde, dispuesta a esquivar la definición de una postura concreta. A pesar de las risas que causa, uno puede quedarse con la sensación de haber sido embaucado por esa costumbre francesa de la disertación, que en definitiva recuerda al refrán de “mucho ruido y pocas nueces”.

Nuestras mujeres [***]

Francia, 2015. Título original: Nos femmes.
Dirección: Richard Berry. Guión: R. Berry y Eric Assous. Elenco: Daniel Auteuil, Richard Berry, Thierry Lhermitte, Pauline Lefèvre. Fotografía: Thomas Hardmeier. Montaje: Mickael Dumontier. Música: Christophe Julien. Duración: 96 minutos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Oficio: la trama se amplifica gracias al talento del oficio. Foto: Difusión

CRÍTICA - CINEMARIÁNGEL SOLOMITA

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