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La más rebelde de toda una galaxia

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Carrie Fisher. Foto: Flickr

Falleció la princesa más conocida del universo entero.

Carrie Fisher construyó su carrera en el cine a base de dos grandes princesas: Leia Organa a la que interpretó en cuatro episodios de Star Wars, y Carrie Fisher, hija de la aristocracia de Hollywood, una carga que soportó como pudo durante años y exorcisó en una novela exitosa que fue una película exitosa, y en varios libros.

Fisher falleció ayer a los 60 años, después de sufrir un infarto el viernes en un vuelo entre Londres y Los Angeles. Fue recordada con emoción por colegas y fanáticos.

"Sin palabras", escribió en Twitter Mark Hamill quien interpretó a Luke Skywalker, el hermano de la princesa Leia en la saga de La guerra de las galaxias. Lo acompañó con una foto de ellos en personaje y el hashtag "devastated" ("devastado"); en la tarde de ayer el tuit ya tenía más de 25.000 "me gusta".

Su madre, la legendaria actriz Debbie Reynolds escribió en Facebook: "Gracias a todos los que abrazaron los dones y los talentos de mi querida y maravillosa hija. Agradezco sus pensamientos y sus plegarias que la están guiando hacia su próxima parada". Y lo firmó "con amor, la mamá de Carrie".

Fisher fue una estrella peculiar. Muchos de sus obituarios destacan la franqueza con que encaró su vida y el precio que pagó por crecer en el mundo del espectáculo y en el hogar de dos estrellas; su padre era el cantante Eddie Fisher.

"Soy el producto de la endogamia de Hollywood", decía en su unipersonal Wishful Drinking tal como lo recordaba ayer The Guardian. "Cuando se cruza a dos celebridades el resultado es algo como yo".

Eso lo dejó claro en sus memorias ficcionalizadas, Recuerdos de Hollywood que tuvo una traslación cinematográfica dirigida por Mike Nichols en la que una mujer muy parecida a Fisher era interpretada por Meryl Streep y otra muy parecida a Reynolds por Shirley McLaine. En otros libros, Fisher lidió con humor sobre su vida en Hollywood o, como ella misma dijo, "cómo es vivir una vida demasiado excitante".

Desde esos libros (incluyendo sus memorias oficiales The Princess Diarist, editadas este año) se puede reconstruir su vida.

Fisher había nacido el 21 de octubre de 1956, dos años después que su madre estrenara Cantando bajo la lluvia, y con su padre en el mejor momento de su carrera con varios éxitos y su propio programa de televisión. Cuando su hija tenía dos años, Eddie Fisher dejó el hogar familiar para irse con Elizabeth Taylor.

Debutó en el cine junto a su madre, y después de papeles intrascendentes consiguió sumarse a aquella alocada idea de George Lucas que dio en llamarse La guerra de las galaxias. Su princesa Leia es vista hoy como uno de los grandes personajes femeninos del cine y que empoderó a toda una generación de muchachas. Leia lideraba una revolución galáctica primero como princesa y después como general en una progresión que empezó en La guerra de las galaxias (1977) y terminó con Star Wars: El despertar de la fuerza de 2015; se había anunciado que estaría en el episodio ocho de la saga que se estrena en el próximo año.

Después de eso, no le fue fácil hacer avanzar su carrera: su filmografía está llena de personajes secundarios en pocas películas ilustres. Hizo de sí misma en Mapa de las estrellas y en un capítulo de Sex and the City. Halló, eso sí, papeles en un montón de series y películas de televisión.

Pudo desarrollar más su carrera como escritora, guionista y personalidad pública. Era una mujer muy graciosa, principalmente porque nunca se tomó demasiado en serio. Más allá de lo que mostraba en sus entrevistas (siempre chistosa y acompañada por su perro Gary), colaboró con varios guiones de películas y libretó ceremonias de Oscar.

Tenía problemas. Batalló con una bipolaridad que la llevó hasta el electroshock y tuvo otros conflictos personales con los que lidió refugiada en las drogas (ha hablado mucho de su experiencia con el LSD, por ejemplo) que seguramente incidieron en su trayectoria. Había logrado recuperarse y hablar de ello. "¿Cuáles eran las opciones?", le dijo a la revista Rolling Stone. "La opción era morir, así que tenés que encontrar la salida. Yo siempre fui capaz de confiar en que había una salida. No sé por qué pensaba así".

En sus memorias más recientes, confesó que tuvo un romance de tres meses durante la filmación de la primera Star Wars con Harrison Ford; él no quedó muy contento con la revelación. Más oficialmente estuvo casada con el cantante Paul Simon y con el agente Bryan Lourd con quien tuvo a su única hija, Billie Catherine; el matrimonio se terminó cuando Lourd la abandonó por un hombre, circunstancia que le dio material para algunos de sus muchos, graciosos y confesionales textos. Fue una de las mujeres más francas del negocio del espectáculo.

Fue una princesa. Y como aprendimos en La guerra de las galaxias, ser de la realeza y ser rebelde nunca fue una combinación sencilla. Ella lo tenía más que claro.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Carrie Fisher. Foto: Flickr

CARRIE FISHERFERNÁN CISNERO

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