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¿Cómo es "Rambo: última sangre", la nueva de Stallone que se estrena hoy en Uruguay?

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Sylvester Stallone

Regreso

Es la quinta parte de la saga creada en 1982; ahora Rambo pelea contra mexicanos en una fórmula muy parecida e igual de violenta que las anteriores

A l igual que el personaje que ha desarrollado Clint Eastwood a lo largo de su carrera, al John Rambo de Sylvester Stallone la violencia no le da tregua: hoy se estrena, Rambo: última sangre, la quinta aventura en 37 años del conflictuado y resiliente veterano de Vietnam.

Las similitudes con cualquier cosa que haya hecho Eastwood se terminan ahí. La saga creada, interpretada, producida y a veces hasta dirigida y escrita por Stallone ha dado película, si a veces más taquilleras, siempre efectistas y simplonas. Alguien, además, podría achacarle cierto patriotismo ramplón y xenófobo, principalmente, en sus entregas de la década de 1980, en las que Rambo representaba una chauvinista forma de lidiar con crisis norteamericanas pasadas.

Eso no estaba en la primera entrega, Rambo, que, a partir de una novela de David Morrell, contaba, básicamente, la difícil integración de un soldado que llegaba de una guerra perdida. Dirigida por Ted Kotcheff, la película presentaba al personaje y lo enfrentaba con intolerancias domésticas personificadas en el sheriff que interpretaba Brian Dennehy. Rambo debía retornar a su estado más salvaje y defenderse como un animal acorralado. Es la mejor de la saga.

Las cosas no mejoraron en las secuelas. Rambo 2: La misión lo obligaba a volver al frente a rescatar a unos soldados americanos que se creían desaparecidos en acción y estaban cautivos de unos vietnamitas malísimos que, todo indicaba, encontraban placer torturándolos. Rambo se portaba como se esperaba de él aunque confirmó que, en ningún bando hay gente confiable, lo que dejaba aún más conflictuado.

En Rambo III, que es de 1988 y quizás la más exagerada de todas se aliaba con unos talibanes afganos para combatir al agresor ruso, que era malísimo. Con el tiempo se supo que esos aliados locales tampoco eran tan buenos pero las enemistades se mueven con la geopolítica. Pero Rambo siempre estuvo del lado que había que estar en el momento que había que estar.

En Rambo: regreso al infierno de 2008 y dirigida por el propio Stallone regresa el soldado convertido en un cazador de víboras que acompañaba, sin saberlo, a un grupo de mercenarios que quieren rescatar a unos misioneros cristianos prisioneros de la dictadura birmana. Se enfrenta a unos soldados y a un régimen malísimos.

La saga ha recaudado (con el total ajustado con la inflación) 795 millones de dólares, una cifra importante. La más popular es la primera (que hizo 300 millones) y la que se estrema ahora recaudó 63 millones. Son películas baratas (Stallone, un par de secundarios de cabotaje, pocos escenarios y la misma idea) por lo que, todo indica, aún es un buen negocio.

En Rambo: última sangre dirigida por Adrian Grunberg (que dirigió algo similar en Plan de fuga con Mel Gibson) y co-escrita por Stallone, el héroe ha conseguido un reposo. Vive en un retiro activo cuidando sus caballos en su campo de Arizona y acompañado por María (Adriana Barraza), su ama de llaves y su nieta Gabrielle (Yvette Monreal), una huérfana adolescente al que Rambo quiere como una hija y ella llama “Tío John”.

La tranquilidad dura poco. La chiquilina se entera que su padre ausente vive en México y allá va a buscarlo. Termina secuestrada por una red de trata de blancas que, casualmente, son malísimos. Y allí va Rambo, como John Wayne en Más corazón que odio (de hecho, desde la primera escena se instala en la tradición del héroe cowboy) a buscarla y, al rato, a vengarla con toda la violencia posible, incluyendo una secuencia que parece de Mi pobre angelito en el que mata, literalmente, a 50 personas. Todo ese periplo es mostrado explícitamente en un catálogo, tirando a innecesario, de formas de matar narcotraficantes mexicanos y de torturalos. Es verdaderamente sangrienta y no hay cuestionamientos morales.

Rambo (que ahora tiene esa cara esculpida de apuro que tiene Stallone a los 73 años) es un héroe cansado y atormentado por los fantasmas de siempre: a 40 años del fin de la guerra aún se siente culpable por lo que pudo haber hecho y no hizo por sus camaradas de armas. Lo que cambia, en todo caso, es el escenario con un México limitado a una mala barriada poblada de personajes horribles. Con estética de los 80 y excesos que podrían ser graciosos si no fueran tan violentos, este es el Rambo de estos tiempos. Que en definitiva es igual al Rambo de siempre.

Dato

Un actor que siempre parece

Rambo es una de las tres franquicias que tiene Sylvester Stallone en la vuelta. El más interesante es el de Rocky Balboa, al que supo actualizar a partir de Creed, en donde daba un paso al costado y humanizaba su personaje. La otra saga es la de Los indestructibles, esa que reúne a un montón de héroes de la década de 1980 como Arnold Schwarzenegger, Dolph Lundgren, Mel Gibson, Bruce Willis y Harrison Ford entre otros. Ya hay rumores de que va a haber una cuarta parte en la que Stallone repitiría su personaje de Barney Ross aunque se sabe poco del proyecto. Además, Stallone tiene tres películas anunciadas: Tough as They Come (que él mismo dirige); Samaritan y Scarpa donde interpreta a un capo mafioso.

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