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Un presidente de pantalla chica

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Una adaptación de una premiada obra teatral de Broadway. Foto: Difusión
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Hoy HBO estrena Hasta el fin en la que Bryan Cranston interpreta a Lyndon B. Johnson.

No hay manera de "spoilear" Hasta el fin, la película que hoy (a las 22:00) estrena HBO, en su señal incluida en el paquete básico del cable. Termina en noviembre de 1964 cuando Lyndon B. Johnson ganó por goleada las elecciones a la Presidencia de Estados Unidos.

Un bungalow a una hora de Hollywood hace del rancho tejano de Johnson. Unos 120 extras acaban de llegar al set desde el campamento en que está instalado el equipo, y el director Jay Roach da las indicaciones para una complicada toma con steadycam de 360 grados alrededor de Bryan Cranston y Melissa Leo, quienes interpretan al presidente y a su esposa, Lady Bird Johnson.

Hasta el fin abarca el turbulento año desde el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en noviembre de 1963, hasta la victoria de Johnson sobre Barry Goldwater. Tiene los mismos protagonistas y escritor que la obra de Broadway: Cranston, quien ganó un premio Tony por el papel, y Robert Schenkkan, quien encaró el desafío de adaptar su obra al cine. Roach viene de trabajar con Cranston en Regreso con gloria en la que el exprotaogonista de Breaking Bad interpretaba al guionista Dalton Trumbo, lo que le consiguió una nominación al Oscar.

La película de Schenkkan es más grande y a la vez más pequeña que la producción de Broadway. La obra condensa un año repleto de sucesos —el asesinato; el discurso de Johnson a una sesión conjunta del Congreso; meses de debates con los legisladores sureños por la Ley por los Derechos Civiles de 1964; la investigación del director del FBI, J. Edgar Hoover, al reverendo Martin Luther King, y la elección de 1964— en dos horas y media.

Al escribir la película, Schenkkan pudo trasladar los eventos a locaciones que no podía presentar en escena, pero al mismo tiempo mantiene el foco en las profundas inseguridades de Johnson, su desmesurada personalidad y una filosofía política para la que una victoria fea igual es una victoria.

"La gran ventaja de la película es la habilidad para acercarse y mostrar la vida interna de un personaje", dice Schenkkan. "Podés hacer eso en un escenario, pero la película ofrece muchas más herramientas".

Uno de los cambios más obvios es la eliminación de los parlamentos que dirigía Johnson a la audiencia. Cranston entregó memorablemente esos monólogos con un efecto poderoso a los 1.450 asistentes de cada función en el Teatro Neil Simon de Broadway, pero Schenkkan cambió todos menos uno a una voz en off en el guión.

El libretista realizó un importante trabajo de investigación antes de escribir la obra, y Roach se preparó por su lado, como cuando hizo Recount sobre el conteo de votos tras la elección de 2000, y Game Change sobre Sarah Palin, ambas para HBO Films.

"Hubo algunas pocas cosas que se incluyeron de investigaciones que no estaban disponibles cuando Robert escribió la obra", dijo Roach. "También nos dio material la historia del asistente de Lyndon Johnson, Walter Jenkins, y de personas con las que hablamos de su biblioteca presidencial. Hablamos con la mayor cantidad de gente. Hablamos con el congresista John Lewis sobre Martin Luther King. Hablamos con gente que estuvo en la Casa Blanca".

Una nueva mirada.

Todos los entrevistados para este artículo fueron muy conscientes de las críticas que recibió la película Selma cuando retrató a Johnson como un antagonista del movimiento por los derechos civiles, y enfatizaron el esfuerzo que hicieron para que Hasta el fin fuera históricamente exacta.

"Lo importante a destacar es que intentamos que esto sea correcto", dijo el presidente de HBO Films Len Amato. "Por suerte, hay gente que estuvo ahí, que sigue viva, y hablamos con esa gente. Investigamos y revisamos nuestras investigaciones", señaló.

Los comentarios de Schenkkan fueron más precisos: "Ava DuVernay es una directora talentosa, y hay mucho para disfrutar en Selma. Hizo un trabajo maravilloso en el retrato de la relación entre King y Coretta, tuvo mucha delicadeza para captar los matices de eso. Pero sentí que la película era injusta en el retrato de Lyndon B. Johnson. Proponer que a él no le importaban los derechos civiles es falso. Y no creo que haya historiador que no suscriba a eso".

DuVernay está actualmente trabajando en una nueva película y dijo, por correo electrónico, que se mantiene en su postura respecto a lo que hizo en Selma. Es el pasado, ha dicho y "todos vemos la historia a través de nuestros propios lentes".

La reputación de Johnson ha crecido en los últimos tiempos, debido al 50 aniversario de la Ley sobre Derechos Civiles (1964), la Ley sobre Derechos de Votación (1965), los programas de asistencia médica Medicare y Medicaid, y recientes libros de Julian E. Zelizer (The Fierce Urgency of Now) y Randall B. Woods (Prisoners of Hope). Todo eso puso el foco en los logros legislativos de la gestión de Johnson.

Lo ocurrido en la Guerra de Vietnam y la renuncia de Johnson a las elecciones de 1968, tendrán sus propios quincuagésimos aniversarios en años próximos, y la obra de Schenkkan The Great Society, que abarca esa época y fue estrenada el año pasado en el Festival de Shakespeare en Oregon, está siendo adaptada para Broadway, para estrenarse en 2017 o 2018.

Cranston reflexionó sobre la figura que interpretó en el escenario y en la pantalla. "La historia tiene una tendencia a revelar una imagen más nítida cuando pasa cierto tiempo", dijo, y agregó que el dolor por Vietnam fue tan grande que durante años fue lo que se asoció en primer lugar con la presidencia de Johnson.

"Ahora que ese dolor aminoró —aunque no se ha olvidado— la gente puede ver hacia atrás y evaluar todos sus logros", dice Cranston, tan lejos de Walter White. Esa nueva mirada se puede ver hoy por HBO.

La vida de sus presidentes, una tradición del cine estadounidense.

Ya en 1908 se estrenó en Estados Unidos The Reprieve: An Episode in the Life of Abraham Lincoln, una de las primeras veces que el cine se dedicó a un episodio de la vida de un presidente estadounidense. Lincoln, por su vida y por su muerte, se ha convertido en uno de los presidentes más retratados por el cine.

Ha sido uno de los presidentes más representados en las películas en una lista que incluye a Walter Houston (Abraham Lincoln, 1930); John Carradine (Ingratitud); Henry Fonda (El joven Lincoln, 1939); Gregory Peck (Los azules y los grises, 1982) y le dio un Oscar a Daniel Day Lewis (Lincoln, 2012, foto).

Según un artículo de Iwan Morgan, junto con Lincoln, los presidentes de Estados Unidos más llevados al cine son Thomas Jefferson; Andrew Jackson; Theodore Roosevelt (lo hizo Robin Williams en Una noche en el museo); Woodrow Wilson; Franklin D. Roosevelt; John F. Kennedy y Richard Nixon (a quien interpretó, entre otros, Anthony Hopkins). Todos fueron retratados en más de 100 películas y no ha habido año en que el cine estadounidense no filmase sobre un expresidente. Es un desafío actoral y de libreto ya que no siempre se han hecho bien las cosas. En tiempos recientes, la mirada sobre los inquilinos de la Casa Blanca tiende a ser más crítica.

No es la primera vez que un actor se pone en la piel de Lyndon B. Johnson. Antes que Cranston lo hiciera para Hasta el fin, lo intepretaron Tom Wilkinson (Selma) y Liev Schrieber (El mayordomo), y ahora el director Rob Reiner prepara una biopic con Woody Harrelson en el papel principal.

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Una adaptación de una premiada obra teatral de Broadway. Foto: Difusión

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