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"Con cada película te jugás la vida"

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Pedro Luque fue el director de fotografía y Rodolfo Sayagués el guionista. Foto: Gentileza Fede Álvarez

Pasaron seis años desde que Fede Álvarez (así lo conocen en la industria) llamó la atención de Hollywood gracias a su cortometraje Ataque de Pánico.

En 2013 debutó con Posesión Infernal, secuela de las dirigidas por Sam Raimi, que fue muy bien recibida tanto por fanáticos como por críticos; y casi en simultáneo se instaló en Los Angeles, desde donde atiende esta llamada de El País. La entrevista encuentra al director contento, a pocos días de haber presentado su segundo largometraje en el festival South by South West. El thriller Don’t Breathe se estrenará en agosto a nivel mundial y ya recibió muy buenas críticas: un periodista, incluso, comparó al uruguayo con Alfred Hitchcock.

—¿Cómo recibiste las críticas de Dont Breathe? Fueron muy positivas.

—Cuando llega el momento de estrenar una película de este tipo, ya hace unos dos años más o menos que estás trabajando, desde que empezás con una página en blanco hasta que sale. Evidentemente lo llevás con mucha expectativa y muchos nervios. A la mañana siguiente uno se despierta a leer las críticas y la reacción de la gente, que se hace saber automáticamente en Twitter. Así que sin dudas las leí y estoy muy contento de que por ahora la recepción haya sido muy buena.

—Te alejaste del gore de tu primer film, Posesión Infernal ¿fue una decisión meditada?

—Sí, fue bastante meditada, fue después de hacer. Siempre que pensás en qué es lo que vas a hacer a continuación intentás no repetirte o no hacer la misma historia. Parte de lo que le daba identidad a mi primera película era el elemento sangriento y de violencia, que eran distintivos de los films originales. En este caso queríamos distanciarnos un poco de eso, por eso nos impusimos algunas reglas, como que no hubiera sangre, que no fuera tanto de shock, sino más de suspenso y que no haya nada sobrenatural.

—¿Cómo surgió la historia de tu nueva película?

—Fue hace más o menos dos años. Con Rodolfo Sayagués habíamos ido a San Diego, a la Comic Con, a promocionar el dvd de la película. Nos estábamos viniendo desde allá manejando, que son como tres horas de viaje. Entonces nos pusimos a pensar en qué era lo siguiente que podíamos hacer y se nos ocurrió esta idea, con las reglas que te comentaba que nos impusimos. Así surgió esta idea. La historia de tres ladrones que entran a robar en una casa. Yo creo que es algo que cualquier uruguayo entiende, como uno expuesto constantemente a las noticias de rapiñas y cosas así, vivimos con eso en la cabeza. Nunca pude evitar fantasear sobre la idea de cómo sería contar una historia desde el punto de vista de esos personajes, que hacen cosas extremas para intentar conseguir una mejor vida. Cuando uno hace una película toda la inspiración la toma de sus experiencias y por más que hace unos años vivimos en Los Angeles, vivimos toda la vida en Uruguay.

—¿Qué ofertas tuviste después de dirigir Posesión Infernal?

—Cuando sacás una película que le va bien en todo el mundo, como Posesión Infernal, tenés muchas propuestas y hay muchos caminos que se pueden tomar. Empezar con esa película fue un comienzo muy poco ortodoxo, no todos los cineastas empiezan con una película de 20 millones de dólares. Entonces yo sentía que necesitaba la experiencia de hacer una película que es "tuya", que la escribiste de cero, con un presupuesto más sencillo. Tiene un riesgo mayor cuando hacés algo cien por ciento original, que no es una remake o una secuela, donde Hollywood tiene un poco más de seguridad. Era lo que teníamos que hacer, ir a un lugar un poco más personal, con una decisión consciente de que no quería perderme en las grandes películas de los grandes presupuestos que al público no le importa mucho quién las dirige.

—¿Tuviste alguna propuesta insólita?

—Ya trabajar en Hollywood para mí es insólito, así que cualquier oferta es un poco surrealista. Rodo y yo un poco nos pellizcamos cada día, ahora que hicimos una segunda película no lo podemos creer. A nivel de proyectos nos ofrecieron de Marvel y grandes franquicias, no puedo decir mucho porque son confidenciales. Es muy difícil salirte con la tuya en una de esas grandes películas de más de 100 millones de dólares de presupuesto, porque es tanto dinero que el estudio tiene demasiado control. De ahí salen todas historias de directores que tienen pocas películas en su haber y se meten a hacer eso de entrada. Terminás haciendo una película que no es buena porque no es "ni chicha ni limonada", no es la película que vos querés hacer, no es la película que el estudio quiere hacer. Acá hay un dicho que es brutal y es que un director es tan bueno como su última película. Entonces con cada película te jugás la vida.

—¿Cómo fue adaptarse a las reglas de Hollywood?

—Es totalmente distinto y llegamos acá sin saber absolutamente nada, pero ya pasaron seis años del corto Ataque de pánico. Fuimos aprendiendo sobre la marcha pero tuvimos la chance de trabajar con muy buena gente, de lo mejor en la industria, como Sam Raimi. No es que ahora entendamos del todo cómo funciona (se ríe) pero sin dudas entendemos mucho mejor.

—¿Qué aprendiste de Sam Raimi que te haya servido para esta segunda película?

—Hay una enseñanza en particular que tomé de él, que me la dio muy al principio e intento acordarme todos los días, es que uno tiene que hacer las películas que quiere ir a ver al cine. Es la manera más sencilla de elegir los proyectos. Algo que se dice acá es que una de las partes más difíciles de hacer una película, es elegir la película.

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Pedro Luque fue el director de fotografía y Rodolfo Sayagués el guionista. Foto: Gentileza Fede Álvarez

FEDE ÁLVAREZ

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