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La película rusa en los Oscar que irrita al Kremlin

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Leviatán, una película tan premiada en el mundo como criticada en su propio país.

El largometraje Leviatán, nominado al Oscar a mejor film extranjero, provoca en Rusia enconadas polémicas que —más allá de la obra artística concreta— reflejan el marco político e ideológico en el que se inserta hoy la actividad creativa, entre la libertad de expresión y el conservadurismo autoritario.

La película del director Andréi Zviagíntsev, un siberiano de 50 años, ganó el premio al Mejor guión en el Festival de Cannes y un Globo de Oro, además de ser galardonada como la Mejor película extranjera en Londres. Pero, para el ministro de Cultura de Rusia, Vladímir Medinski, Leviatán refleja un ambiente de "desesperación" y "falta de sentido" y explota los tópicos occidentales antirrusos con la finalidad de obtener premios en Occidente. En Leviatán no hay "ni un solo héroe positivo" y sus personajes no son "verdaderos rusos", dijo el alto funcionario al periódico Izvestia. Y agregó que "las películas que insultan a las autoridades en el poder no deben ser financiadas con el dinero de los contribuyentes".

Un 30% del presupuesto de Leviatán ha sido financiado por el Estado, según puntualizó el propio Zviagíntsev, que ha negado haber recibido dinero estadounidense, como insinúan sus detractores. Leviatán, manifestó el director al diario RBK, es un intento de relatar "mis observaciones, inquietudes y experiencias" y "ningún ministro aquí puede inmiscuirse en mi relación con el mundo y con la gente que me rodea". El estreno de Leviatán en Rusia fue postergado hasta febrero, expurgada de las palabrotas prohibidas en los espectáculos en virtud de la legislación que entró en vigor el año pasado.

Mientras, una versión completa pirata de Leviatán que circula por Internet goza de gran popularidad actualmente entre los rusos. La cinta está ambientada en un impresionante paisaje del norte, en la localidad de Teriberka, en la costa del mar de Barents, y narra la historia de Nikolái y otros personajes, impotentes ante los destructivos planes inmobiliarios de un alcalde corrupto que cuenta con el apoyo y la comprensión de los jerarcas de la Iglesia ortodoxa local. El drama es percibido por parte de los rusos no sólo como crítica social, sino como una profunda evocación de situaciones personales de indefensión frente al poder de quienes representan al Estado. Zviagíntsev alega que se trata de una historia universal que podría ocurrir en otras partes del mundo (de hecho se inspiró en una noticia surgida en Colorado, Estados Unidos), pero en Rusia, donde las cadenas de televisión estatales han reforzado el antagonismo entre lo "ruso" y "lo occidental", muchos ven la cinta de forma literal, entre ellos, la alcaldesa del pueblo donde fue rodada, dolida por la forma descarnada en que el director lo refleja.

Para el jefe del Partido Comunista Ruso, Guennadi Ziugánov, Leviatán es una cinta "antinacional" y para el politólogo Serguéi Márkov, del partido gubernamental Rusia Unida, Zviagíntsev debería pedir perdón por interpretar de forma excesivamente negativa la realidad rusa. Zviagíntsev, ha dicho Márkov, "descuartiza a los rusos y de esta forma se convierte en la base ideológica del genocidio del pueblo ruso". "En lugar de Zviagíntsev retiraría esta cinta de la cartelera, iría a la Plaza Roja, me pondría de rodillas y pediría perdón", ha señalado.

Premiado en el extranjero y denostado por su falta de patriotismo en Rusia desde sus inicios, Andrei Zviagíntsev ha recibido, una vez más, múltiples alabanzas y numerosas críticas por su último film. "Es evidente que la película está hecha para un público occidental, o más bien para las élites occidentales, porque repite deliberadamente todos los mitos populares sobre Rusia", aseguró el portavoz de la Iglesia ortodoxa, Vsevolod Chaplin, admitiendo que no había visto el filme.

Eso le hizo acordar a algunos aquel chiste del período soviético sobre la campaña de difamación del libro de Boris Pasternak, Doctor Zhivago: "No lo he leído, pero lo condeno".

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Leviatán, una película tan premiada en el mundo como criticada en su propio país.

Acusan a Leviatán de ser propaganda anti-PutinEL PAÍS, ESPAÑA, AFP

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