Presencia siniestra [***]. Estados Unidos, 2016. Título original: Shut In. Director: Farren Blackburn Guión: Christina Hodson. Música: Nathaniel Méchaly. Maquillaje: Colleen Quinton. Edición: Baxter. Fotografía: Yves Bélanger. Con: Naomi Watts, Charlie Heaton, Jacob Tremblay y Oliver Platt. Duración: 90 minutos. Estreno: Jueves 8 de diciembre.

Seis meses después de perder a su esposo en un accidente que además dejó a su hijo en estado vegetativo, la vida de Mary Portman (Naomi Watts) se reduce a cuidar del adolescente y atender las consultas (es psiquiatra) en su casa para no dejarlo solo.

Es que la culpa ha carcomido en estos meses a Mary porque antes de perder a su familia ella quería que su problemático hijo se fuera de la casa. Algunas veces los sueños se hacen realidad y no de la manera en que habíamos pensado.

Entre sus pacientes se encuentra Tom (Jacob Tremblay), un niño mudo y con rasgos autistas que cambiará de ciudad, aunque esta psiquiatra no esté de acuerdo.

El drama familiar se vuelve un thriller cuando el niño aparece en su casa en plena tormenta de nieve. Así, el título original (encerrados sería la traducción) refiere a esa situación en la que se encuentran los personajes.

Cuando el niño se esfuma de la misma forma en la que apareció, Mary ya no se preocupa por su hijo, sí por Tom que desapareció y ahora la ciudad lo busca.

Mientras, empiezan los hechos extraños. Mary tiene pesadillas nocturnas y no logra conciliar el sueño. Lo que empeora cuando comienza a escuchar ruidos que provienen de las paredes de su casa. Así llega a extremos y que su cordura comience a ser cuestionada por su colega el Dr. Wilson (Oliver Platt).

Un thriller interesante cuyos mayores logros residen en la interpretación de Naomi Watts como esa mujer quebrada, y en el guión de Christina Hodson que lleva al espectador a cuestionar qué está sucediendo en cada momento.

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NICOLÁS LAUBER

CRÍTICA - CINENICOLÁS LAUBER