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Nacho Álvarez: “Raffaella dijo que sí a ‘Explota explota’ porque vio que era fanático”

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Nacho Álvarez. Foto: Ricardo Figueredo
Federico Alvarez y Nacho Alvarez, cineastas, foto Ricardo Figueredo, corresponsal Maldonado, Archivo El Pais, 20210310
Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

ENTREVISTA

Se estrenó el musical basado en las canciones de la italiana, y el director uruguayo le contó a El País cómo fueron sus encuentros con Carrá

¿Nacho Álvarez está alguna vez en su casa? La última vez que hablamos, el director uruguayo estaba en un remoto paraje de Maldonado, de vacaciones en familia junto con su hermano, el también director de cine Fede Álvarez.

Ahora, meses después, atiende a El País desde una playa de Málaga escapándole al calor de Madrid, la ciudad en la que está radicado de 2017. Pero igual está ocupado: la charla vía Zoom es para hablar de Explota Explota, la película que ayer se estrenó (¡en cines!) en Uruguay y que viene precedida de tres nominaciones a los premios Goya.

La charla derivó inevitablemente en Raffaella Carrà porque la película es una historia de amor salpicada por sus canciones y porque Álvarez la conoció personalmente en su apartamento romano y durante el rodaje. Su fallecimiento lo impactó profundamente.

Así que sobre Explota explota y sobre la gran Raffaella, Álvarez, desde Málaga, habló con El País.

-¿Cómo te enteraste de la muerte de Raffaela?

-Curiosamente ese lunes yo estaba en casa pero con el teléfono lejos. Estaba hablando con una amiga y le digo: esperá que hace rato no para de sonarme el celular. Tenía un montón de mensajes de “murió Raffaella” y no acredité. Fue un shock. Quedé horrible, me pasé toda la semana llorando, quería ir al velorio pero era complicado y además no quería invadir y no sabía cómo me iban a recibir. Me llamaron de todos lados, de diarios españoles, italianos y por un momento me hicieron sentir que pertenecía al mundo Carrà. Fue muy duro. Su muerte me llenó de rabia.

-¿Cuándo fue la última vez que hablaste con ella?

-En octubre de 2020, en un programa de radio y la conversación estuvo superlinda y quedamos en volver a vernos. Y cuando se estrenó la película me mandó un mensaje también superlindo.

-Estuviste en su apartamento en Roma para contarle de la película. ¿Cómo fue ese encuentro?

-Las cinco veces que la tuve enfrente, siempre se mostró como una persona muy transparente y directa. Te decía todo lo que pensaba pero era divina y se reía de todo a carcajadas: era muy humilde. Al año y medio de presentarle el proyecto a los productores, nos fuimos para su casa en Roma a almorzar. Ahí conocí esa Raffaella que todo el mundo amaba. Y me di cuenta que era un ser humano común y corriente.

-¿Cómo se tomó la idea de la película?

-Estaba sorprendida. “Tú sos muy joven”, me decía. “Podrías ser mi hijo, ¿por qué te gustan mis canciones?”. Y yo le decía que siempre fui fanático y que tengo todos sus discos en vinilo, hasta un libro de recetas de cocina que publicó en 1990 (y que me firmó, claro). Me lo compré cuando llegué a España y era tipo “Recetas para adelgazar con alegría”, y yo que cocino fatal hice como 25 recetas de ahí. Estaba intrigada por la película, no entendía por qué alguien quería hacer una película con canciones de hace 40 años. Tenía mucha humildad. El primer encuentro fue en su sala de reuniones. Tiene como dos apartamentos y uno es su oficina con un escritorio enorme de roble y todos los discos de platino y regalos de fans. Nos sentamos y ella me miraba a mí y su mirada era muy intimidante; Natalia Oreiro dijo que tenía fuego en los ojos y tenía razón. Yo estaba a medio metro y la miraba a los ojos mientras le contaba la película y le pasaba sus canciones (“va bene, va bene, next”, me decía ) y nunca quiso ver el guion. Ella me miraba con una mezcla de pureza e intriga y se acomodaba el pelo detrás de la oreja. Y de cada canción me contaba una anécdota.

-¡Y después a almorzar!

-Fuimos a la casa que era muy 80s con moquettes, puertas corredizas, mucho dorado. Yo me imaginaba una casa en plan Susana Giménez pero nada que ver, era un edificio cualquiera en un barrio lindo de Roma. Nos sentamos en una mesa circular con un tele de tubo chiquitita a un costado. Fue surreal, ella no almorzó porque dijo que comía poco y nos pusimos a charlar de pavadas. Le hablé de Natalia Oreiro y le dije que era una uruguaya muy famosa y que había bailado con ella. Y no se acordaba. Me contó, sí, de cuando vino a Uruguay allá en 1980.

-¿Por qué les dijo que sí a la película?

-Una vez fue al rodaje y me dijo: “estoy muy contenta de que estés haciendo una especie de Mamma mía! con mis canciones”. En Italia se preguntaban por qué no habían hecho esa película ellos. Raffaella, que era conocida por decirle “no” a todo, creo que nos dijo que sí porque vio a un director tan joven y que era tan fanático de ella (“sabés más de mí, que yo misma”, me decía).

-¿Y ese fanatismo viene de chico?

-No. Fue a partir de los 24 o 25 años que empecé a ver los videos de YouTube con sus actuaciones y me enamoré perdidamente. Fue de los primeros discos que escuchaba cuando me fui a vivir con mi primera pareja. Me acuerdo de verla en Canal 10 cumpliéndole el sueño a una fan, por ejemplo, y verla grande cuando para mi siempre era aquella de los 70. Siempre estuvo en la vuelta. La primera vez que fui a Italia soñaba con cruzarme con ella. Por eso me pareció muy surreal terminar almorzando en su casa.

"Explota Explota" del uruguayo Nacho Álvarez. Foto: Difusión
"Explota Explota" del uruguayo Nacho Álvarez. Foto: Difusión

-¿En qué películas te inspiraste para Explota explota?

-La película que más vi de niño fue Cantando bajo la lluvia y me acuerdo que imitaba a Donald O’Connor en “Make Em Laugh”. Y el siguiente musical que recuerdo ver en familia fue Chicago a los 14 años. Me encantó porque fue el primer musical moderno y hasta ganó el Oscar. Y de grande vi Mamma Mía! en el cable y me obsesioné porque vi que se podía hacer un musical con canciones conocidas. Esa fue mi principal referencia. Y también la remake de Hairspray porque lo que yo quería era hacer una película colorida. Las historias españolas ambientadas en los 70 muestran un mundo más oscuro, pero a mi no me interesaba recrear esa realidad. Quería mucho color y quedó lindo.

-Estos últimos tiempos han sido tremendos: conseguiste hacer tu primera película en España, un musical, conociste a Raffaela Carrà, tuviste tres nominaciones al Goya. ¿No es un montón?

-Cuando cayeron las nominaciones yo quedé en shock. Estaba con Fede en Uruguay y él me decía “Vo, estás nominado al Goya. Es una locura”, pero en mi mente no lo creía. Pero sí, hasta yo -que como hermano menor siempre siento que no me sale nada mejor que a los hermanos mayores- esa vez coincidía que sí, que era una verdadera locura.

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