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Los misterios de una comedia

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Anderson se niega a decir si Pynchon aparece en la película.

Un director elogiado y el escritor ermitaño que quizás aparezca en la película

En medio de un almuerzo, Paul Thomas Anderson se quedó en silencio. A Anderson, de 44 años, se le había hecho una simple pregunta: ¿Tiene Thomas Pynchon, el autor ermitaño de Mason & Dixon y La subasta del lote 49 un cameo en su nueva película, Vicio propio, la primera adaptación de una novela del escritor?

Un cameo (una aparición sin acreditar en una película) parece ser el tipo de broma maliciosa que divertiría a Pynchon, quien ha desaparecido de la vida pública desde su espectacular ascenso a la fama literaria con V, su novela de 1963. En 2004, hizo una "aparición" Los Simpson con una bolsa en la cabeza, gritando "¡Saquese su foto con un autor ermitaño!" En 2009, narró el trailer online de Vicio propio y sus novelas están llenas con un oscuro y obsesivo catálogo de referencias cinéfilas.

Un cameo también estaría en consonancia con el tono travieso de la adaptación de Anderson, que se estrenó ayer en Uruguay. La película es un giro en su carrera y es su obra más cómica y anárquica desde Boogie Nights. Es una película policial drogota llena de gags visuales y trucos que Anderson robó de Supersecreto y Dónde está el piloto.

¿Pynchon, que tiene 77 años, no podría haberse visto tentado a aparecer? Cuando se le dice que otras fuentes confirmaron el cameo, Anderson se queda mirando su ensalada y juega con su tenedor buscando una respuesta. "Me quedo afuera de este tema", dice.

Josh Brolin, una de las estrellas de la película fue menos cauto. "No creo que nadie supiera" que Pynchon estaba en el set, dijo confirmando el cameo. "Se quedó en un rincón".

Como la novela, la película transcurre en 1970 en la imaginaria Gordita Beach, California, entre drogados paranoicos, motoqueros supremacistas, Panteras Negras y hippies convertidos en desdentados adictos a la heroína. El detective Doc Sportello (un patilludo y susurrante Phoenix) comienza investigando un misterio a pedido de su ex novia, Shasta Fay Hepworth (Katherine Waterston) y para consternación de un policía corrupto Bigfoot Bjornsen, interpretado por Brolin con un peinado a lo Pedro Picapiedra.

En el camino, Doc descubre una conspiración que alcanza al oscuro inversor inmobiliario Mickey Wolfmann (Eric Roberts) y a un saxofonista de surf-rock llamado Coy Harlingen (Owen Wilson) que están muertos o no. Sobre todos sobrevuela el espectro de "Colmillo Dorado" que podría ser un bote, un cartel indochino de drogas, un sindicato de dentistas o algo mucho más grande.

"El Colmillo Blanco, para mí, es un depositario de todo lo que nos da bronca", dice Anderson, refiriéndose a su manera a las teorías de la conspiración constantes en Pynchon.

Anderson que creció en el valle de San Fernando y Pynchon que vivió un tiempo en Manhattan Beach, comparten su amor por las contradicciones del sur de California. Eso queda claro en los líderes de sectas y sus confusos seguidores de Anderson Magnolia y The Master y en los ex-hippies metidos en conspiraciones de las novelas de Pynchon. Ambos simpatizan con el espectáculo de chapuceros que no pueden resistirse la tenración idealista del sueño de California.

Hace unos años, Anderson consideró adaptar Vineland pero no logró darse cuenta cómo. Cuando se publicó Vicio propio en 2009, quedó pegado a la historia y escribió el guión junto con el de The Master.

Anderson escribe sus propios guiones y Vicio puro es la segunda adaptación de una novela después de Petróleo sangriento, su versión de la Petróleo que Upton Sinclair escribió en 1927. Este proceso fue diferente porque su entusiamo con la densa prosa de Pynchon le hizo difícil de resumirla.

Anderson escribió el primer borrador sin la voz de un narrador, y la agregó cuando amplió la parte de la amiga casi celestial y consejera de Doc (interpretada por Joanna Newson). También escribió un nuevo final que se distancia bastante de la novela, lo que trae otra pregunta obvia: ¿Aprobó Pynchon los cambios?

"Sé que hablaron mucho", dice Phoenix. "A veces venía y decía, Anoche hablé con Pynchon y decía que esto podría ser así o asá. Era maravilloso porque parecía estar bastante activo en el proceso con Paul."

Consultado sobre eso, Anderson frunce el ceño. No contradice directamente a su estrella pero dice "Joaquín no sabe de qué está hablando".

A medida que habla de la película Anderson no escatima en mostrar su entusiasmo y profesar su admiración por Pynchon. Las novelas de Pynchon tienen fama de difíciles, pero están llenas de referencias de baja estofa, chistes verdes, letras de canciones tontas, juegos de palabras, anagramas y acrónimos absurdos. Anderson dice haber intentado poner tantos chistes en la pantalla como hay en las páginas de Pynchon

"Pensé en algo que yo haya visto que tuviera esa cantidad de información visual con un montón de cosas en el encuadre", dice Anderson. "La pistola desnuda y Supersecreto fue lo primero que vino a la mente," dice refiriéndose a aquellas películas de David y Jerry Zucker. "Nos matamos por imitar el estilo de los Zucker para que la película se sintiera como el libro: llena con información. Y divertida"

Antes de irse y mientras se pone la capucha de su canguro y se acomoda una vieja mochila, se le vuelve a preguntar por el famoso ca/nmeo. "¡Dios mío!", exclama. "Quiero decir que si estuvo, ¿cómo voy a poder saberlo?

Un director joven pero con pulso de maestro

Paul Thomas Anderson es uno de los grandes directores estadounidenses. Se afilia a la tradición de los directores clásicos capaces de resolver con talento y eficacia cualquier tipo de asunto. Tres ejemplos: el drama coral de Magnolia, la épica de Petróleo sangriento o el diálogo actoral de The Master entre Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman. Es un director moderno y joven (tiene 44 años) que sin embargo ha visto cine y consigue transmitirlo. Es un producto de Los Angeles y parte de una generación de cineastas que alguien de “video-club” porque fue allí donde descubrieron el cine y el oficio.

Autor misterioso

La última foto que se conoce del más importante de los escritores estadounidenses es de comienzos de la década de 1950 cuando era un adolescente. Ahora tiene 78 años y se supone que vive en Nueva York. La tradición del escritor con fobia social (o por lo menos fervientes defensores de su perfil bajo) tiene varias ejemplos en la literatura estadounidense. J.D. Salinger vivió alejado de la vida pública durante más de 50 años hasta su muerte. Lo mismo Harper Lee, la autora de Cómo matar a un ruiseñor, quien no volvió a escribir y rechaza las apariciones públicas.

A diferencia de ellos, Pynchon ha seguido publicando y suele ser mencionado cada año cuando se está por anunciar el Nobel de Literatura. Toda su obra se consigue en español, donde han sido publicadas por la editorial Tusquets. Aunque sus libros pueden resultar áridos, una vez que se vence ese obstáculo hay una prosa divertida, con personajes pintorescos e historias alocadas. La verdad que tiene mucho humor y muchas referencias culturales. En sus novelas reflexiona sobre algunos submundos (los hippies, por ejemplo) muy estadounidenses. Un buen libro para comenzar a conocerlo quizás sea La subasta del lote 49, antes de sumergirse en las profundidades de novelas más ambiciosas como Vineland o Mason & Dixon.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Anderson se niega a decir si Pynchon aparece en la película.

SE ESTRENA "Vicio propio"LOGAN HILL/ THE NEW YORK TIMES

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