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La misión de "Maze Runner": salvar al cine juvenil y distópico

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Maze Runner: La cura mortal. Foto: Difusión

CINE

Se estrena el demorado final de la saga de ciencia ficción y acción

Maze Runner: La cura mortal. Foto: Difusión
Tráiler de "Maze Runner: la cura mortal"

El fin del mundo puede tomar múltiples formas. Un cataclismo nuclear, una epidemia imparable o un cambio extremo en el clima. Si en esos escenarios un grupo diverso de adolescentes se convierten en la última esperanza de la humanidad, mejor para las ventas.

Al menos, eso era el mayor atractivo de la ficción juvenil distópica, un fenómeno literario que cobró popularidad a principios de la década de 2000 y que, desde 2010 en adelante, generó aún más entusiasmo en el cine.

El encantó creció con una serie continua de películas con héroes jóvenes, quienes deben sortear obstáculos imposibles establecidos por los verdaderos villanos del futuro imaginario: los adultos.

La más reciente de esas producciones, Maze Runner: la cura mortal, se estrena hoy en Uruguay. Es la tercera parte de una trilogía que comenzó en 2014. El primer libro del que se desprende el material de las películas fue publicado en 2009.

La película tiene una misión más difícil que la de sus atléticos protagonistas: revitalizar a un género que perdió fuerza.

Divergente la serie: Leal fue la última adaptación del género juvenil y distópico en estrenarse en Uruguay. Exhibida a nivel mundial a partir de marzo de 2016, Leal tuvo un presupuesto de 142 millones de dólares y obtuvo una ganancia mundial de 179 millones, solo un 26% más de su inversión inicial. Un porcentaje así siempre es una mala noticia en Hollywood.

Especialmente cuando las dos entregas anteriores, protagonizadas por la actriz Shailene Woodley, tuvieron una recepción ampliamente mejor. Con presupuestos de 85 y 110 millones, Divergente y Divergente la serie: Insurgente superaron sus inversiones por un 238% y 170%, respectivamente.

El desempeño en la taquilla de Leal no solo sentenció a la saga al llamado “infierno de desarrollo” (nombre que se le otorga a los proyectos que demoran en avanzar), sino que es probable que la saga concebida termine en la televisión y sin su reparto original.

La lección aprendida por el estudio Lionsgate (al igual que por sus competencias), es que no valía la pena invertir tanto dinero en un género que, apenas media década atrás, había demostrado ser un fenómeno cinematográfico.

Antes de Divergente y Maze Runner, la primera adaptación exitosa de una novela “young adult” (nombre que se le da por el público al que se dirige: los jóvenes adultos) fue Los Juegos del hambre. Los tres libros de Suzanne Collins fueron publicados entre 2008 y 2010 mientras que las películas (adaptadas en cuatro entregas) se estrenaron entre 2012 y 2015 a un ritmo anual.

La estrella en ese entonces fue Jennifer Lawrence, quien desde su revelación en 2010 en Lazos de sangre hizo una carrera que hoy la tiene como una de las principales estrellas de Hollywood menores de 30 años. Antes de dedicarse a trabajar con directores como David O. Russell y Darren Aronofsky, Larwence se dedicó a capitalizar su estrellato en sagas de gran escala como X-Men y Los Juegos del Hambre.

En la taquilla, Los Juegos del Hambre ganaron $2,968 millones de dólares. Para 2015, los libros de Collins habían superado las 65 millones de copias vendidas, solo en Estados Unidos.

Con la respuesta del público ante Los Juegos del Hambre y las primeras entregas de Divergente, otros estudios empezaron buscar su futuro distópico y adolescente. Lionsgate intentó nuevamente despegar una con saga El juego de Ender y The Weinstein Company trató con El dador de recuerdos. Ninguna de las dos tuvo una secuela.

Maze Runner, sin embargo, tuvo un camino más prospero como franquicia. Con sus dos primeras películas estrenadas en 2014 y 2015, la saga de 20th Century Fox ganó 660 millones de dólares a nivel mundial.

Un grave accidente sufrido por el actor Dylan O’Brien durante el rodaje de La cura mortal detuvo la producción por más de un año. Eso hizo que la película tuvieran casi dos años de demora y generó que se descartara la idea de separar el final en dos partes.

La postergación, sin embargo, parece haber generado más ansias por los jóvenes fanáticos que esperan la conclusión de la saga. A principios de enero, según la revista Variety La cura mortal dominó la conversación en redes de Estados Unidos, superando a Cincuenta sombras liberadas y Pantera Negra, dos estrenos muy esperados.

Si ese júbilo se traslada al resto del mundo, es probable que a los jóvenes distópicos les quede aún algo de energía en su haber.

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Maze Runner: la cura mortal

Hay varios elementos, tanto narrativos como visuales, que sorprenden de Maze Runner: la curta mortal. Si bien la película -que tuvo su estreno postergado un año más de lo pensado debido a un accidente durante el rodaje- no se siente innovadora en comparación con otras del género, sí resulta una entretenida aventura de acción con inesperadas puntualizaciones sociopolíticas. Aunque evidentemente completar recorrido de la trilogía que empezó en 2014 con todo visto debe generar una satisfacción mayor, la historia se encarga de repasar varias veces lo sucedido, al igual que los caminos que fueron tomando sus personajes. Si el laberinto era el gran obstáculo de la primera, una tierra abandonada y repleta de zombies el de la segunda, ahora el gran desafío es una monumental y opulenta ciudad completamente militarizada. Allí se esconden los antagonistas del grupo de jóvenes liderado por el enérgico y carismático Dylan O’Brien, quien interpreta a Thomas, el salvador. Rodeada por un muro gigante con armas que divide a la parte pulcra y trabajadora de los habitantes de una población pobre, sucia y destinada a morir por una enfermedad, las comparaciones con el Estados Unidos de Trump son demasiado obvias. De todas formas, la mayor debilidad del filme es su tamaño. Wes Ball le otorga un aspecto que deslumbra a la película, pero con más de dos horas de duración, es demasiado agotadora. Con una impecable secuencia de persecución a un tren como arranque (Rápido y Furioso y Mad Max estarían envidiosos), a medida que se acerca el clímax, la película se ve cubierta de explosiones y gritos, tirando por la borda todo desarrollo de sus personajes. De todas formas, Maze Runner se despide de forma digna y a lo grande, algo inesperado para una saga que empezó sin nada nuevo que aportar a una mesa repleta de propuestas similares.

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