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Milos Forman: el rebelde de las grandes películas

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Milos Forman

Obituario

El director checo que murió el viernes, fue uno de los maestros del cine de sus épocas

Milos Forman
Milos Forman en 2007. Foto: AFP

A Milos Forman le molestaban algunas cosas. Por ejemplo, la intromisión del Estado en los asuntos de la gente, una antipatía que lo tuvo a maltraer con la autoridades comunistas de su país, Checoslovaquia, y marcó su carrera de expatriado en Hollywood. Forman, quien falleció el viernes a los 86 años, ganó dos Oscar como mejor director por, quizás, sus películas más famosas: Atrapado sin salida, una de las más poderosas reflexiones sobre el estado de situación de Estados Unidos a mediados de la década de 1970, y Amadeus, su biopic de un genio.

De hecho, la carrera de Forman, que abarca 30 y una docena de película, ronda entre la denuncia y la reconstrucción histórica. En ese camino pasó de representar los valores comunistas a representar los valores industriales de Hollywood; y su compromiso con ambas causas siempre causó desconfianza. Había nacido en Kaslov, el 18 de febrero de 1932 y había perdido a sus dos padres en campos de concentración nazis.

Sus primeras películas fueron del agrado de las más tolerantes autoridades de la Checoslovaquia de la década de 1960, una tolerancia que derivó en Primavera de Praga e invasión soviética. Los nuevos patrones no vieron con agrado las ironías políticas de Los amores de una rubia y, principalmente, Al fuego bomberos, que fue censurada, y Forman se fue al exilio.

A esa altura ya estaba preparando su primera película estadounidense, Búsqueda insaciable, su única obra verdaderamente propia. El resto de su filmografía se completa con biografías o adaptaciones de libros ajenos.

El mismo tono entre humorístico y serio de sus películas checas, estaba presente en "Atrapado sin salida" (la película que le dio su primer Oscar como director), un diagnóstico sobre los riesgos de ser más o menos cuerdo en un mundo de locos. Las actuaciones de Jack Nicholson y Louise Fletcher (los dos ganaron Oscar), la fotografía de Haskell Wexler y la capacidad de Forman, la volverían un clásico.

Amadeus, su otro Oscar, es otra cosa pero también un clásico. El personaje central tiene ese tono juguetón que siempre le interesó a Forman para sus héroes y la película trata sobre el genio, la envidia y algunas mezquindades humanas por las que también tenía particular predilección.

Milos Forman
Milos Forman recibiendo el Oscar por "Amadeus", en 1975. Foto: AFP

La última parte de su carrera incluye una reflexión sobre el alcance de la libertad de expresión en Estados Unidos en Larry Flynt, el nombre del escándalo, y una biografía sobre un loco en un mundo que pretender ser cuerdo, en la soberbia El mundo de Andy, con Jim Carrey como el cómico Andy Kauffman. Sus últimas películas de época, Valmont y Los fantasmas de Goya, no estaban a la altura más allá de algunos preciosismos.

Salido de la irreverencia juvenil, Forman se convirtió en uno de los grandes maestros del cine de su tiempo. Y lo hizo sin perder mucha de su vieja rebeldía.

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