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Mejor no hablar de ciertas cosas

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Tensión: dos vecinos desatan un enfrentamiento peligroso. Foto: Difusión

Es inevitable relacionar la nueva película del cineasta rumano Radu Muntean con La ventana indiscreta, porque un asesinato ocurre dentro de la calma de un edificio y uno de sus habitantes se convierte en testigo de un crimen que no vio, pero del que podría aportar pistas contundentes para identificar al culpable.

Sin embargo, la intención de este protagonista es opuesta al de Alfred Hitchcock: el hilo que teje la trama de El vecino es la cobardía y la culpa, nunca la curiosidad y las ansias de justicia. Si aquella obra maestra del suspenso se concentraba en resolver el misterio, aquí se pretende olvidarlo. Esta es la pequeña historia de Sandu Patrascu (Teodor Corban), un padre de familia que vende seguros y disfruta de correr con una perra labradora por el parque. Hasta que escucha una violenta discusión detrás de una puerta del piso de abajo. Los que pelean son Laura y Vali (Iulian Postelnicu), dos vecinos con los que no tiene relación. Esa misma tarde la mujer aparece muerta y se presume que pudo haber sido un accidente. Nadie ni nada relaciona a Vali con el crimen, por eso su implicancia se convierte en un secreto mudo entre los dos hombres.

Desde la fotografía se refleja permanentemente este contraste entre la tragedia sucedida y la voluntad del testigo de seguir con su rutina. El encuadre suele incluir un fuera de campo ensombrecido (esa realidad a evadir), mientras la silueta de Patrascu aparece bañada por la luz del sol (la calma en la que quiere mantenerse). Es probable que a través de ese "no te metas" Muntean se refiera a las huellas aún presentes de la represión política que atormentó a Rumania durante décadas, y una necesidad de reacción porque, ¿cuánto se puede resistir con ese peso en la consciencia?

La culpa se intensifica y empieza a contaminar la cotidianidad, y aunque Vali, sorprendido por su quietud, se impone en su casa y en su trabajo, el desenlace de thriller que amenaza con llegar apenas sobrevuela. Como sucede en Policía, adjetivo (Corneliu Porumboiu), una de las grandes obras del Nuevo Cine Rumano, en un mar de escenas sin emociones sobresale una tremendamente simbólica, aquí protagonizada por su hijo, un adolescente sonámbulo que sueña con un videojuego. "¡Soy Patrascu y tengo el código!", grita dormido, apretando el puño con valentía. Y se arropa en la cómoda cama de su padre.

El vecino [***]

Rumania/Francia/Suecia/Alemania, 2015. Título original: Un etaj mai jos. Dirección: Radu Muntean. Guión: Radu Muntean, Alexandru Baciu y Razvan Radulescu. Fotografía: Tudor Lucaciu. Elenco: Iulian Postelnicu, Teodor Corban, Oxana Moravec. Duración: 93 minutos.

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CRÍTICA - CINE

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