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"No me quiero ir de este mundo sin dejar testimonio"

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Fernando Pino Solanas. Foto: Archivo El País
Archivo El Pais

El director pasó por Uruguay para presentar su documental sobre Perón.

Pino Solanas camina sin dificultades. Tendrá 80 años, pero sus canas, incluso las de las cejas, tienen el brillo de la vitalidad. Anda dando vueltas por Montevideo para hablar de su más reciente documental, uno que es "atípico" en su más reciente obra porque no forma parte de la serie de documentales Crónicas de la Causa Sur. Estos, que exploran e indagan sobre temas políticos actuales, son seis y hay más en camino.

Pero El legado estratégico de Juan Perón lo tiene a Solanas como protagonista. En realidad, comparte protagonismo con Perón, porque el Viejo —como Solanas sigue llamando al mítico político argentino— aparece por todos lados en el documental.

Solanas construyó este documental, que fue exhibido en el Centro Cultural de España con el propio director presente, a partir de material inédito registrado en 1971 en la Puerta de Hierro en España, donde Perón pasó buena parte de su exilio, que duró 18 años.

Ahí, Solanas, Octavio Gettino y Gerardo Vallejo —fundadores e integrantes del movimiento Cine Liberación— entrevistaron extensamente a Perón, en un proceso de trabajo que insumió seis meses.

Esas conversaciones dieron pie para dos documentales: Perón: La revolución justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, trabajos destinados a galvanizar a los militantes del peronismo más identificados con la izquierda, y exponer las ideas políticas del líder excomulgado.

Ahora, con imágenes y grabaciones de audio que no entraron en los documentales de esa época, Solanas armó este nuevo trabajo que es a la vez un documento histórico, una evocación personal y una exposición de las ideas de Perón, como soporte de la actual carrera política de Solanas: es senador en el movimiento Proyecto Sur.

En El legado… Solanas viaja hacia su propia juventud, a sus años de militancia y, obvio, a sus viajes a España e Italia (donde se realizó montaje de Perón: La revolución… y Actualización política…) para entrevistar a Perón. Ese viaje empieza y termina en la Quinta de San Vicente, que Perón construyó junto a Evita, porque la Puerta de Hierro no existe más.

"Tenía dos problemas para hacer este documental", dice Solanas. "No tenía escenario ni protagonista". La Puerta de Hierro fue demolida hace años, cuando el gobierno argentino de Carlos Menem no quiso pagar lo que Solanas dice fueron unos cuatro o cinco millones de dólares para adquirirlo. "Se perdió un lugar histórico que debió ser museo porque por ahí pasaron, durante los 10 últimos años de Perón, toda la dirigencia política argentina e internacional".

Vedado de volver a la Puerta de Hierro, Solanas filmó todo en San Vicente, la quinta que ahora es un museo. En ese lugar, extenso y con un predio lleno de frondosos árboles y arbustos, Solanas va caminando y va contando cómo llegó hasta Perón en España, las dificultades que tuvo para sacar el material fílmico de contrabando hacia Italia, y otras anécdotas. Pero también se hace rodear de alumnos de cine, a quienes, como un viejo sabio, explica el pensamiento y la acción de Perón.

Pero es en el diálogo con el fantasma (o espíritu) de Perón donde aparecen algunas de las partes más agudas del documental. Solanas se sienta frente al sillón donde se sentaba Perón y, escuchando la voz grabada del político, pone en cuadro ese sillón rojo y blanco, vacío. El líder —presente y sobredimensionado en el afiche de la película— le habla a Solanas desde el Más Allá, en una conversación que no solo atraviesa las décadas (Perón murió en 1972) sino que también demuestra que para la política argentina Perón sigue siendo un hecho ineludible, tanto como escollo para los antiperonistas como punto de partida y apoyo para los seguidores.

Pero Solanas también se reserva un amplio espacio en el documental. Mientras camina, va recordando no solo hechos biográficos, sino también esos años de conflictos y tensiones políticas. Y muchas veces va caminando solo, como el sobreviviente de quienes se encontraron en 1971 en España para hacer esas entrevistas. "Ando solo porque es mi memoria personal. ¿Cómo comienza la película? No estoy hablando en tercera persona, estoy hablando de mí, y voy al encuentro de mi memoria y de aquella relación con Perón. Y también en parte con mi memoria de lo que fue aquel tiempo. No me quiero ir de este mundo sin mostrar esa parte importante de la historia", dice.

Aunque siga filmando con una actitud vital e incisiva, es difícil sacarlo de la política. A él parece interesarle hablar más de cómo fueron aquellos años, y lo que pensaba el Viejo, que del documental en sí.

—¿Le parece que se lo entiende más ahora a Perón, a más de 40 años de su muerte?

—Me parece que sí. Hoy, hasta los que lo derrocaron se cuadran (se ríe). Pero el proyecto de Perón ha sido muy traficado. Luego de su muerte, todos se pusieron la camiseta de Perón. Carlos Menem en primer lugar, que desembarca en la Presidencia con el consenso de Washington, para privatizar y enajenar todo. ¡Y en nombre del peronismo!

—Hay quienes dicen que Perón tiene algo de responsabilidad en eso, de que se haya "traficado" tanto con su proyecto.

—¿Quién dice esas cosas? (se enoja). No se puede hablar de "quien dice". La derecha reaccionaria opina, también opina la izquierda violenta que provocó el Proceso y que le sirvió a Henry Kissinger, el comandante en jefe del ejército enemigo en el 73-74. No, no me parece que sea responsable. Ningún hombre atraviesa la historia sin cometer errores. Pero después de Perón lo que vino fue tan tan malo, que al final el Viejo tenía razón cuando decía: "Yo no soy muy bueno. Lo que pasa es que todos los que vinieron después fueron mucho peores".

—¿Por qué dice en el documental que el último Perón, el que vuelve a Argentina de España, es el más trascendente?

—Porque es el más maduro. Es el que plantea cuestiones ya continentales, no solo argentinas.

—¿Va a seguir filmando sus Crónicas de la Causa Sur?

—Sí, ya tengo el séptimo documental pronto y empecé el octavo. Esos documentales son, más que políticos, sociales. Porque no hablo de mi proyecto político. Pero El legado... es una película en la que voy al nudo de lo que fue el pensamiento de Perón, sus doctrinas, sus tomas de posición en el mundo que le tocó vivir.

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Fernando Pino Solanas. Foto: Archivo El País

FERNANDO PINO SOLANAS

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