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Un maestro que no todos ven

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Qué bueno que es Brian de Palma. A menudo confundido con un alumno menor aunque disciplinado de Alfred Hitchcock, es uno de los grandes directores de su generación, una promoción surgida al cine a fines de los ‘60 en la que están Steven Spielberg, George Lucas, Francis Coppola y Martin Scorsese. Allí De Palma juega cómodo aunque la crítica local, por ejemplo, no siempre haya querido verlo.

El documental De Palma (editado en estos días y que por ahora se consigue online) está dirigido por dos fanáticos, amigos y colegas, Noah Baumbach y Jake Paltrow, y permite ver su dimensión de artista. Al principio parecía una admiración impensada: Baumbach (Historias de familia, Frances Ha, Mientras seamos jóvenes, Mistress America), por ejemplo, es un director de sensibilidad más cercana a, digamos, Woody Allen que a los excesos visuales de este barroco de los importantes.

De Palma se limita a un repaso película por película con el propio director como un maestro hablándole a sus alumnos, contando anécdotas, explicando escenas, detallando obstáculos. Es un orador pausado en oposición al frenesí de sus películas; el documental está repleto de escenas que demuestran ese ritmo.

De Palma —que estuvo en pareja con una uruguaya, Elli Medeiros, un dato que aporta poco pero es simpático— tiene una carrera fantástica: Fantasma en el paraíso, Carrie, Vestida para matar, Blow Out, Caracortada, Doble de cuerpo, Los intocables, Carlitos Way, Misión imposible y la poco apreciada (por mal vista) Femme Fatale, entre otras. Todas son originales, arriesgadas y, sí, comerciales porque así trabajaron siempre los directores clásicos. Nunca fue nominado a un Oscar.

Baumbach y Paltrow van por el tributo y es divertido saber que están compartiendo el disfrute que provoca ver a un director haciendo bien su trabajo: es ilustrativo entender la complejidad de de sus tomas más brillantes.

Ya no se hacen directores así y ver la escena de la escalinata en Los intocables, los finales de Carrie y Caracortada o ese homenaje a Vértigo que es Doble de cuerpo son lecciones de arte cargadas, además, de recuerdos de tantos buenos momentos pasados en la oscuridad de un cine.

UNA SEMANA

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cineFernán Cisnero

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