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Lucrecia Martel: "Feminismo no es que una mujer protagonice un filme de superhéroes"

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Lucrecia Martel
Nota a Lucrecia Martel, guionista y directora de cine argentina, en el Olivia Hotel de Montevideo, ND 20180608, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

ENTREVISTA

Cuatro películas de la directora se presentarán en una retrospectiva organizada por la Filmoteca de Catalunya

La realizadora argentina Lucrecia Martel lleva 30 años navegando a contracorriente, lejos del cine comercial "que intenta contentar a todo el mundo", con ideas "simples" como "pretender que por poner a una mujer al frente de una película de superhéroes el problema del feminismo se soluciona".

"Mujer maravilla no va a salvar a las mujeres de la dictadura de la cintura de avispa", ha sentenciado la cineasta, a quien la Filmoteca de Catalunya dedica una retrospectiva que incluye los cuatro largometrajes que ha realizado a lo largo de su carrera y tres de sus cortos.

"Tengo una filmografía reducida -ha reconocido-, pero creo que es ecológico, hay demasiado de todo y yo tampoco tengo tanto que decir".
"También ayuda al ecologismo de mi producción que no es fácil hacer cine en Latinoamérica y, como no vivo de hacer películas, sino de dar clases, sólo me pongo a ello cuando de verdad tengo algo que decir", ha añadido.

Daniel Giménez Cacho en Zama, dirigida por Lucrecia Martel
Tráiler de la película "Zama", dirigida por Martel

"Tener ideas no es fácil", ha asegurado esta mujer, que abomina del cine "perezoso" y considera "triste tener que doblegarse a las leyes del mercado".
Ella nunca lo ha hecho y dispone de una filmografía corta pero de marcada personalidad, en la que se esfuerza por "mantener la independencia en lo narrativo" y escapar "de la visión hegemónica del mundo".

"La clase media blanca de todo el mundo estamos educados de una manera muy homogénea", considera Lucrecia Martel, que intenta "mirar de otra manera, para ver algo distinto".

"Es difícil sacudir la propia estupidez de clase media blanca, porque la estupidez es algo que se construye de una manera muy delicada y es difícil sacársela de encima", ha afirmado.

En su intento de encontrar nuevos caminos, la directora ha optado por dar mucha importancia al sonido porque siempre le ha sorprendido cómo lo audiovisual orilla lo auditivo para encumbrar lo visual.

El germen de las películas de Martel se encuentra siempre en "cosas auditivas, como fragmentos de diálogos, algo que me dijeron o formas sonoras".

Lucrecia Martel
Martel dirigió "La ciénaga", "La niña santa", "La mujer sin cabeza" y "Zama". Foto: Archivo

Un ejemplo es La niña Santa, un filme producido por el cineasta español Pedro Almodóvar sobre el despertar a la sexualidad de una adolescente absorbida por la religión, cuyo origen es "un tono de voz", concretamente "el que se utiliza para saludar al portero por la mañana y en el que no se traduce todo lo que quizás te ha pasado por la noche".

En la construcción dramática Martel tampoco sigue las reglas habituales porque "se puede emocionar sin necesidad de seguir el modelo de 'presentación, nudo y desenlace'", algo que se comprueba "escuchando a las personas que te fascinan cuando hablan. Todos tenemos alguna tía, abuelo y amigo que te conquista con sus palabras, pero si te fijas, estas personas casi nunca utilizan la estructura narrativa dominante".

De éste y otros temas hablará Martel a los asistentes a la masterclass que ofrecerá el 6 de junio en el Centro de Cultura Contemporánea de Cataluña (CCCB) y al coloquio para público especializado que tendrá lugar un día antes en la Escuela de Cine de Barcelona (ECIB).

Este segundo coloquio irá acompañado de extractos de las películas de Martel, como La Ciénaga, el filme que impactó a Almodóvar y le empujó a producir La niña santa.

Imagen de la película La niña santa
Tráiler de la película "La niña santa"

La ciénaga es un largometraje que no se adapta a la estructura narrativa clásica y no hay causa-efecto entre los acontecimientos, sino una serie de personajes que tienen una relación especial con la naturaleza, que no es agradable ni acogedora, sino que genera una intensa sensación de malestar.
Un malestar que hizo huir de la sala de proyección a parte de los espectadores de los primeros pases de este filme en 2001 y que con el tiempo se ha convertido en una película de culto.

"No busco incomodar -ha aclarado-, pero tampoco espero agradar a todo el mundo ni conectar con todos, porque eso es imposible", reconoce la directora.

Lo que sí intenta siempre es hacer las cosas con conciencia y se hace preguntas como "¿por qué han vuelto a estar de moda las películas de superhéroes justo ahora?, ¿por qué necesitamos narrar guerras con malos malísmos y buenos buenísimos?, ¿tendrá algo que ver con el auge de los fascismos?". Ella cree que sí.

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