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En "El llamado salvaje", Harrison Ford es el mejor amigo de un perro

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Harrison Ford
Courtesy of Twentieth Century Fo

Estreno

Hoy se estrena una nueva adaptación de la clásica novela de Jack London y que es un regreso del actor que fue Han Solo a los papeles protagónicos

Harrison Ford no es el actor de registro más amplio del mundo, cierto, pero con sus pocas herramientas ha sido parte importante de la historia del cine en el último medio siglo. Será, para siempre, el Han Solo que mostró por primera vez en la primera Star Wars. Pero también Indiana Jones, el arqueólogo que ya está preparando su quinta aventura, y el caza-replicantes, Rick Deckard, en Blade Runner, y el doctor Richard Kimble en El fugitivo y el agente Jack Ryan y, claro, el presidente de Estados Unidos más intrépido de la historia en Avión presidencial. Nada mal para un actor de aparentemente limitada paleta interpretativa.

Esa omnipresencia en la cultura popular de los últimos 40 años, hizo notar su escasa filmografía reciente. El llamado salvaje —la película que coprotagoniza con un perro hecho por computadora y que en Uruguay se estrena hoy— es el primer proyecto original que protagoniza Ford desde 2015, pues en los últimos años tuvo participaciones especiales y algo breves en nuevas entregas de Star Wars y Blade Runner. La expectativa en Hollywood era máxima al ver a uno de sus veteranos al frente de una nueva película. Y es por eso que El llamado salvaje ha sido saludada como una suerte de regreso. No será su personaje más inolvidable -eso ya no es posible- pero le permite hacer esa cara de señor gruñón que tan bien le sale.

El llamado salvaje es una nueva adaptación de la clásica novela que Jack London publicó en 1903 y que viene dando vueltas en el cine desde los tiempos del cine mudo. La adaptación más recordada, quizás, sea la de 1972 pero seguro que es porque estaba Charlton Heston. Hay otra versión de 1997 con Rutger Hauer y Richard Dreyfuss.

Es una novela de aventuras de un perro malcriado que es secuestrado y enviado a hacer trabajos forzosos en el árido y helado Yukón. Después de una serie de aventuras (que son como una combinación de 12 años de esclavitud con Beethoven) va a dar con John Thornton (Ford), un hombre que anda por ahí para olvidar la muerte de un hijo. Los dos, tan lejos de casa, se convierten en compinches del lugar más alejado del mundo posible.

Además de profundizar en la relación entre el animal y el hombre, esta versión es un muestrario de efectos especiales, al igual que pasó con la historia compartida por el tigre y el joven Suraj Sharma en The Life of Pi: una aventura extraordinario. Con un presupuesto que superó los 100 millones de dólares, el trabajo en efectos ha sido fundamental para dar vida al perro Buck mediante imágenes generadas por computadora. Además, toda la nieve de la película y las locaciones son artificiales y las escenas creadas en estudio.

Y en el medio de todo, Ford haciendo sus mejores caras de estrella madura, un rol que viene repitiendo desde 40 años. Y que por lo visto nos encanta.

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