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Una leyenda del cine que sigue en actividad

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Jean-Luc Godard, leyenda del cine de culto.
Swiss film director Jean-Luc Godard attends a debate when presenting his last movie 'Film socialiste' (Socialist movie) at the Cinema des cineastes in Paris, on June 18, 2010. This movie was part of the selection 'Un certain regard' (A Certain Glance) at the 2010 Cannes Film Festival. AFP PHOTO MIGUEL MEDINA (Photo credit should read MIGUEL MEDINA/AFP/Getty Images)
AFP/AFP/Getty Images

El cine de Jean-Luc Godard puede fascinar, irritar o una mezcla de ambas, pero es difícil que deje a nadie indiferente. El viejo maestro de la Nouvelle Vague había desaparecido hace mucho tiempo de las carteleras montevideanas, y eso convierte el estreno (hoy) de su film más reciente, Adiós al lenguaje, en un real acontecimiento.

Es difícil imaginar que se pueda ser un "enfant terrible" a los 84 años, pero Godard se las ha arreglado para seguir siéndolo. Acaso el último sobreviviente en actividad de la Nouvelle Vague (Truffaut, Chabrol, Resnais, Rohmer y otros han muerto; Agnés Varda no trabaja desde 2011), Godard ha sido sin duda uno de los más intransigentes, consistentes y personales creadores del grupo. No todo lo que ha hecho es admirable, pero no hay dudas de que siempre deja su sello. Su cine, algunas veces brillante, otras inflado y pretencioso, es siempre reconocible. Es probable que Adiós al lenguaje, premio del jurado en el Festival de Cannes el año pasado, que constituye el título número 42 de la carrera de su autor y para cuyo rodaje se construyeron cámaras especiales, no sea una excepción.

Una película no es su argumento, y una de Godard mucho menos. Simplificando mucho (y hacer eso con Godard es particularmente peligroso) se puede decir que trata de la separación de una pareja, y cómo la conducta de los humanos afecta a un perro fiel. Alrededor de eso hay un aluvión de citas literarias y cinéfilas, tomas en 3D, disociaciones entre la imagen y el sonido, uso de pantalla dividida, texturas y colores alterados, primeros planos de objetos y carteles que sirven de comentario u operan como un mecanismo de asociaciones libres.

Esas ganas de romper las reglas le vienen de lejos a Jean-Luc Godard. Nacido en París en 1930 pero educado en Suiza (la patria de sus padres) estudió etnología en la Sorbona pero fue en la Cinemateca Francesa donde descubrió su verdadera vocación. Con 20 años empezó a hacer crítica de cine, y pronto integraría el equipo de redacción de la revista Cahiers du Cinema, liderado por André Bazin y del que formaban parte también Truffaut, Chabrol, Rivette y varios más. Fue tal vez el más notorio de los jóvenes parricidas que apedrearon al cine francés de la época, reivindicaron a los grandes del cine norteamericano (Welles, Ford, Hitchcock, Preminger, Hawks, Aldrich, Ray, Walsh, Losey), y salvaron a muy pocos de sus compatriotas, (sus admirados Renoir, Bresson, Becker o Melville son los que mejor han sobrevivido de la generación anterior).

Hacia fines de la década de 1950, esos jóvenes revoltosos (y sus rivales más politizados como Resnais, Marker, Varda, Demy o Franju, que venían del documental y fueron respaldados por la revista Positif) saltaron a hacer un cine propio. La periodista Françoise Giroud, en el diario LExpress, inventó en diciembre de 1957 la expresión Nouvelle Vague (Nueva Ola) para referirse a ellos. Varios se inspiraron en el neorrealismo y en algunas técnicas veristas, retrataron París rodando en exteriores e interiores naturales, grabaron con cámara al hombro, emplearon un estilo propio de reportaje, iluminaron con "spots" y le otorgaron un nuevo sentido a la edición, al conciliar el montaje cortado con el plano secuencia.

Es probable que Sin aliento (1959) de Godard haya sido el primer gran estandarte del movimiento: la carrera hasta la muerte de un ladrón de poca monta (Jean-Paul Belmondo) estaba contada mediante un lenguaje de ruptura muy ajustado a su tema, que hizo de él un clásico instantáneo. En el medio siglo que siguió Godard haría muchas otras cosas, incluyendo cine militante del que terminaría descreyendo, en un arco que lo llevó del maoísmo al desencanto. Su empeño en buscar nuevas formas, experimentar con el lenguaje y reflexionar sobre el medio merece, por lo menos, respeto. Y más de medio siglo después sigue en la brecha.

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Jean-Luc Godard, leyenda del cine de culto.

Se estrena hoy “Adiós al lenguaje” de Jean-Luc Godard

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