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Kevin Spacey: un actor que se va de Londres

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Kevin Spacey regresa a su casa luego de 10 años.

Kevin Spacey ha elegido interpretar al personaje de un insobornable cruzado liberal, tan distante de su famoso y maquiavélico Francis Underwood en House of Cards, como despedida del teatro londinense que ha sido su casa durante once años.

La última función de la obra Clarence Darrow mañana echará también el telón sobre la dilatada y productiva etapa de la estrella hollywoodense al frente del Old Vic, una venerable aunque envejecida institución cuando tomó las riendas como director artístico para recuperar su papel de primera línea en la escena teatral de la capital británica.

La reposición de este alegato en pro de los derechos civiles, firmado por el dramaturgo David W. Rintels, ha sido calificada de lección magistral por una crítica británica que subraya la capacidad del actor para convertirse en cómplice de su audiencia. Rodeado por un desorden de cajas de las que va extrayendo los expedientes que hilvanaron la lucha de un abogado estadounidense contra los prejuicios de su era, ya fueran los derechos de los ciudadanos negros, las reivindicaciones sindicalistas o la enseñanza en las escuelas de las teorías de Darwin, Spacey interactúa con el público, les comenta y pregunta sobre ese centenar de casos con la misma elocuencia, la pasión y también el cansancio de los años que emanaría la figura legendaria de Clarence Darrow (1857-1938).

Los llenos absolutos que han venido registrando las seis semanas en cartel de la pieza no van a ser el único homenaje que reciba su protagonista antes de hacer las maletas. Lo más granado del mundo de las artes y el espectáculo británico le prepara una gran gala el próximo 19 de abril en la que recibirá un premio Olivier especial por su contribución esencial "para recuperar al Old Vic y convertirse en parte de la historia del teatro de Londres", según uno de los maestros de ceremonias, el músico Elton John.

Sobre aquellas tablas, Spacey ha prestado su piel tanto al shakespeariano Ricardo III, bajo la batuta de Sam Mendes, como a un encantador truhán de las clase privilegiada de la costa este americana en la comedia Historias de Filadelfia, porque abrirse a una diversidad de públicos ha sido clave en una gestión compatibilizada solo en ocasiones con el papel de intérprete o de director. Los mejores actores británicos y estadounidenses, jóvenes y veteranos, han desfilado por un repertorio atento, pero no exclusivamente, a los clásicos, que permitió recuperar en la última década al bicentenario Old Vic como propuesta indispensable de la moderna cartelera.

Preguntada en una ocasión por la revista Time Out sobre su héroe londinense favorito, la respetada actriz Judi Dench respondió que no podía ser otro que Kevin Spacey. La gran dama de la escena británica se declaraba cautivada por el amor al teatro que condujo a un joven colega americano a comprometer una carrera cinematográfica ya merecedora por aquel 2004 de dos premios Oscar, para seguir la estela de los Olivier o Guielgud. "Cuando hace ya bastante tiempo me fijé una fecha de despedida del Old Vic, calculé que necesitaría al menos cinco años para recuperar una presencia destacada en el cine y la televisión", ha declarado un Spacey sorprendido a los 55 años por su actual condición de fenómeno entre los millones de seguidores del drama político House of Cards, que se ha anticipado a su desembarco definitivo en Estados Unidos. Aunque ello no impedirá que regrese de forma puntual a los brazos abiertos de esa escena de Londres que lo ha acabado proclamando uno de los suyos.

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La estrella de House of Cards vuelve a Ee.uu después de 10 años PATRICIA TUBELLA - EL PAÍS DE MADRID

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