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James Bond: un mito que se reformula en un tono más oscuro

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Spectre intenta repetir la fórmula y lo logra de manera intermitente.

Spectre [***]Reino Unido 2015. Título original: Spectre. Dirección: Sam Mendes.. Guión: John Logan, Neal Purvis, Robert Wade, Jez Butterworth, sobre personajes creados por Ian Fleming. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Música: Thomas Newman. Con: Daniel Craig, Christoph Waltz, Léa Seydoux, Ralph Fiennes, Monica Bellucci, Naomie Harris, Rory Kinnear, Ben Whishaw, Dave Bautista, Andrew Scott, Jesper Christensen, Stephanie Sigman.

La brillante secuencia antes de los créditos cumple con las expectativas que todo aficionado a la saga de 007. La cámara se sumerge en la celebración del Día de los Muertos en Ciudad de México, demora en descubrir tras la máscara de calavera de uno de los personajes el rostro de Daniel Craig, y luego se distrae de lo que parece ser uno de los rutinarios operativos de seducción a los que suele dedicarse el famoso agente.

Luego lo sigue en una acrobática persecución por pretiles, vehículos varios y una pelea a muerte en un helicóptero. Mientras, varias explosiones provocan estropicios en el paisaje.

En toda esa secuencia —y en varias que vienen después de los créditos— el director Sam Mendes y su experto equipo de "stunt men" se las arreglan para proporcionar el suspenso, el ruido y el dinamismo que el espectador espera de una película de Bond.

Si es un mérito conseguir que una película que dura ciento cuarenta y ocho minutos no parezca larga, hay que reconocer que en esa área por lo menos, este Spectre es todo un logro.

El propio Mendes había puesto el listón muy alto con Operación Skyfall, su anterior incursión en la saga. Esa debe ser la segunda mejor película de Bond de la historia (solamente por debajo de Desde Rusia con amor), y cabía preguntarse si repetiría la proeza en esta nueva empresa. La respuesta es no.

Sigue siendo interesante, de todos modos, lo que Mendes y Daniel Craig han logrado con Bond luego de la salida en falso que constituyeron las dos primeras películas del actor como 007: Casino Royale y Quantum of Solace.

Contra los anuncios de sus detractores cuando Craig se hizo del papel ("too bland, and too blonde", dijo alguien: "demasiado blando, demasiado rubio"), Craig se las ha arreglado para proporcionar un Bond complejo y persuasivo, con un costado duro y violento, pero también una cuota de vulnerabilidad y una tridimensionalidad de arco dramático de la que el personaje (en particular cuando Roger Moore lo empujó insistentemente hacia la comedia) rara vez tuvo. Pero tuvo que llegar Mendes para reformular realmente al personaje: Skyfall tenía acción y suspenso pero también una evolución del personaje, una química interesante con el villano (Javier Bardem) y una incursión en fantasmas del pasado que enriquecían el retrato humano.

Spectre intenta repetir la fórmula y lo logra de manera intermitente. Funciona espléndidamente como cine de acción, un dato que no debe sorprender cuando se piensa en todo lo que gastan actualmente sus productores en cada película. El libreto tiene más problemas, en cambio, cuando se aleja de la aventura y aspira a "complejizar" las relaciones entre los personajes. Toda una zona de Spectre retrocede a explorar la juventud de Bond, su tragedia familiar y el vínculo inicial con quien, con el paso del tiempo, se convertirá en el villano principal del asunto (un Christoph Waltz en piloto automático, que repite lugares comunes que ya ha empleado un par de veces para Tarantino), y la película ganaría probablemente omitiendo ese material. Sencillamente, no es necesario.

No hace falta insistir en que Spectre es un entretenimiento inteligente. Lo es, y gana viéndoselo en la gran pantalla del cine. No hay que esperar a que lo den en el cable. Pero también es, de alguna manera, una película más previsible y menos creativa que su antecedente inmediato. De hecho, funciona casi como una serie de citas y referencias, algunas de ellas muy explícitas: una pelea en tren que viene de Desde Rusia con amor, un villano forzudo que deriva de Goldfinger, una presentación en el cubil del villano que remite a El satánico doctor No. La lista podría seguir.

A nivel de sociología de boliche, la película engendra algunas reflexiones adicionales. ¿Qué va a pasar con Bond (y con Daniel Craig) en entregas posteriores? La primera reacción del actor tras terminar el rodaje fue anunciar que prefería cortarse las venas antes de volver a hacer una nueva película de 007, aunque luego matizó sus palabras. Por otra parte, el actor ha conseguido también un crédito como coproductor, de modo que se le reconoce una participación creativa que va más allá de la actuación. La película misma parece jugar, por otra parte, y de modo muy consciente, con esa duda.

No se requería ser particularmente sagaz para advertir en Skyfall el empeño consciente de Craig, Mendes y el equipo encabezado por Barbara Broccoli en reformular el mito, y lanzarlo con nuevos bríos en el siglo XXI: un nuevo M, un nuevo Q, una nueva Monneypenny. "Hay Bond para rato", decía esa película que conmemoraba los cincuenta años de Dr. No.

Conviene examinar la escena final de Spectre para advertir que algo ha cambiado sutilmente. Por supuesto, no hay que contarlo aquí: vean la película. Pero hay allí una resonancia ambigua. Con todas las variantes del caso, tiene algo que ver con Tiempos modernos de Chaplin.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Spectre intenta repetir la fórmula y lo logra de manera intermitente.

La nueva de 007 es un ejercicio de acción pero da pie a algunas interrogantesGUILLERMO ZAPIOLA

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