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"Historia de otoño", la película uruguaya que saluda su origen y una manera de hacer cine

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Historia de Otoño

Estreno

Se estrenó la segunda película de la tetralogía sobre las estaciones que las directoras Gabriela Guillermo e Irina Raffo encararon bajo inspiración de Eric Rohmer

No se puede decir que Gabriela Guillermo e Irina Raffo no sean mujeres arriesgadas. Además de bautizar a su productora, L’Avventura Cine (como la desafiante película de Antonioni), su primer proyecto es una tetralogía que se inspira y homenajea a Eric Rohmer, uno de los grandes directores de la historia del cine.

En 2020 estrenaron Historias de verano en la que se contaba precisamente eso a partir de tres encuentros románticos en Playa Verde, la locación cuya belleza disparó el proyecto. El jueves estrenaron Historia de otoño en Cinemateca Uruguaya y Sala B del Auditorio Nelly Goitiño.

Ya tienen filmada Historia de invierno que, por lo que cuentan, aunque prefieren ser discretas, es bastante distinta a los otros dos. Un chisme: se filmó en París, gira alrededor del artista André S. Labarthe, y tiene fragmentos de su obra. Buena campaña de expectativa.

Historia de otoño se limita a solo dos personajes: Jeannette (Jeannette Sauksteliskis), quien se está mudando, y María Pía (María Pía López) quien la ayuda. Es una película sobre una mudanza (real, además) pero, como también pasa en las películas de Rohmer, está hablando de amor, de poder desprenderse de las cosas, de crecer. Se combinan la realidad y la ficción con una cámara contemplativa que una vez que encuentra su lugar espera a ver qué pasa. Con eso consigue buenos momentos.

“Tenemos la suficiente confianza en el cine como para saber que frente a esa cámara va a pasar algo”, dice Guillermo. “Y nos gustan las tomas largas por aquello de Heráclito de solo quien espera está preparado para lo inesperado”.

Y les interesa, dice, el espacio que queda fuera de cuadro. No hay, por ejemplo, planos y contraplanos, lo que es, en definitiva, una muestra de confianza no solo al cine sino también en el espectador.

Las pocas veces que se mueve la cámara, consiguen momentos tan bien logrados como un plano doble lleno de mirada sugerente.

“Filmamos tan rápido que no hay una planificación previa”, dice Raffo. “Es tomar una decisión y que la situación te demande una situación. Hay mínimos ajustes pero no llegamos con una idea predeterminda: eso te trae reglas que a veces no se adaptan la naturaleza de la situación”.

Dirigir a cuatro ojos no es fácil, pero Guillermo y Raffo consiguen una armonía interesante: Guillermo se dedica a los actores y Raffo a la fotografía.

—¿Cómo se atrevieron con Rohmer?

Raffo: Inconciencia.

Guillermo: Una vez fui a un seminario sobre Rohmer y decía que la profundidad esta en la superficie aparente que filma Rohmer. Es un respetuoso de la realidad misma, de la luz natural, de los sonidos, de las locaciones. Y con mucha fe en la inspiración de Rohmer fuimos a filmar Historias de verano. Ahí tenemos un maestro.

Raffo: Y su cine es algo lúdico, tiene una dinámica de juego, ágil, tan liviana pero a la vez profunda y sin pretensiones.

Historia de otoño es un poco así: parece austera y simple (es, en definitiva, la historia de una mudanza) y por eso es desafiante. Y después de todo, ¿no supieron ser así las películas que nos gustaban?

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