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Forrest Gump, un clásico reciente del cine, se estrena este miércoles en Netflix

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Tom Hanks

La película con Tom Hanks se integra a la grilla de la plataforma, a 26 años de su estreno

Tom Hanks
Tom Hanks como Forrest Gump

"La vida es una caja de chocolates, nunca sabés qué te va a tocar” o la más práctica “Corre Forrest, corre”, son de esas lecciones que sirven para cualquier asunto en la vida. Y, encima, son frases inolvidables del cine, a la altura de “este es el comienzo de una gran amistad” que Humphrey Bogart le dice a Claude Rains al final de Casablanca o aquel sentencioso “la verdad, me importa un comino” que Clark Gable le zampa a Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó.

La cita a esos dos clásicos gigantescos del cine de Hollywood para hablar de Forrest Gump no es caprichosa: la película con Tom Hanks tiene todos los méritos para entrar en esa categoría. Por lo menos para los que convivieron con su momento de gloria. Y que, a partir del miércoles, tendrán oportunidad de repasarla cuando ingrese en la grilla de Netflix.

Es, sí, una película importante. Primero tiene la certificación del tiempo: se estrenó hace 26 años y aún se habla de ella.

Después por los aspectos formales, empezando por Hanks, quien venía de ganar un Oscar por Filadelfia y ya cargaba con éxitos como Sintonía de amor, Big: quiero ser grande y algunos inmerecidos fracasos como La hoguera de las vanidades. Desde entonces no pararía de ser una estrella, como evidencia la reciente conmoción mundialcuando contrajo coronavirus mientras preparaba su nueva película en Australia.

Era, encima, un proyecto de Robert Zemeckis, el alumno con ambiciones y personalidad propia de Steven Spielberg, y que ya tenía un clásico propio, Volver al futuro al que le dedicó cinco años y tres películas y es para muchos una de las grandes historias del cine. Más allá de las exageraciones a las que lleva el cariño, Zemeckis siempre ha sido un director de los que suelen llamarse “visionarios” por su imaginación y su utilización de la tecnología. Eso había quedado clarísimo, por ejemplo, en la pionera ¿Quién engañó a Roger Rabbit?

Para validar el prestigio que la ha convertido en lo que es, Forrest Gump ganó seis Oscar: película, director, actor principal (el segundo Oscar para Hanks), guion adaptado (para Eric Roth que adaptó muy libremente una novela de Winston Groom), edición y efectos visuales. Fue además la película más taquillera en Estados Unidos y la segunda más taquillera en el mundo (la primera fue El rey león) de 1994.

Como en muchas de sus películas, en Forrest Gump, Zemeckis reúne una narración clásica con un uso interesante de la tecnología que hace que el personaje principal interactúe y aparezca en hechos de la historia del siglo XX. Hoy parece fácil pero la escena en la que Gump saluda al verdadero John Fitzgerald Kennedy, fue en su momento vista con admiración y la incredulidad del que no entiende cómo se pudo haber hecho. Lo mismo había pasado, 10 años antes cuando Woody Allen había usado el recurso (aunque más analógicamente) en Zelig.

En Forrest Gump, Ken Ralston y su equipo de la Industrial Light & Magic de George Lucas, utilizaron avanzadísimos efectos por computadora para reconstruir una batalla en Vietnam o quitarle las piernas a un personaje.

Para aquellos que no están familiarizados con el asunto, Forrest Gump es “el tonto del pueblo”, como alguien dice, que salió de Alabama y fue testigo y protagonista de algunos hechos relevantes de la segunda mitad del siglo pasado. Entre ellos está haberle enseñado a mover las caderas a Elvis Presley o invertir en Apple, un par de revoluciones que inspiró el más impensado de los revolucionarios de la historia.

La anécdota también sigue el “romance” entre Forrest y Jenny (Robin Wright), la muchacha buena a la que se le complica la vida y de la que Forrest es algo así como su ángel de la guardia. Todo el relato está puntuado por sus encuentros y desencuentros.

“El guion es como nada que hubiera leído antes”, dijo Zemeckis en una entrevista, “Fue completamente atrapante y, sin embargo, no tenía ninguno de los elementos convencionales de narración.”

La película, que se lleva 142 minutos, abarca un arco histórico que va desde los movimientos por los derechos civiles en la década de 1950 hasta la aparición del Sida a principio de la década de 1980. La insistencia en los hechos históricos, deja claro que una de las intenciones de la película es repasar el derrotero de Estados Unidos durante ese tiempo que incluyó un par de magnicidios, una guerra, el despido de un presidente y una revolución generacional.

A pesar de eso, Hanks dijo en su momento que no se trataba de una película política, una teoría que ha sido rebatida por varios frentes.

En ese sentido, la película puede ser leída como un retrato de la generación “baby boom”, la de los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial. Así, Forrest y Jenny representan dos caminos: mientras él es el simplón de buen corazón, ella es la “oveja descarriada” que se deja tentar por la contracultura y paga las consecuencias. Hay, quienes ven una lectura conservadora en el planteo y pueden que tengan razón.

En todo caso, su aporte al debate es un poco maniqueo pero eso es parte de una película de esta estatura: los clásicos no tienden a complicar las cosas sino que dan un mensaje claro y directo. Y deben ser juzgados en esos términos.

Lo que está intacto de Forrest Gump, -que es una película imponente pero no perfecta- es que a pesar de su porte y sus pretensiones, se concentra en lo humano de la historia. Los mejores momentos son los intercambios con su madre (Sally Field), con Bubba (Mykelti Williamson), el amigo y alma gemela de Forrest, o el veterano de guerra que interpreta Gary Sinise. Allí, más allá de los acojonantes efectos visuales, hay gran parte de la magia.

Volver a verla, 26 años más viejos y en estas circunstancias, es todo una experiencia. Habla de un mundo que ya no está y en el que, muchos, se formaron. Y esa nostalgia es otro de sus encantos.

Lo que sigue siendo un misterio, eso sí, es cómo los productores pudieron pensar para el papel principal en John Goodman, Bill Murray, Chevy Chase o John Travolta. Hubiera sido otra película y probablemente no tan buena.

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