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Un final oscuro y lleno de acción para Katniss

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Lawrence se superó en "Los juegos del hambre: Sin Sajo-El Final".
This image released by Lionsgate shows Natalie Dormer as Cressida, left, and Jennifer Lawrence as Katniss Everdeen in a scene from "The Hunger Games: Mockingjay Part 2." (Murray Close/Lionsgate via AP)
Murray Close/AP

Llegó el momento que todos los seguidores de Los Juegos del Hambre esperaban: el enfrentamiento entre Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y el Presidente Snow (Donald Sutherland), el enfrentamiento entre los rebeldes y el Capitolio.

Para la premiere uruguaya los fanáticos— la enorme mayoría preadolescentes— se vistieron de sus personajes favoritos, con una predilección marcada por Katniss en todos sus formatos, desde el mono de lycra de los primeros Juegos del Hambre, hasta su armadura más reciente.

Mientras esperaban en la sala, la ansiedad y la emoción de las adolescentes se volvieron incontrolables y cada diez minutos comenzaban a gritar como si estuviesen en una montaña rusa. Una vez empezada la película los gritos se mantuvieron. Cada vez que aparecía un personaje bueno por primera vez, o cuando un enemigo era derribado, empezaban los chillidos.

Pero lo que más las enloquecía era el romance, demostrando una fuerte inclinación por Peeta (Josh Hutcherson), que cada dos por tres se ganaba un "¡Te amo!" de parte de alguna de las espectadoras. Ante la inminencia de un beso —no se revelará con quién— comenzaban las respiraciones cada vez más fuertes y aceleradas hasta que por fin se daba el momento tan esperado y todas festejaban.

La emoción por Los Juegos del Hambre: Sinsajo — El final puede parecer mucha para quien está por fuera del fenómeno, pero una vez empezada la película es fácil entender por qué tanta popularidad.

El film retoma por donde había dejado, con Katniss herida y Peeta recién rescatado, todavía con el lavado cerebral del Capitolio, que lo programó para odiarla al punto de querer matarla.

Pero, ahora, en lugar de filmar anuncios propagandísticos con poca acción real, Katniss y un grupo de rebeldes intentarán llegar hasta la mansión de Snow, para tratar de asesinarlo. Aunque claro que televisarán el proceso. El problema central es que todo el distrito fue minado con trampas mortales que van desde metralletas hasta un mar de aceite, lo que convierte la llegada a Snow en una odisea.

De esa manera el Capitolio se transforma en una gran arena de combate y la misión de llegar a Snow se vuelve una nueva versión de los Juegos del Hambre. En el momento en el que gente de los dos bandos comienza a morir —muchísima más que en las otras películas— es cuando por fin se cae del todo en la cuenta de que lo que Katniss tiene que vivir es una guerra, no muy distinta de las que se viven en la actualidad.

Pero en Panem, quien gana la guerra no es necesariamente el que triunfa armamentísticamente, sino quien controla las imágenes de las batallas que llegan a la población, lo que es una suerte de reflexión de lo que son las guerras modernas. Ese mensaje se refuerza constantemente y queda más que claro en el final.

Los Juegos del Hambre: Sinsajo — El final es, sin dudas, la más oscura de la saga, situada en un mundo más destruido y ya no solo oprimido por el estado sino con civiles dispuestos a matar con tal de que triunfe uno u otro. El sentimiento de desesperanza que genera por momentos es brutal, sobre todo cuando los personajes empiezan a morir a una velocidad inusual, dándole a ciertas escenas un aire a videojuego.

Pero no deja de ser una película para jóvenes y el bien triunfa en mayor o menor medida y por fin la guerra deja un poco en paz a Katniss, que por fin puede elegir con qué chico quedarse.

Jennifer Lawrence se mantuvo sólida durante todas las películas de la franquicia, pero su trabajo en esta supera con creces sus interpretaciones anteriores. Tal vez sea porque esa oscuridad que reina en Los Juegos del Hambre: Sinsajo — El final la lleva a lugares más dramáticos, pero también queda claro que a sus 25 años la actriz nacida en Kentucky tiene mucho espacio para seguir creciendo.

Lawrence fue una decisión acertadísima de Debra Zane, la encargada del casting. No solo es muy buena actriz sino que tiene, en su personalidad, rasgos similares a Katniss: es rebelde, inusual, fuerte y espontánea. Probablemente con otra protagonista el éxito de Los Juegos del Hambre hubiese sido menor.

El final de la saga es todo lo que se podía esperar, con sus momentos alegres y tristes, muy bien actuada —Sutherland y Hutcherson son excelentes—, con recursos visuales tremendos y un final épico. Los fanáticos, que siempre son los más exigentes, también quedaron contentos. Al terminar la función una chica, bañada en lágrimas dijo: "Durante la peli no lloré porque es perfecta".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Lawrence se superó en "Los juegos del hambre: Sin Sajo-El Final".

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