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Cuando se está frente a una película de Michael Bay se sabe que habrá muchas explosiones, disparos, acción y una trama donde importa más el despliegue visual que su contenido. De igual forma siempre es un espectáculo grandilocuente lleno de emoción y efectos visuales.

Su nueva película, Escuadrón 6, la primera que realiza para Netflix tiene esos ingredientes que hicieron conocido a Bay, director que venía del mundo del videoclip (como también David Fincher o Michel Gondry): helicópteros en cada escena, persecuciones, explosiones y un toque de comedia. Todo eso ya estaba en Bad Boys, su primer largometraje. Desde aquella película que protagonizaron Will Smith y Martin Lawrence (que el próximo 23 de enero estrenará su tercera entrega), Bay se encargó de dirigir varios clásicos modernos de acción como La Roca, Armageddon y la saga Transformers.

El cine de Bay está pensado para ser devorado con facilidad. Sus películas no tienen tramas complicadas ni una dirección compleja, lo suyo es el entretenimiento puro y duro, es lo que mejor sabe hacer y lo que su público espera. A esto hay que agregarle un patriotismo exacerbado, otro de los sellos de este director.

Si bien hay chatura en esta película (como en cualquiera de Bay), visualmente tienen un gran despliegue, con escenas en cámara lenta, planos secuencia de imponentes paisajes y esa atmósfera brumosa que está presente en todas sus películas. Y en ese sentido Escuadrón 6 es imponente. Una primera escena, una persecución por las calles de Florencia, donde poco queda en pie, sirve para presentar al elenco.

Escuadrón 6 se centra en un grupo de justicieros, cada uno especialista en su rubro: una espía (Mélanie Laurent), un sicario (Manuel García-Rulfo), una doctora (Adria Arjona), un escalador (Ben Hardy) y un conductor (Dave Franco), quienes son liderados por el multimillonario de la tecnología que interpreta Reynolds. Ninguno de ellos se conoce entre sí y sus nombres son el número con el que fueron reclutados.

Para ingresar en este escuadrón, los integrantes tuvieron que fingir su muerte para poder trabajar en esta misión clandestina que intenta detener a un tirano de medio oriente que prefiere diezmar su población civil con gases letales con tal de seguir en el poder. “Le muestro a mis enemigos lo que tengo para ellos y sus seres queridos”, dice el dictador que con mano de hierro se mantiene en el poder de ese país llamado Turquestán, donde se desarrolla la acción final. Así de malos, estereotipados y planos son los personajes de Bay, aunque en esa simpleza también hay un beneficio; los malos son malos y no hay espacio para las medias tintas. De esta forma se sabe desde el inicio quién es el malo a detener y quién el héroe, por si algún distraído se pierde la trama entre tanto disparo y explosión.

Además, Escuadrón 6 es la película más graciosa y gráfica de Bay, quien tuvo un gran presupuesto para rodar esta película. Netflix le dio 150 millones de dólares para una historia que se reparte entre Florencia, Paris, Hong Kong, Abu Dabi y el imaginario país de Turquestán.

Dos claros antecedentes son Tierra de Zombies y Deadpool (Paul Wernick y Rhett Reese escribieron esas y también ésta película), no por su trama, sino por la forma de presentar a los personajes, manejar el humor y mostrar una violencia gratuita donde los malos mueren de formas horribles: empalados, aplastados, descuartizados o decapitados.

Bay logra desprenderse de la franquicia Transformers con una comedia de acción que apunta más al público adulto que al familiar. En el proceso gana mucho gracias al elenco que logró, sobre todo con Reynolds, quien vuelve a crear un personaje que se mueve entre la acción y el humor, como había sucedido en las dos entregas de Deadpool.

Escuadrón 6 es entretenimiento puro, es lo que promete y lo cumple.