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El error de repetir viejas fórmulas

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Poltergeist.
Clinton Stark

Las remakes innecesarias de Hollywood ya no sorprenden. Las tortugas Ninja, Annie y Karate Kid ya demostraron que ese no es necesariamente el camino para hacer una buena película.

La Poltergeist de 1982 tenía muchas fallas en el guión, fue hecha en los comienzos del CGI, los efectos computarizados hoy omnipresentes. Por lo que los efectos son malos y las actuaciones son flojas. Sin embargo, fue un éxito, asusta y era original para la época.

La trama gira alrededor de una familia que se muda a una casa nueva y empieza a presenciar fenómenos paranormales.

Era un riesgo intentar repetir eso y el resultado es mediocre. La remake tiene prácticamente los mismos errores que la original pero la audiencia ya no la encuentra novedosa. Así consigue una película de humor que cada tanto asusta.

Al igual que en su predecesora los efectos visuales son exagerados y la historia inconsistente —sigue sin lograr explicar por qué de todo el complejo de viviendas solo es afectada esa casa—, lo que hace difícil generar empatía con el drama que están sufriendo los protagonistas.

Poltergeist es una oportinidad perdida para hacer del material algo mejor. Se quiso dar un baño de actualidad con tecnología y una historia de fondo, pero no hubo cambios sustanciales.

Los protagonistas dan buenas actuaciones pero no alcanzan y el director, que con Monster House había probado que podía más, no logra lucirse.

"Poltergeist"[**]

Título original: Poltergeist. Origen: Estados Unidos, 2015. Dirigida por: Gil Kenan. Guión: David Lindsay-Abaire basado en la historia de Steven Spielberg. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Con: Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt, Saxon Sharbino, Kyle Catlett y Kennedi Clements.

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Poltergeist.

Crítica | Cine

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