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El encumbrado maestro mexicano de los sustos

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Una sugestiva atmósfera gótica envuelve a los personajes de "La cumbre escarlata"

Un retorno del director Guillermo Del Toro a un universo gótico es algo que siempre cabe aguardar con una dosis de expectativa.

El próximo jueves se estrena La cumbre escarlata, la más reciente película del cineasta mexicano, escrita por él mismo en colaboración con Matthew Robbins y Lucinda Coxon, e interpretada por Mia Wasikowska, Tom Hiddleston, Charlie Hunnam, Jessica Chastain y Burn Gorman en los papeles principales.

La acción se sitúa en Cumbria, en una mansión en ruinas en una región en gran parte rural y montañosa del norte de Inglaterra en el siglo XIX. Allí, la joven autora Edith Cushing (Wasikowska) descubre que su nuevo marido encantador Sir Thomas Sharpe (Hiddleston) no es quien parece ser. El personaje de Hiddleston ha sido definido como el típico "héroe encantador, con un pasado misterioso", y pronto ese pasado cobrará vida, generando algunos sobresaltos.

El director y guionista Del Toro describe a su película como una "historia de fantasmas y romance gótico", a la vez "una clásica y moderna historia de fantasmas", que le permitía jugar con las convenciones del género de horror y al mismo tiempo subvertir sus reglas.

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Demostrando que es un buen espectador, el cineasta cita como sus principales influencias, en este caso, a dos obras maestras del subgénero "casa encantada": Posesión satánica (1962) de Jack Clayton, la mejor versión fílmica de la reiterada "nouvelle" de Henry James Otra vuelta de tuerca, y la notable La casa embrujada (1963) de Robert Wise, desastrosamente rehecha por Jan De Bont como La maldición.

Todo indica que Del Toro sigue haciendo lo que le gusta. Es sin duda, con Cuarón, uno de los dos cineastas más interesantes del grupo que él ha bautizado como "los Tres Chiflados" del cine mexicano (más atrás queda el pretencioso e irregular González Iñárritu). Nacido en Guadalajara, Jalisco, en 1964, del Toro empezó a filmar en México desde adolescente, cuando estaba en el Instituto de Ciencias, en su ciudad natal. Pasó diez años en diseño de maquillaje y formó su propia compañía, Necropia. En 1998 su padre fue secuestrado, y tras conseguir su liberación mediante el pago de un rescate, del Toro decidió mudarse al extranjero y actualmente vive en Los Ángeles (Estados Unidos).

En 1992 rodó en México la peculiar historia de vampiros Cronos, con Federico Luppi, y luego ha dirigido una amplia variedad de películas, desde adaptaciones de comics (como Blade II, 2002; Hellboy, 2004, y su secuela de 2008), hasta asuntos de terror y fantasía histórica como El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006), cuya acción se situó en España en la época de la Guerra Civil y el periodo inmediatamente posterior, durante el régimen dictatorial del general Franco.

Del Toro se caracteriza por la creación de ambientes tétricos y agobiantes, o situaciones mágicas y fantásticas. Su estilo está marcado por su gusto por la biología y por la escuela de arte simbolista, su fascinación por el mundo fantástico viene de los cuentos de hadas y su gusto por los temas oscuros. Sus trabajos incluyen frecuentemente monstruos o seres fantásticos. Hace no mucho estuvo involucrado en la preproducción de la trilogía de El Hobbit, pero terminó abriéndose del proyecto (aunque conserva un crédito como colibretista). Y más cerca realizó Titanes del Pacífico (2013), una historia de monstruos y robots que incurría en la rareza (para el género) de ser inteligente.

Tampoco no se queda quieto. Ha escrito novelas góticas, sigue trabaja en la serie fantástica The Strain, tiene en carpeta secuelas de Hellboy y Titanes del Pacífico y una versión más oscura de Pinocho. Y no renuncia del todo al viejo sueño de filmar En las montañas de la locura de Howard P. Lovecraft. Si hay alguien capaz de llevar al cine el mundo del gran escritor fantástico de Providence, es él.

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