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Las elecciones como antídoto para la violencia

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Foto: Difusión

12 horas para sobrevivir: El año de la elección [**]. Título original: The Purge: Election Year.Dirección: James DeMonaco . Guión: Ídem. Elenco: Frank Grillo, Elizabeth Mitchell

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El cine de terror a menudo es apto para hacer comentarios políticos. Muertos vivientes (1956, Don Siegel) y sus dos remakes (una en 1978 y otra en 1993) eran no tan veladas alegorías sobre la paranoia anticomunista. ¡Sobreviven! (1988, John Carpenter) echaba luz sobre el totalitarismo político (combinado con el cada vez más grande poder de las grandes conglomerados comerciales).

Ejemplos más recientes pueden ser Hostal (2005, Eli Roth), sobre el "imperialismo cultural" de Estados Unidos. El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro (2006), ni se preocupaba por ser demasiado metafórico y planteaba un mundo fantástico y terrorífico como resultado de una cada vez más segura victoria franquista en la Guerra Civil Española.

En los últimos años, es esta saga, que empezó en 2013 con la muy buena La noche de la expiación, la más explícitamente política. En esa primera película se presentaba la premisa principal: durante doce horas hay una total libertad —garantizada por un Estado que tiene el poder de dominar todas las posibilidades de comunicación masiva— para golpear, violar y matar, a quien sea y como sea.  Mediante ese mecanismo, la sociedad se "liberaba", año a año, de la criminalidad. 

El razonamiento tras ese planteo es que si a la gente se le da la chance de liberar sus instintos asesinos una vez al año, durante una noche, baja la necesidad de cometer crímenes durante el resto del año. En cierta manera, la película muestra lo que podría pasar si el "¡Hay que matarlos a todos!" que pulula en los comentarios de cuanta noticia policial se publique en este país, tuviera una oportunidad donde realizarse.

Esa idea da lugar en la película, da lugar para una noche de fascismo, donde los más fuertes tienen como siempre casi todas las de ganar. 

En la segunda entrega, 12 horas para sobrevivir (2014) esa línea se profundizaba y acá ya no hay necesidad alguna de ponerle ningún tipo de velo a la intención política de la franquicia: los que más sufren la purga son las minorías y los inmigrantes. Los “wasps” (por "White, Anglo, Saxons, Protestants"), por el contrario, son quienes la instigan. Que justo se estrene el mismo año que hay elecciones en Estados Unidos solo aumenta el interés de la película. 

Pero esta tercera parte es más “política” que las anteriores. Aunque hay sangre a raudales, el miedo y la sensación de desesperación no se instalan como en las dos entregas que la preceden.

En parte, porque al sacar a la luz a los principales responsables de la purga, éstos pierden el carácter misterioso y, en consecuencia, su principal rasgo terrorífico, aunque también es cierto que esa gente mete miedo. 

En parte, también, porque donde antes se trataba de una violencia interpersonal y de clase, ahora se instala una lucha política entre una senadora (también "wasp", faltaba más) que quiere abolir la orgía de violencia y el gobierno, comandado por (otra vez: faltaba más) un hombre blanco, rubio y veterano. Hillary vs. Donald en otras palabras.

Es una pena, porque la saga en sus dos primeras partes conseguía ser punzante en su crítica hacia la violencia estimulada por el Estado. La tecera es bastante más esquemática en sus planteos, además de que tampoco consigue generar el mismo rechazo ante el sinsentido del fascismo suelto en las calles. 

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cine - críticaFABIÁN MURO

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