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Un eficaz catálogo de sobresaltos

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Algo muy extraño está pasando en la granja.

Dos hermanos, una chica de 15 años y un varón de 13 (Olivia DeJonge, Ed Oxenbould), van a pasar unos días con sus abuelos, a los que nunca han conocido, en una granja de Pennsylvania, mientras su madre divorciada emprende unas vacaciones en un crucero con su flamante novio.

Al principio todo parece bastante normal, y la chica registra los pequeños eventos cotidianos con su cámara de video (sí, otra vez la historia de alguien que filma lo que está pasando; curiosamente, esta vez funciona). Entre tanto, el hermano menor fastidia a todo el mundo con sus gustos musicales, pero pronto ese va a ser el menor de los problemas que los chicos deban enfrentar.

Porque, de hecho, empiezan a ocurrir algunas cosas muy extrañas en la aislada granja. Los abuelos, al principio encantadores, tienen por momentos comportamientos muy singulares. A los chicos se les prohibe abandonar sus habitaciones luego de las 9.30 de la noche. Algunos ruidos que se oyen entonces no tienen explicación inmediata, y es obvio que la cercana cabaña oculta algún secreto desagradable. Y en el sótano parece haber algo que, literalmente, apesta.

El gusto por el sobresalto y algún giro sorpresivo en los tramos finales de la anécdota son rasgos reiterados en el cine de M. Night Shyamalan, pero no siempre han funcionado con la eficacia con que lo hacen aquí. El director había lucido inteligente en El sexto sentido (1999), una película que es de hecho un episodio alargado de la vieja teleserie Dimensión desconocida pero que tenía un truco central a prueba de balas. Los trucos comenzaron a desgastarse en el cine posterior del director. No todavía, si se quiere, en El protegido (2000), y solo hasta cierto punto en Señales (2002) y en La aldea (2004), películas que tenían clima y momentos sugestivos pero dolían cuando el espectador terminaba enterándose de lo que realmente pasaba. Y mejor no hablar de La dama del agua (2006) pese a algún ocasional encanto de fábula, o de cosas más recientes como la apocalíptica El fin de los tiempos (2008), la más fantasiosa El último maestro del aire (2010) o la futurista Después de la Tierra (2013), que eran directamente fracasos ilevantables.

Con Los huéspedes, Shyamalan se reencuentra con lo mejor de sí mismo: cine de terror compacto y clásico, que emplea con habilidad sus pocos recursos, administra eficazmente sus sustos y algo de humor, y se descuelga con una vuelta de tuerca final que realmente explica las cosas que pasaron antes y no es simplemente una carta sacada a último momento de la manga. En varios momentos demuestra ser un buen director de actores, además.

Los Huéspedes [***]

Estados Unidos 2015. Título original: The Visit. Dirección y libreto: M. Night Shyamalan. Fotografía: Maryse Alberti. Montaje: Luke Framcp Ciarrocci. Diseño de producción: Naaman Marshall. Productores: Marc Bienstock, Jason Blum, M. Night Shyamalan. Producción: Blumhouse Productions/Blinding Edge Pictures. Elenco: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould, Deanna Dunagan, Peter McRobbie, Kathryn Hahn, Celia Keenan-Bolger, Samuel Stricklen, Patch Darragh.

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cinecríticaGuillermo Zapiola

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