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Un drama existencial contado en dibujitos

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La película es en stop motion y por día no se podía filmar más de un minuto. Foto: Chris "Toots" Toot
Puppets on the set of the animated stop-motion film, ANOMALISA, by Paramount Pictures
Photo credit: Chris "Toots" Toot

Hoy se estrena Anomalisa, la nueva de Charlie Kaufman.

Aesta altura, uno espera que una película de Charlie Kaufman lo sorprenda. Pero la sorpresa es que aún pueda sorprendernos y sorprenderse a sí mismo al hacerlo.

Tomen, por ejemplo, la nueva película de Kaufman, Anomalisa, la primera en siete años del idiosincrático guionista de ¿Quieres ser John Malkovich?, El ladrón de orquídeas y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.

Anomalisa, que escribió y dirigió con Duke Johnson y que se estrena hoy en Uruguay, cuenta la historia de un orador motivacional (interpretado por David Thewlis) que está siniestramente a la deriva en un hotel de Cincinnati. Todos con los que se cruza tienen el mismo rostro y hablan con la misma voz (la de Tom Noonan) excepto por una tímida empleada de atención al cliente (Jennifer Jason Leigh) con la que tiene un apasionado romance.

Parte comedia existencial y parte romance agridulce, Anomalisa es inmediatamente identificable como una película de Charlie Kaufman por su exploración de la brecha entre el mundo y cómo nuestras mentes lo procesan, y el humor que halla en los sentimientos de frustración y angustia cotidiana.

Pero no se parece en nada a sus trabajos anteriores porque es una animación en stop-motion. Cómo terminó así es un misterio para su autor.

"Mirándolo en perspectiva", dice Kaufman, parece que estaba llamado a suceder. Pero mientras la hacíamos era: esto no va a suceder. Esto no va a suceder. Esto no va suceder".

Lo que hizo que Anomalisa sea lo que es, dice, fue "una combinación de accidente y ver qué hacíamos con eso. Básicamente fue todo accidental".

Su génesis es de 2005, cuando el compositor Carter Burwell le preguntó a Kaufman si quería participar en Theater of the New Ear, una serie de performances en la que los actores leen "obras de sonido", acompañados solo por efectos de sonido y una orquesta.

La contribución de Kaufman titulada Hope Leaves the Theater ("La esperanza abandona el teatro") tenía a dos actores en varios papeles. Eso lo dejó pensando sobre una pieza en la que un actor aportaba casi todas las voces que poblaban el mundo de un personaje —una simulación del desorden real llamado el delirio Fregoli, que hace que quienes lo padecen creen estar rodeados por gente disfrazada.

Esa obra, Anomalisa que Kaufman presentó bajo el seudónimo Francis Fregoli, lo conmovió a Dino Stamatopoulos, un escritor y productor de comedias (Community) y viejo amigo de Kaufman.

Le llevó años persuadir a Kaufman que compartieron el libreto de Anomalisa. En ese tiempo, Stamatopoulos ayudó a fundar Starbun Industries, un estudio que produce series animadas.

Para 2012, Stamatopoulos y Johnson estaban intentando hacer Anomalisa como una película de stop-motion. Kaufman no estaba seguro, pero les permitió seguir adelante con una campaña de fondos en Kickstarter. La campaña pretendía conseguir 200.000 dólares pero pasó los 400.000, una cifra que estiman se gastó en la preproducción de una película que terminó costando 10 millones de dólares.

Entre los desafíos más complicados, sus creadores aseguran que estuvo en construir muñecos que parecieran reales pero no tan reales, que pudieran entregar acciones mundanas, como vestirse o ir al baño y no parecerse a nada que se haya visto en otras películas.

La dolorosa filmación cuadro por cuadro tomó dos años, en los que varias veces la producción pareció quedarse sin dinero. Siempre conseguían más fondos a último momento.

Johnson y Kaufman tuvieron que estar en constante comunicación. Estiman que trabajaron con no más de 15 a 20 animadores por vez, los que, en el mejor de los casos, producían dos segundos de metraje al día.

En tanto, los actores grabaron sus actuaciones todos juntos antes de que comenzara la filmación. Para ellos, ver lo que supo ser una experiencia exclusivamente auditiva, combinada con visuales animados fue sorprendente y agridulce

"Le daba otra vida, y lo alejaba a uno de uno mismo", dice Thewlis. "Ese muñeco no se parece en nada a mí, pero había algo de él un tanto perturbador: finalmente era como yo en algún sentido".

Sorprendente y agridulce es otra manera de referirse a las películas de Kaufman y todo indica que Anomalisa no será la excepción.

Estreno animado muy diferente.

Hoy, además de Anomalisa, se estrena otra película de animación pero más tradicional y para niños.

Se trata de Zootopia, la nueva producción animada de Disney, que, por lo visto en el tráiler, es divertida con esa clase de humor para niños pero también para sus padres.

Zootopia es una ciudad habitada por animales bastante atípica, compuesta por distintos hábitats que celebran distintas culturas. Está la lujosa Plaza Sahara para los animales del desierto, Tundratown para los osos polares y alces, el caluroso y húmedo Distrito Forestal, Pequeña Rodencia para los roedores más pequeños, y Las Madrigueras para los millones y millones de adorables conejitos. Uno de ellos, Judy, es una nueva policía en la ciudad pero le cuesta ganarse el respeto de sus colegas. Entablará amistad con Nick, un zorro.

Está dirigida por la gente detrás de éxitos como Bolt, Enredados y Ralph, el demoledor, por lo que se esperan buenas cosas. Ideas sobran.

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La película es en stop motion y por día no se podía filmar más de un minuto. Foto: Chris "Toots" Toot

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