Termina un ciclo de David Lynch en Cinemateca.

A David Lynch le interesa lo sórdido, es cierto, pero más le interesa el cine. Lo viene demostrando desde hace 50 años: empezó a hacer películas en 1966 cuando estudiaba en Filadelfia y no parece dispuesto a dejar de hacerlo.

Aunque su último largometraje es de 2002 (la hermética Imperio) no ha parado de producir cortos, videoclips y alguna que otra publicidad. Su gran regreso, es de esperar, será el próximo año cuando vuelva a la televisión con Picos gemelos, su revolucionaria serie de la década de 1980. La nueva versión tiene 18 episodios, todos, se anuncia, dirigidos por Lynch.

Mientras se espera ese acontecimiento, un ciclo de Cinemateca Uruguaya ha venido permitiendo conocer o repasar su obra. La muestra empezó el sábado 6 y se ha pasado la semana mostrando los clásicos del director (Eraserhead, El hombre elefante, Duna, Terciopelo azul y Corazón salvaje) y este fin de semana se dedica a la etapa más cercana de su filmografía. Es en Sala Cinemateca de Carnelli y Soriano.

Hoy, por ejemplo, va (a las 17.10, 19.15 y 21.20) Una historia sencilla, seguramente la película más rara de Lynch. En su caso "raro" es una historia minimalista de un anciano normal que sale a la carretera en su pequeño tractorcito. Es una película de carretera a paso de hombre. En su momento fue una sensación y tiene todo para mantener su encanto.

Mañana (a las 17.30 y a las 20.05) está El camino de los sueños. Con aire de policial pero a su vez bañado de eso ominoso que es marca de Lynch, en una historia sobre aspirantes a estrella en una Hollywood oscura y sórdida.

Finalmente, el domingo (a las 17.15 y 20.20) se exhibe Imperio, un intrincado relato sobre actriz que filma película y que entra a sospechar que lo que está haciendo es una remake de un inconcluso film polaco. Es todo muy raro pero así es Lynch.

El ciclo no incluye Carretera perdida, que representó un quiebre en su carrera y todo un desafío para los espectadores.

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