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El director que escucha lo que le quieren contar

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La película de García se estrenó hace una semana. Foto: Difusión

Mirando al cielo, el nuevo documental de Guzmán García.

Ahora que su segunda película fue estrenada, el director uruguayo Guzmán García decidió subir a YouTube la primera que hizo, un entrañable documental titulado Todavía el amor (2013). Habituado a ser montajista y colaborador de guiones (está detrás de Cachila, Mundialito y Maracaná), el cine que dirige se despreocupa de la estética y deposita toda la confianza en el poder de sus personajes.

"Me concentro en las entrevistas con los protagonistas porque no tengo mucho conocimiento de las otras áreas técnicas", explica. "Cuando uno trabaja una entrevista en profundidad, si mete muchos otros elementos corre el riesgo de que se pierda la solidez del discurso, y yo no quiero que el espectador se desconcentre de los personajes, no quiero que se generen otros significados que sean más importantes que lo que dicen y cómo lo dicen".

Mirando al cielo, su nuevo trabajo, tiene una estructura similar a Todavía el amor: la cámara entra a un espacio que le es ajeno y lo describe mediante planos fijos. García explica con su voz en off qué lo llevó hasta allí, y luego se detiene en los protagonistas. Los entrevista uno a uno. Se cierra la puerta del lugar. Fin de la película.

Si la primera vez fue a buscar historias de amor a un baile de tango de parejas de adultos mayores, ahora García se marcó como territorio un grupo de teatro amateur que ensaya la obra que da nombre a su película. "Cuando empecé a filmar, tanto esta como en la anterior, no tenía del todo claro cuál era en el fondo la intención; tenía una impresión. Es en el proceso que me voy dando cuenta qué es lo que quiero contar. Diría que lo que me impulsa es más emotivo que racional".

Inspirado en el método que popularizó el brasileño Eduardo Coutinho —el mano a mano con una persona anónima—, García asegura que lo importante es saber escuchar sin interrumpir: "Mucha gente tiene necesidad de contar y si uno escucha mucha gente cuenta. A veces me veo tentado a intervenir cuando ocurre un silencio o se habla de un dolor muy grande, pero sé que no debo hacerlo".

En tiempos en que la ficción busca nuevas fórmulas y el género documental mezcla lenguajes para reinventarse, lo que hace García es desafiante porque vuelve al formato más básico, alternando entre un relato oral y otro, volviendo en definitiva a la definición más primitiva del cine: contar historias. "Hay una dosis de admiración hacia los personajes sí, porque me doy cuenta de que si yo hubiera vivido algunas de las cosas que les pasaron a ellos no lo hubiera podido resolver con su fortaleza, seguir de pie como están ellos, haciendo cosas para ser felices", dice.

Si en Todavía el amor el objeto de narración era el amor, ahora, en Mirando al cielo, lo es un trauma: violencia doméstica, abuso infantil, la pérdida de un hijo, abandono, engaños, depresión. "En un momento del rodaje me sentí sobrepasado, como cansado emocionalmente", confiesa.

Este cineasta cree que las propias situaciones del rodaje intervinieron en el resultado del tono, porque se rodó en un teatro bastante destruido, oscuro, "eso hizo que el dramatismo fuera calando más hondo".

El encanto del cine de García es su intuición para manipular el discurso del dolor, metiéndose a fondo pero sin dejar que esto amargue todo el relato, generando un entorno de compasión que atraviesa la pantalla. Las herramientas que utiliza con más precisión son su empatía y esa fascinación que le genera apreciar qué palabras eligen los personajes para narrarse, qué gestos utilizan y cómo llegan ellos mismos a la fibra más íntima de los golpes que moldearon su carácter y su destino.

Es la misma curiosidad que conquista a los espectadores, que casi inmediatamente podrían entrar en la misma sintonía, esperando que llegue el momento en que otro de estos actores improvisados se dirija a cámara para contar en diez minutos un guión que, de otra forma, sería casi imposible dirigir.

Una película en flamante sala.

Mirando al cielo, el segundo documental del uruguayo Guzmán García, tuvo un preestreno en Sala Zitarrosa y ahora se exhibe en la flamante Sala B del Auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930). Va de hoy al domingo en doble función, a las 17:00 y 21:15; del jueves 20 al domingo 23 a las 19:20, y del 27 al 30 a las 17:30.

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La película de García se estrenó hace una semana. Foto: Difusión

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