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Diane Keaton, una actriz elegante y talentosa con proyectos y presencia en Instagram

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Diane Keaton. Foto: AP

Perfil

Acaba de estrenarse en Uruguay, Mejor que nunca, una comedia sobre cumplir los sueños en la vejez

Diane Keaton es, sin dudarlo, una de las grandes actrices del cine estadounidense, y además un icono de la moda de la segunda mitad del siglo XX. Ese estatus lo inauguró en Dos extraños amantes cuando fue la impredecible Annie Hall en el clásico de Woody Allen. Había que verla con sus pantalones y su chaleco tan varoniles y tan femeninos intentando seducir a Allen a la salida de un improbable partido de squash. Era imposible escapar de sus encantos incluso cuando descubríamos que era una de las peores choferes en la historia de Manhattan.

Keaton despliega la misma elegancia y la misma opción de vestuario en Mejor que nunca, una película que protagoniza y produce, y que se estrenó este jueves. Allí interpreta a Martha, una jubilada con un irreversible diagnóstico de cáncer que abandona Nueva York para instalarse en un barrio cerrado de personas retiradas. No parecería una buena idea hasta que se entusiasma con una pasión que debió dejar olvidada en su juventud: ser porrista (o sea cheerleader, en el original), esas muchachas que alientan a los equipos estadounidenses.

No parece lo apropiado para su edad y, a pesar de los reparos de la comisión administradora del lugar se junta con otras mujeres (entre ellas Jacki Weaver, Rhea Perlman y Pam Grier) para cumplir el sueño. La película la dirige Zara Hayes sobre un guion de Shane Atkinson, quien al igual que la directora debuta acá en el largometraje.

Es una película más en una carrera que ya ronda los 70 proyectos y no tiene intención de detenerse. Actualmente presta la voz a una serie animada, Green Eggs and Ham basada en historias de Dr. Seuss y es muy activa en su cuenta de Instagram que tiene 1.100.000 seguidores.

“Seguiré trabajando hasta que tenga energía”, le dijo recientemente a la revista Oprah.Tiene 73 años.

Nacida el 5 de enero de 1946 en Los Angeles, Keaton, quien también canta (como lo demostró en el final de Días de radio de su compinche Woody Allen) debutó en cine en Los amantes son seres extraños en 1970. Su fama, sin embargo, se consolidaría en el papel de Kay Adams, la esposa de Michael Corleone en la saga El Padrino.

A ese papel, hay que sumar su serie de proyectos para Allen: Sueños de seductor, El dormilón, La última noche de Boris Gruschenko, Dos extraños amantes (por la que ganó su único Oscar), Interiores, Manhattan y, años después, Misterioso asesinato en Mahanttan. Trabajó con Warren Beatty en Reds, en algunas comedias clásicas de las décadas de 1980 y 1990 como ¿Quién llamó a la cigüeña?, El padre de la novia y El club de las divorciadas y en comedias maduras como Alguien tiene que ceder, Juntos pero no tanto y Book Club.

En tal variedad de papeles, Keaton (que a pesar de ser vinculada afectivamente con Allen, Beatty y Al Pacino, nunca se casó y hace poco confesó que hace 35 años que no tiene una cita) mostró una capacidad tanto para el drama como para la comedia. Algunos la comparan, por su elegancia y su ecleticismo con Katharine Hepburn, y es de la misma generación que Meryl Streep quien tiene un poder de transformación para sus personajes, del que Keaton no puede hacer alarde.

Y aunque parece haber unanimidad de que Mejor que nunca no está a la altura de sus picos cinematográficos, el carisma de Keaton, de Annie Hall hasta ahora, se mantiene intacto. Eso le ha dejado una base de fans, muchos cogeneracionales de ella, que la tienen como una de las grandes figuras del cine estadounidense.

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