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El día que Natalia Oreiro se volvió la musa del cine brasileño

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Natalia Oreiro fue homenajeada en el Festival de Cine de Gramado.

Crónica

Nadie la conocía pero la uruguaya se fue ovacionada del Festival de Gramado

Natalia Oreiro fue homenajeada en el Festival de Cine de Gramado.
Natalia Oreiro fue homenajeada en el Festival de Cine de Gramado.

Pensemos en nuestras celebridades y en cómo las llamamos: Suárez, Riccetto, Forlán, Natalia. El miércoles pasado, durante el homenaje que le realizó el Festival de Cine de Gramado, Natalia Oreiro construyó con su público una relación de cercanía como la que tiene en Uruguay, Argentina y Rusia.

La primera escena con ella es así: una treintena de periodistas la esperan en una fábrica donde la actriz va a ayudar a construir el trofeo Kikito de Cristal que el año que viene le será entregado a otra estrella. El suyo lo moldeó Soledad Villamil, al de Villamil lo moldeó Cecilia Roth. En Gramado todos sabían quiénes eran estas actrices, pero esta vez muy pocos conocen a Natalia.

De Natalia saben de su trabajo en Gilda, no me arrepiento de este amor, de su actuación en Infancia clandestina -que fue coproducida por Brasil- y recuerdan que en la entrega de los premios Platino que tuvo lugar tres años atrás en Punta del Este, cuando Brasil se había quedado afuera de la competencia porque no tenía filmes nominados. Ahora, Natalia los hizo sentir como en casa cuando entró al escenario, se recostó sobre un piano de cola y cantó “Garota de Ipanema”.

La presentadora de la conferencia le dice que esa será la imagen que siempre recordará de ella y la actriz intenta agradecerle en un esmerado portuñol, aunque no le alcanza la voz.

Un día antes de viajar a Gramado llegó de Moscú en un vuelo de 18 horas. Ahora está engripada y aprieta la garganta cada pocas palabras para soportar el ardor. Sin embargo, responde con amabilidad todas las preguntas que el público le hace, se saca todas las fotos y graba saludos para los familiares de gente que no conoce.

"Es tan buena, nos dice a todo que sí”, cuenta una de las organizadoras del festival. Esta disposición, asegura, es rara entre las estrellas.

Natalia rompe el hielo contando que hace 18 años se casó en Brasil, un país que recorrió de punta a punta. “Mi primer trabajo profesional me lo dio una brasileña, porque Xuxa me eligió como su Paquita cuando yo tenía 15”. Es decir Xuxa y la platea se enciende en un asombro. Este público ya le pertenece.

“Mi propia vida como mujer fue acompañando la búsqueda de distintos personajes de mujeres diversas, adultas, complejas, reales, cercanas o lejanas. Lo que yo siempre intenté es tener en mis personajes mucha verdad”, responde cuando se le pregunta por aquello roles que la seducen.

Cuando hace un repaso elige hablar de tres: el de Gilda, un proyecto que empujó para que se realizara durante 20 años, el de Infancia clandestina (“que me afectó muchísimo porque tiene que ver con la historia política que cambió la vida de muchas personas de mi país”) y el de Wakolda, en el que a los pocos meses de dar a luz interpretó a la hija de una pareja de nazis que entrega a sus hijos recién nacidos a un médico alemán que la ficción sugiere como Josef Mengele.

Ficha

Su opinión sobre legalización del aborto

Natalia Oreiro no integró el colectivo que formaron varias actrices argentinas debido a su nacionalidad, sin embargo recorrió varios medios apoyando la movilización femenina que pidió que se legalizara el aborto. “Es importante involucrarse con lo que pasa en la sociedad. El colectivo de actrices me parece que tuvo mucha importancia, me parece muy valiente lo que hicieron ellas. Es valiente porque cuando una persona que trabaja con su credibilidad toma una posición política en temas tan sensibles, va a recibir comentarios negativos. Yo celebro que hayan puesto su compromiso como ciudadanas por encima de su conveniencia profesional”.

“Valoro más que me recuerden por mi lado humano que por mis logros profesionales”, dice. “Sin embargo, a pesar de que una trabaja y trabaja, creo que me van a recordar por Muñeca brava, que la filmé cuando era muy chica. Mi motor para seguir adelante es la certeza de que lo mejor no es lo que ya hice sino el personaje que vendrá”.

En el futuro cercano sabe que volverá a filmar con Lucía Puenzo, la directora de Wakolda y que es probable que interprete, dirigida por Marcos Carnevale, una biopic sobre Juana de Ibarbourou.

"Juana junto con Idea (Vilariño) son las grandes poetisas con las que crecí. De Juana me interesan sus conquistas como mujer en un lugar y en una época que eran de hombres. Pero hacer cine es un acto de amor cooperativo y tienen que juntarse muchas cosas para que salga. Primero me interesa la historia, luego que tenga un buen punto de vista, después que quien lo dirija sea una buena persona, porque cuando uno hace una película abre su corazón y yo necesito a alguien que me contenga. Me importa más esto que su talento, de todas las personas con las que he trabajo termino amiga”.

Un premio bien ganado

Pocas horas después de este encuentro, Natalia Oreiro subió al escenario para recibir el Kikito de Cristal. Luego de tres rondas de aplausos fue invitada a una cena íntima con 15 invitados, entre los que estaba la actriz uruguaya Verónica Perrotta.

Natalia es el centro de atención y se arma una ronda en torno a ella.

“Listo, mi hijo está bien”, dice la actriz a los invitados tras hacer una llamada. “Después de acá vuelvo a Rusia. Estoy agotada”.

La cena es elegante y protocolar. Autoridades políticas, empresarios. Natalia sonríe, les dedica la mayor atención a quienes la rodean, posa con su Kikito y los invitados, con su Kikito y las diferentes marcas que patrocinaron la cena, graba más mensajes para más gente que no conoce.

El anfitrión propone dos brindis, la anuncia como la nueva musa del cine brasileño. A pocos metros de la actriz la espera una amiga, una maquilladora que conoció en un rodaje y que cuando no está en un set viaja con Natalia. “Ella es así. Es imparable. Te vende todo. Escucha a todos. Yo no sé cómo hace”.

Como la estrella no tiene redes sociales, es la amiga la que le saca una foto y la comparte en su cuenta de Instagram. Muestra el celular: “Mirá lo que es esto, ponés cualquier foto y a los segundos te llueven los likes. Es como cuando filmamos el video clip para el Mundial en Montevideo. En un momento la veo venir caminando y atrás la seguían cientos de personas. Para mí era como ver a una especie de figura religiosa que estaba siendo adorada”.

FESTIVAL DE GRAMADO

Una nueva conquista “a la uruguaya”: “Mi mundial”

 La presencia nacional es poca pero valiosa. La película Mi mundial compite como Mejor Largometraje Extranjero junto a las coproducciones Las herederas (con Paraguay), Averno (con Bolivia) y los filmes Recreo (Argentina) y Violeta al fin (Costa Rica). El elenco de Mi mundial viene siendo celebrado por la prensa. El actor César Troncoso, una celebridad en Gramado, llegó el miércoles por la noche. En esta edición, participa con tres películas: Mi mundial, Benzinho y O avental rosa. A la actriz Verónica Perrotta, asidua a este festival, los críticos le dicen “brasiguaya” debido a su participación cada vez más continua en filmes brasileños. Quienes sorprendieron fueron el actor Néstor Guzzini, un “descubrimiento”, según señaló la prensa, y el adolescente Facundo Campelo, al que distintos turistas le piden fotos por la calle y lo abrazan, felicitándolo por su trabajo.

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