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Denuncia hecha documental que se consiguió un Oscar

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Icarus

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Ícaro, la oscarizada historia que reveló el dopaje de los atletas rusos está en Netflix

El director, Bryan Fogel rastreó los primeros casos de dopaje hasta la Grecia antigua, cuando en los Juegos Olímpicos, los atletas bebían drogas analgésicas herbales para paliar el dolor. Hace unos años, Fogel —un documentalista y ciclista amateur que como tantos idolatraba a Lance Armstrong en la época en que éste negaba vehementemente doparse; después se supo que mentía— tuvo una idea para una película: armaría un régimen de dopaje para sí mismo que no se pudiera detectar y registraría los resultados del experimento.

La concreción de esa idea se llama Icaro y el domingo pasado ganó el Oscar a mejor documental. Y está disponible en el servicio de Netflix.

“Inicialmente lo concebí como una película tipo Super Size Me”, le dijo Fogel a The New York Times, refiriéndose al documental en el que Morgan Spurlock se sometía a una dieta de comida basura durante un mes. “La pregunta sería ¿qué tiene de bueno este sistema, que supuestamente controla el dopaje, si puede ser burlado?”

Si las cosas hubieran salidos de acuerdo a lo planeado, Icaro podría haber terminado como un desolador recuento de lo fácil que es camuflar el uso de drogas que mejoran el rendimiento deportivo. Pero en el medio se cruzo un escándalo deportivo mundial que llenó de suspensos e inquieto la historia de Fogel.

Icaro comienza con Fogel describiendo su vieja pasión por el ciclismo como una obsesión masoquista. Tras competir sin usar esa clase de drogas toda su vida, y cuando surgió el escándalo de Lance Armstrong, decidió hacer trampa y consultó a un hombre que ha dedicado su vida a descubrir tramposos, Don Catlin, un científico que inventó muchos de los actuales protocolos de control de drogas en los deportes. Catlin asistió a Fogel por un tiempo y después lo refirió a su contraparte rusa, Grigory Rodchenkov.

Icaro
Fogel se sometió a dopajes para revelar la red de trampas en el circuito deportivo

Al principio Rodchenkov se presenta como un personaje excéntrico. Algo mentiroso y voluble, se comunica a través de Skype con Fogel, y se lo ve con el torso desnudo. Secamente se refiere a su patria como “el lugar más relajado del mnudo”, durante una visita de Fogel a Moscú, incluso después que Fogel ya ha experimentado lo suficiente como para saber que es justamente lo contrario.

Extrañamente, doparse no lo ayudó a Fogel en su siguiente evento amateur en el que compite. Pero entonces la historia toma un rumbo aterrador. Rodchenkov participó en lo que la película llama “un sistema de alcance estatal para hacer trampa en los Juegos Olímpicos, específicamente en los de 2014 en Sochi, Rusia. La historia explotó en el otoño (boreal) de 2015 y Rodchenkov temiendo por su vida se vio obligado a dejar Rusia. Una llamada nocturna a Fogel para que el cineasta lo ayudara a salir del país está en la película.

“Eso no era parte del esquema”, le dijo Fogel al Times. “Cuando me ves ayudando a Grigory a salir del país, lo estoy haciendo de verdad, incluso poniendo mi propia tarjeta de crédito. Ahí tuvo que ir a explicarle a los productores que el documental estaba yendo hacia otro lado”.

De repente, Fogel estuvo en constante consulta con abogados y periodista. El New York Times publicó una entrevista a Rodchenkov en mayo de 2016. Eventualmente, Icarus se concentra en increíbles detalles de un elaborado esquema de sustitución de orinas que permitió una trampa enorme en los juegos de Sochi, donde los equipos rusos ganaron 13 medallas de oro (el país recibió 33 en total), para alegría del presidente Vladimir Putin.

“Es muy importante para Rusia, su identidad nacional, y esto es particularmente cierto con Putin, que debe ser una fuerza dominante en los deportes”, dijo Fogel.

Icaro tiene material de archivo en los que Catlin comparte ideas en sus laboratorio en California con una delegación rusa en la que está Rodchenkov.

“Grigory estaba ahí como un espía”, dice Fogel. “Hay que asumir que Rusia ha venido haciendo esto durante 40 años y que lo de Sochi fue solo una evidencia. Pensalo: estaba robando el banco y ellos eran los dueños del banco. Gastaron 50.000 millones de dólares para crear Sochi. Lo que estaba en juego era el poderío deportivo ruso”.

A partir del documental de Fogel, se reveló una red de dopaje auspiciada directamente desde el gobierno ruso, que terminó con la expulsión a la Federación Rusa del Comité Olímpico Internacional. En los recientes Juegos de invierno en Corea del Sur, no pudo participar ningún deportista bajo la bandera rusa.

Eso le da a Icaro que además es un documental muy entretenido e instructivo, una relevancia que el Oscar no hizo más que confirmar.

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