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Cumple 100 años, "El pibe", la película con la que Charles Chaplin enseñó a reír y llorar

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Chaplin

Recuerdo

Es una de las grandes obras del cine mudo, el primer largometraje de su popular personaje y una comedia que muchos recuerdan

Chaplin
Chaplin y Jackie Coogan en El Pibe

Tal vez sea su vigente presencia en cuadritos de los que solían venderse en ferias de artesanos y que aún se ven en algunas casas (en mi cuarto de adolescente, por ejemplo, aún está ahí, estoico) pero a sus 100 años, El pibe, sigue presente en el imaginario cultural. Se estrenó en Estados Unidos, el 21 de enero de 1921 y la dirigió la figura del cine más grande de su tiempo, Charles Chaplin.

El pibe, The Kid, en su original, fue el primer largometraje del vagabundo, el personaje que Chaplin creó en 1914 y que lo convirtió en la primera estrella global del cine. Demostró, además, sus posibilidades como narrador y aportó una de las obras maestras de ese poblado período de obras maestras que es el cine mudo.

Para ser una película que ha dado tantas alegrías, El pibe nació de un mal momento. En 1918, Chaplin se había casado (a punta de revólver aunque el embarazo resultó una falsa alarma) con Mildred Harris, una muchacha de 17 años a la que responsabilizaba de un bloqueo. “Sin lugar a dudas, el matrimonio había tenido un efecto negativo sobre mis facultades creativas”, escribió Chaplin en su autobiografía.

Chaplin
Una tierna escena de El pibe

Como él mismo cuenta, el origen de El pibe es Jackie Coogan, el simpático niño al que vio en escena y que le renovó la creatividad. Considerada la primera estrella infantil del cine, Coogan acompañaba a su padre en el teatro y Chaplin quedó prendado de su gracia y escribió una película alrededor suyo.

Su idea era colar a su personaje tradicional (concentrado, básicamente en el golpe y porrazo aunque genial) algo de sentimentalismo, ofreciendo así dos sensaciones por el precio de una: el llanto y la risa. Un niño, ayudaba a eso. Esa fórmula lo acompañaría toda su carrera llegando a su mejor ejemplo en la escena final de Luces de la ciudad con la ciega que ve y él con su cara de buenote.

Y como esa y muchas de sus películas, la de El pibe es una historia bien simple: una muchacha (Edna Purviance) no puede criar a su hijo recién nacido y lo deja en el auto deuna familia rica. Pero justo cuando se arrepiente, el niño se lo llevó Chaplin, quien lo cría entre miseria, picardía y mucha ternura. Hay algunos momentos dramáticos pero todo se resuelve de una manera reconfortante.

Como era costumbre, la producción de El pibe estuvo cargada de complicaciones personales, judiciales y hasta políticas. El montaje lo encaró en medio de su divorcio con Harris que iba a ser amistoso y terminó en un escándalo. Eso involucró a First National, el estudio de la película, que estaba preocupada por la duración de la película y quería dividirla en tres. Chaplin huyó con los negativos a Salt Lake City para evitar que le confiscaran su obra e hiciera deficitario el proyecto.

No pasó nada de eso y aunque, como recuerda el biógrafo español Manuel Villega López, la película fue acusada de “amarga, anarquista y disolvente”, le dio un millón de dólares a su creador. A esa altura eso era ser uno de los hombres más ricos de Estados Unidos.

Es interesante que a pesar de ciertos e inevitables primitivismos técnicos, las películas de Chaplin mantienen en cierto público su gracia. La escena del vidriero en El Pibe es un ejemplo de la picardía típica de las que siempre funciona.

La película está llena de esos momentos. Verla en familia (está en YouTube), 100 años después, es aún una linda experiencia.

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