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A Cruise lo corre una maldición

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La leyenda infundada de que los egipcios enterraban a sus muertos con una maldición eterna, ha alimentado la fantasía del cine desde la época en que era mudo. El gran auge de las momias, sin embargo fue cuando en la década de 1930 se integró al paquete de monstruos de Universal, una pandilla que integraban, además, El hombre invisible, El hombre lobo, Drácula y alguno más.

Desde entonces, las momias han sido recurso inagotable como protagonistas y como secundarias. No hace tanto, a fines del siglo pasado, se las volvió a sacar del sarcófago para una serie de blockbusters con Brendan Frasier que se volvieron, es de suponer, un clásico del cine de aventuras para su generación.

Ahora, tuneada como Dark Universe, la Universal recurre de nuevo a ellas. Lo hace, eso sí, con un despliegue importante que en este caso alcanza con poner a Tom Cruise corriendo y combatiendo una maldición ajena y propia. Es, además, la fundación de una franquicia.

Acá Nick Norton (o sea Cruise) es un saqueador de tumbas en el frente de la guerra al terrorismo que en Irak se cruza con un sarcófago que guarda a una princesa del mal (Sofía Boutella). La despierta de la manera más estúpida y se convierte en el príncipe consorte, una maldición de la que intentará escapar durante toda la película.

El director Alex Kurtzman busca dar cierto despliegue visual a todo el asunto lo que está bien por el lado del diseño de producción aunque algunas alucinaciones tienden un poco de más para el lado del aviso de perfume. Hay escenas de acción muy jugadas al montaje lo que puede ser visto como un mérito narrativo.

El problema es que esas escenas de acción están al servicio de un guión que se abre para varios lados. Lo firman un par de especialistas bien pagados del cine de acción y aventura como David Koepp (varias con Cruise: Misión imposible, las de Jack Ryan, La guerra de los mundos) y Christopher McQuarrie (Oscar por Los sospechosos de siempre pero también alguna Misión imposible).

Acá vienen con aliento clásico y aunque por momentos lo consiguen en otros lo complican con personajes secundarios, explicaciones redundantes y cierta confusión de hacia dónde se está yendo.

Pero este es el show de Cruise que acá sobrevive un accidente aéreo, pelea con fantasmas importantes y coquetea, muy púdicamente, con su interés romántico, una arqueóloga temeraria (Annabelle Wallis) mientras lidia con un Mister Jekill/Doctor Hyde que Russell Crowe compone con traje de tres piezas.

Cruise corre, salta, hace piruetas y va presentando un personaje (un renegado como Batman con los superpoderes de un Dios) que seguramente le va a dar varios réditos.

No está tan mal como se ha dicho pero, bueno, tampoco es la gran cosa.

La Momia [***]

Estados Unidos, 2017. Título original: The Mummy. Dirigida por Alex Kurtzman.

Escrita por David Koepp, Christopher McQuarrie, Dylan Kussman sobre una historia de Jon Spaihts y Alex Kurtzman & Jenny Lumet. Fotografía: Ben Seresin.

Música: Brian Tyler. Diseño de producción: Jon Hutman y Dominic Watkins.

Con: Tom Cruise, Sofia Boutella, Annabelle Wallis, Russell Crowe, Jake Johnson. Duración: 110 minutos. Estreno: 8 de junio.

CRÍTICA - CINE

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