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Crítica, "El precio de la verdad" tiene a Mark Ruffalo como un cruzado burócrata

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Mark Ruffalo

Estreno

La nueva película de Todd Haynes es una denuncia sobre prácticas mortales de una farmacéutica

Mark Ruffalo
Mark Ruffalo, actor y productor a "El precio de la verdad"

Aunque en una primera lectura, uno podría ver El precio de la verdad como una película ajena a la obra de Todd Haynes, su director, tal vez no sea tan así. Por un lado porque revisita un género clásico de Hollywood (la película de denuncia en la que un David pedestre le hace partido a un Goliath corporativo), con el mismo respeto que en Lejos del paraíso y Carol, lo hizo con el melodrama.

Por otro lado, la preocupación medioambiental estaba ya en Safe —la película que convirtió a Haynes en un nombre importante— en la que Julianne Moore interpretaba una mujer afectada por la artificialidad del entorno. Era una crítica feroz (y visualmente muy cuidada) sobre las consecuencias del uso de plástico, por ejemplo, en la vida moderna.

La diferencia principal entre esos antecedentes y El precio de la verdad, es que acá cuenta de una manera más tradicional, una historia real. Y aterradora.

A fines de la década de 1990, el abogado de Cincinatti, Rob Bilott (Mark Ruffalo, quien también figura como productor) pasó de trabajar para las grandes farmacéuticas a demandarlas en un caso de contaminación ambiental que mató al ganado y a las personas de un pequeño pueblo de Virginia. Bilott (que como se avisa en los inevitables textos finales, está vivo y sigue en la misma cruzada) descubrió el alcance de un asunto que implicaba maldades corporativas y complicidades estatales.

El caso involucró a la farmacéutica DuPont y su producto estrella, el teflón, un material de uso doméstico que tenía unos excedentes venenosos. El guion está basado en un articulo que Nathaniel Rich escribió para la revista del New York Times en 2016.

En manos de Haynes, es cierto, se podría esperar una mayor profundidad en algunas cuestiones que acá son tratadas con superficialidad. El daño mayor es con el personaje de la esposa de Billott (interpretada por Anne Hatahaway, desaprovechada), cuya presencia es anecdótica y, probablemente, haya sido un poco más trascendente. Hay algunos facilismos más pero también pueden pasar como fallas del formato.

Pero, incluso en sus modales más impersonales, Haynes es un director que sabe y gracias a la fotografía de Edward Lachman (su colaborador habitual) y el diseño de producción de Hannah Beachler (quien ganó un Oscar por Pantera negra) consigue hacer visualmente atractiva la historia. Es, en sus mejores momentos, una suerte de homenaje al cine paranoico que Alan J. Pakula, por ejemplo, practicaba en la década de 1970. Una película referente también podría ser Silkwood, aquella de Mike Nichols con Meryl Streep sobre, justamente, una fábrica contaminante.

El mayor compromiso, sin embargo, lo aporta Ruffalo, acá totalmente jugado con la causa. Su abogado de mala postura y boca aburrida aporta todo para construir a un burócrata convertido en cruzado.

Podría ser mejor, sí, pero lo que hay alcanza para transmitir el mensaje con contundencia. Y ese siempre es la misión a cumplir en esta clase de películas.

El precio de la verdad * * * *
OrigenEstados Unidos, 2019
Título originalDark Waters
Estreno12 de marzo, 2020

 Director: Todd Haynes. Guion: Mario Correa, Matthew Michael Carnahan. Fotografía: Edward Lachman. Editor: Affonso Gonçalves. Música: Marcelo Zarvos. Con: Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Bill Camp, Tim Robbins, Victor Garber, Mare Winningham, William Jackson Harper, Bill Pullman, Louisa Krause, Duración: 126 minutos

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