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Crítica: "Pájaros de verano" es como "Narcos" pero original y sorprendente

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Pájaros de verano

Estreno

Se estrenó la nueva película del colombiano Ciro Guerra, nominado al Oscar por "El abrazo de la serpiente"

En El abrazo de la serpiente, el colombiano Ciro Guerraconsiguió una nominación al Oscar contando una travesía, en blanco y negro, a una Colombia selvática y profunda que tenía tanto de América Latina como de Conrad. La película se convirtió en un éxito global.

A primera vista, Pájaros de verano, la nueva de Guerra (codirigida con su productora y esposa, Cristina Gallego) es una historia cercana a la de Narcos o cualquiera de esas series y películas que tratan el mismo tema: el ascenso y la caída de un traficante de drogas en una Colombia rural. Pero a los directores también les interesa el costado antropológico y social de un grupo en particular y cómo su vida empieza a degradarse en contacto con a modernidad y la codicia.

En el centro está Rapayet (José Acosta), que es un wayuu, una etnia de la Guajira colombiana, ese territorio desértico entre la selva y el mar. Siguiendo la tradición, Rapayet es obligado por Úrsula (Carmiña Martínez), la matriarca, a aportar la dotepara desposar a Zaida (Natalie Reyes). Para conseguir el dinero decide atender la demanda de marihuana de los hippies de los Cuerpos de Paz estadounidenses que andan repartiendo volantes anticomunistas y están como locos por fumarse un porro.

Así, Rapayet y su socio Moisés (Jhon Narvaez) va a las sierras donde otro pariente, Anibal (Juan Bautista Martínez) tiene la plantación más grande de la región. Es el comienzo de una amistad rentable y peligrosa con Estados Unidos y de un nuevo vínculo familiar. El gobierno de Colombia y Washington rechazaron que los wayuu y los Cuerpos de paz hayan estado involucrados en el contrabando de marihuana.

Con su aparente parsimonia, Rapayet está a la altura de las circunstancias incluso cuando tiene que terminar drásticamente su sociedad con Moisés. El negocio está lleno de las complicaciones y los malos entendidos que traen esa clase de negocios.

A partir de ahí, la película sigue la desintegración familiar y la decadencia moral de los wayuu a pesar de los esfuerzos de Ursula (el pilar de la familia) por mantener las cosas en su rumbo. Un nuevo estatus (ejemplificado por una mansión en medio de la nada) tiene sus daños colaterales en los lazos familiares, las tradiciones quedan vapuleadas por la codicia.

Como una mezcla de Scorsese con García Márquez la película está poblada de fantasmas, ensoñaciones y tradiciones que los wayuu han mantenido por siglos, a pesar de la intervención de los alijuna, los forasteros. Su mundo está lleno de colores.

Desde el cortejo entre Rapayet y Zaida o una ceremonia de desenterramiento de muertos en el cementerio, hasta las curaciones del alma, todo está en su lugar para revelar la preocupación de Guerra y Gallego por hacer un retrato social. Lo consiguen de sobra en una película sorprendente.

Guerra presentó en el último festival de Venecia, Waiting for the Barbarians, su primera película en inglés con Mark Rylance, Johnny Depp y Robert Pattinson sobre novela de Coetzee. En Pájaros de verano demuestra tener la bravura para un proyecto así.

Ficha
Pájaros de verano * * * *
OrigenColombia,, 2018.
Duración125 minutos
Estreno14 de noviembre, 2019

Directores: Cristina Gallego, Ciro Guerra. Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde sobre una idea de Cristina Gallego. Fotografía: David Gallego. Editor: Miguel Schverdfinger Música: Leonardo Heiblum.Con: Carmina Martinez, Jose Acosta, John Narvaez, Natalia Reyes, Jose Vicente Cotes, Juan Martinez, Greider Meza.

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