ESTRENO

En 1976 cuando se estrenó el primer episodio de Los Ángeles de Charlie, la serial (como se le decía entonces) parecía bastante novedosa: tres mujeres hermosas (Farrah Fawcett, Kate Jackson, Jaclyn Smith) que se encargaban de asuntos que la televisión solía destinar a los hombres. Eran tiempos en que el feminismo era un exotismo académico y este era un aporte diferente; la serie duró hasta 1981.

A comienzos de este siglo, la franquicia se revitalizó con una estética más moderna y con Cameron Díaz, Lucy Liu y Drew Barrymore como las tres agentes al servicio de Charlie, un jefe que era una voz en el teléfono. La primera no estaba nada mal y la segunda basó su campaña en Demi Moore en bikini, lo que da una idea del resultado.

Y como, alguien dice por ahí, el público siempre se renueva, a esta generación le tocó sus propias Ángeles de Charlie.

Lo que antes era una agencia local ahora se convirtió en internacional. Las ángeles de esta nueva versión son Sabina (Kristen Stewart) que se pasa el tiempo entre golpes y sarcasmos, Jane (Ella Balinska) y una recién llegada Elena (Naomi Scott) y van detrás de un aparato rarísimo que puede ser una fuente de energía barata o un arma mortal. Su Bosley (que antes era un personaje y ahora es un cargo, “teniente”, en el organigrama de Charlie) es Elizabeth Banks que además la escribió y la dirigió.

Queda claro que esta es la más feminista de la franquicia: en los créditos se ven un montón de mujeres comunes y la solidaridad femenina es un arma tan letal como una bomba. Todos los hombres (menos uno) son torpes y malos. Con todo eso, Banks consigue una película entretenida para momentos de bajas exigencias.

Las escenas de acción son rutinarias, los vestuarios impecables, pero hay un aire de entretenimiento ligero que no le hace nada mal.