Estreno

No está nada mal, esta nueva aproximación de Redford a un personaje que ha marcado su carrera

Anunciada como la película que cierra los casi 60 años de carrera de Robert Redford, Un ladrón con estilo parece resumir una trayectoria marcada por el estrellato y fama de independencia. La combinación de esos dos modos lo volvieron un símbolo del cine de Hollywood.

En Un ladrón con estilo vuelve a interpretar a un forajido, una categoría que está siempre presente en su trayectoria. Uno de los primeros, claro, fue su Sundance Kid (y de ahí el nombre de su obra más perdurable, el festival, el instituto y la franquicia Sundance) en Butch Cassidy, la película de George Roy Hill sobre aquel par de bandoleros que terminaron acribillados en Bolivia. Es una de las dos películas que hizo con Paul Newman, la otra mitad del dúo mejor parecido del mundo; en la otra El golpe, interpretaban a unos simpáticos estafadores.

Ahora, Redford es Forrest Tucker, un ladrón de bancos septuagenario que realmente preocupó a la polícía de cinco estados a comienzos de la década de 1980. Con dos compinches coetáneos (interpretados con la solvencia habitual por Danny Glover y Tom Waits), vienen en una buena racha que un policía (Casey Affleck) espera frenar en lo que también es para él, una especie de sacudón personal a una vida rutinaria.

El personaje del forajido también es un dato importante en la construcción de la figura pública de Redford y en ese sentido también Un ladrón con estilo está hablando un poco de él. Acá es un anciano buen mozo, seductor (su interés romántico es otra actriz veterana, Sissy Spasek), un ladrón de buenos modales y gestos corteses. No roba para enriquecerse sino porque eso es lo le tocó hacer. Las instituciones suelen desconfiar de gente así.

Es un poco una construcción a la que Redford le encanta volver. Surgido en la década de 1960 en el teatro, su primer papel destacado en el cine fue en La jauría humana, aquella de Arthur Penn con Marlon Brando en la que hacía de prófugo, aunque su fama se consolidó con Descalzos en el parque donde era el marido recién casado con Jane Fonda. La pareja se repitió en El jinete eléctrico y en la reciente Our Souls at Night que está en Netflix.

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Como actor se ha dividido en películas de cierto tono político (Todos los hombres del presidente, Tres días del cóndor, El candidato, Causas y consecuencias),y proyectos decididamente comerciales para que libere su faceta de galán (Africa Mía, Habana, Propuesta indecente, El señor de los caballos). En cualquier terreno, era más una presencia que un actor dúctil. A él le funcionó así siempre y hoy, ya octogenario, sigue generando suspiros femeninos, el principal combustible de su carrera. Es uno de los actores más lindos de la historia del cine, seamos justos y ha afinado sus dotes actorales: Un ladrón con estilo da fuertes evidencias en ese sentido.

Además, porque es un tipo inquieto, dirigió 10 películas desde Gente como uno (que le dio su único Oscar) en una obra de la que hoy parecerían sobrevivir con interés las bellezas visuales de Nada es para siempre y la reconstrucción de época de El dilema.

Acá no dirige, dejándole la tarea a David Lowery que es un director relativamente joven (tiene 39 años) y raro: ha dirigido para Disney (Mi amigo el dragón, su única película estrenada en cine en Uruguay y en la que estaba Redford), asuntos vistosos (Ainu2019t Them Bodies Saints) y hasta experimentos muy personales e independientes como A Ghost Story. Ahora, como para seguir con el eclecticismo está preparando ¡otra! versión de Peter Pan y Green Knight, una fantasía medieval con Alicia Vikander y Dev Patel.

Un ladrón con estilo es una combinación de todas esas inquietudes de Lowery. Hay una historia amablemente atractiva con algunas inquietudes narrativas interesantes, principalmente en un montaje al que conviene prestarle atención. La película la encara con un aire nostalgioso hacia un tiempo y a un cine (hay una cita directa a Carrera sin fin de Monte Hellman) con esos personajes que son los últimos de su clase contemplados en travellings reposados. A ese espíritu hace su aporte la música de Daniel Hart, habitual colaborador de Lowery y la fotografía de Joe Anderson. La película tiene un aire de los 70 que le va muy bien.

Y allí hay otra línea para ver Un ladrón con estilo como un homenaje a Redford quien aparece citado directamente en una imagen robada de La jauría humana, la película que, lo presentó como el forajido que siempre ha querido ser.