CINE

En "Gloria Bell", Julianne Moore ofrece un gran papel y transmite una mirada optimista de la vida

nicolás lauber

El chileno Sebastián Lelio es uno de esos directores que tiene una sensibilidad para mostrar la intimidad femenina, como pocos realizadores. El premiado director, ganador del Oscar a película extranjera por Una mujer fantástica, realiza en Gloria Bell, una adaptación de una obra suya: Gloria. Este film de 2013 fue protagonizado por Paulina García y galardonado en los Premios Platino, y en los festivales de La Havana, San Sebastián y Berlín.

La película, una remake prácticamente idéntica al largometraje de 2013 donde hasta los lentes de la protagonista son iguales, se centra en Gloria (Julianne Moore), una mujer cincuentona, divorciada y madre de dos hijos que ya no la necesitan, a la que le gusta salir a bailar, tomar algo y conocer hombres de su edad; todo en ese orden.

Si bien Gloria Bell parece ser plana y quieta en apariencia, es un reflejo fiel de la vida que lleva la protagonista (sin dudas un personaje que no aparece seguido en el cine actual, donde todo tiene que suceder rápido e intenso). Aquí, Lelio se toma su tiempo para mostrar la vida del personaje: sus sesiones de karaoke en el auto mientras va a trabajar, los mensajes telefónicos que le deja a sus hijos y que terminan con la frase: “Te amo... soy mamá”, ese gato que aparece de a ratos en su vida como sus parejas, y su trabajo (en riesgo para mujeres de su edad) en una compañía de seguros. 

Para distenderse, Gloria adora salir a bailar. En una de esas noches, conoce a Arnold (John Turturro), un hombre bastante complicado: bajó mucho de peso, es dueño de un parque de paintball y está pendiente de sus demandantes hijas adultas y su exesposa, como si se tratara de una mochila de la que no logra (o no sabe cómo) desprenderse.

Julianne Moore se convierte, desde el primer momento, en el punto fuerte de esta versión. Es una mujer que, pese a los malos momentos, no pierde su optimismo ni deja de cantar y bailar. Moore muestra, a través de su actuación intensa, silenciosa y apacible, que Gloria cree en el amor. También que una canción como “Gloria”, de Laura Branigan, es tan poderosa que no solo puede hacernos recordar nuestros años jóvenes, también nos deja en un trance del que es imposible resistirse; como pasa con esta película.