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Una comedia europea llena de enredos y varias truculencias

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Huppert encuentra un papel para ella con un director prestigioso y jugado. Foto: Difusión

Elle: abuso y seducción [****]Francia-Alemania-Bélgica, 2016. Título original: Elle. Director: Paul Verhoeven. Guión: David Birke sobre novela de Philippe Djian. Fotografía: Stéphane Fontaine. Música: Anne Dudley. Diseño de producción: Laurent Ott. Con: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Anne Consigny, Charles Berling, Virginie Efira, Lucas Prisor. Duración: 130 minutos. Estreno: 16 de febrero.

A las mujeres de Paul Verhoeven les sobra ese qué sé yo que siempre ha escaseado en los roles femeninos en el cine tradicional: autosuficiencia de a montones. Cuando se habla de "las mujeres de Verhoeven" el poligámico término refiere a que el director holandés ha presentado en sus películas personajes como Catherine Trammel (Sharon Stone cruzando y descruzando las piernas en Bajos instintos); la inocente Nomi Malone de Showgirls; la teniente Carmen Ibáñez de Invasión o la Rachel Stein que se infiltra en filas enemigas en El libro negro.

Michèle Leblanc, la protagonista de Elle, bien puede integrar ese grupo. Aunque más complicada psicológicamente que algunas de esas otras heroínas, el personaje que interpreta con habitual solvencia Isabelle Huppert, entiende que aun en la adversidad puede cargársela sola. La actriz francesa, una de las más premiadas de su generación, está nominada por primera vez a un Oscar como Mejor Actriz.

Elle es la consolidación de Verhoeven como uno de los grandes directores europeos. Recuperó el título después de su periplo por Hollywood donde marcó la forma de hacer cine industrial de su generación: filmó, además de Bajos instintos, películas hitos como Robocop y El vengador del futuro.

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Antes y después tuvo y tiene una carrera europea que se inició en Holanda con artísticas películas "franja verde" como Delicias turcas a fines de la décadada 1970, y dramas como El cuarto hombre. Hace una década con la nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera, El libro negro, confirmó su estatus.

Elle —título original al que en la exhibición local se le agregó el innecesario: "Abuso y seducción"— podría ser una comedia adulta de enredos. Michèle Leblanc es una ex periodista y escritora que dirige una empresa de videojuegos desagradablemente satánicos y lidia con el resentimiento de sus jóvenes empleados. Tiene un hijo pollerudo de su novia, una muchacha poco sincera y embarazada. También lidia con un exesposo con nueva y joven pareja, y mantiene una relación extramatrimonial con el esposo de su mejor amiga. Hay un tono trágico, sin embargo, que la va alejando de territorios así de amables: Verhoeven tiñe todo de una truculencia que suele ser bien propia de él.

La película comienza con unos forcejeos en off y en negro, la mirada impersonal de un único testigo (un gato) y una escena de violación. Es un comienzo directo. La víctima es, precisamente, Michelle, quien no denuncia el ataque. Ya lidia con una mochila tenebrosa: su padre fue un hombre de familia devenido asesino sanguinario, con quien, hay quienes sospechan, ella habría tenido cierta complicidad. Toda esa parte está marcada por flashbacks al momento de la violación, lo que es muy incómodo.

Elle ha sido merecida y unánimemente saludada en festivales y por la crítica, y ha levantado alguna polémica por la manera de encarar el tema, dándole espacio a un tono de comedia que podría frivolizar el tema. Toda la película también podría ser leída como un estudio sobre una fantasía sexual, un tema recurrente en el cine de Verhoeven.

El director maneja con precisión las varias dualidades de la película: la comedia y el drama, la realidad y la fantasía, y lo horripilante acechando tras la cristiana fachada de la armonía. Como muchas de sus películas, Elle está parada sobre una falla moral.

Así, sin llegar a ser Michael Haneke, el otro gran director paneuropeo, Verhoeven narra una historia que interpela la actualidad. Lo hace con una película severa y polémica, dos calificativos interesantes.

Es un director imaginativo y un narrador consumado que ha encontrado en Europa un lugar amable para desplegar sus inquietudes. Mejor así.

Huppert aporta esa elegancia siempre al borde de un ataque de nervios que puso al servicio de grandes directores y que la volvieron una figura fundamental en el cine europeo. Y que acá vuelve a encontrar un papel justo para ella. Y quizás hasta un Oscar.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Huppert encuentra un papel para ella con un director prestigioso y jugado. Foto: Difusión

CINEFERNÁN CISNERO

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