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Cine grande y poderoso de fiesta

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"Aquí se siente olor a grandeza", dijo un Imanol Arias lleno de convicción desde el escenario del Starlite en Marbella, una especie de Teatro de Verano montevideano pero rodeado de montañas. En su segunda edición, que fue la noche del sábado, el crecimiento de los Premios Platino fue impactante.

Un numeroso equipo español dependiente de Egeda (entidad que regula los derechos de autor de productores iberoamericanos por el mundo) y Fipca (Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales), se entrenó durante noches enteras para recibir de la mejor manera a los cientos de invitados famosos, guiarlos por la alfombra roja, coordinar las entrevistas con los casi 200 medios presentes (entre ellos El País), ubicarlos en distintas zonas VIP donde disfrutaron de comidas típicas y tragos y, a las 22.00, acompañarlos a sus asientos para ser protagonistas de una gala televisada por TVE, TNT y otros canales que, se calcula, llevaron la fiesta a unos 500 millones de hogares. Valió la pena.

Perfecto.

Los Platino fueron una excelente versión de los Oscar, logrando un timing ideal, con ningún momento aburrido en sus dos horas de transmisión y una estructura muy bien articulada que combinó shows musicales, actuaciones humorísticas y distintas intervenciones de sus tres presentadores: Imanol Arias, la mexicana Alessandra Rosaldo y el colombiano Juan Carlos Arciniegas. Comenzó con un homenaje a la mujer en el cine iberoamericano protagonizado por las hermanas Lolita y Rosario Flores cantando y bailando "Algo contigo". Detrás, una pantalla emitió imágenes míticas de actrices de raíces latinas.

A lo largo de de la noche actuaron David Bisbal, el portorriqueño Luis Fonsi, la cubana Lucrecia, Miguel Bosé y Rita Moreno. Hubo un segmento humorístico protagonizado por el mexicano Eugenio Derbez —una celebridad de Paraguay hacia el norte— y Santiago Segura. A lo largo la noche se cuidó la inclusión de figuras de distintos países en el escenario, lo que generó una sensación de agilidad permanente.

"Las historias no tienen acento", lanzó Rita Moreno para borrar las fronteras entre Iberoamérica. "Debemos abrazar la idea de lo latino y el orgullo de sentirse hispanos, y estos premios pueden ser la plataforma para ello. Debemos ser fuertes y competir en igualdad de condiciones, porque nadie te valora si no te valoras tú primero", dijo Antonio Banderas cuando recibió el Platino de Honor. "No nos perdonaremos jamás en la vida si no hacemos algo por nuestro cine", gritó Miguel Bosé. El ego del cine hispano y brasileño se elevó hasta el techo, pero, pecando de aguafiestas, las estrellas de la noche fueron Rita Moreno, Edward James Olmos y Antonio Banderas, tres latinos cuyo principal mérito es haber triunfado en Hollywood. El hermano mayor inevitablemente rondaba como una sombra, incluso cuando se dio inicio a la fiesta post-gala con un cuerpo de baile que interpretó números clásicos de musicales míticos de, justo, Hollywood. Los Platino no están libres de contradicciones.

Famosos.

La llegada de los invitados se organizó en 27 grupos y comenzó a las 18.00; la fiesta terminó a las cuatro de la mañana con una pista de baile a pura música electrónica, la banda sonora de Marbella.

El equipo de la uruguaya Mr. Kaplan fue de los primeros en llegar a la ceremonia. Todavía había sol cuando ingresó la "China" Suárez, que fue perseguida por la prensa española que quería confirmar su ruptura con Bisbal (sí, no están más juntos). Maribel Verdú ingresó a pura carcajada aunque comentó su molestia porque una periodista le preguntó cuándo pensaba formar una familia y, a pesar de su encanto, dijo que ella no esperaría 10 minutos para que le hicieran una entrevista. Ana Obregón esperó sin problemas y hasta aoprovechó para retocarse el maquillaje. Guillermo Francella se paseó con seriedad y pocas palabras, aceptando resignado varios pedidos de selfies. Dario Grandinetti se mostró un poco más accesible que su colega. El equipo de Relatos salvajes, liderado por Damián Szifron, su esposa y actriz María Marull, y la actriz Érica Rivas, fueron de los mejores predispuestos. Hubo dos presencias curiosas: la argentina Flavia Palmiero y el boxeador panameño Roberto "Mano de Piedra" Durán, que pasó gran parte de la noche mostrando un anillo, el puño y abrazando a la gente con fuerza.

La primera edición se celebró en Panamá, la segunda en Marbella, y según se rumoreaba el año que viene la fiesta podría ser en Colombia, República Dominicana o México.

Cosas que pensar.

La noche no pudo ser mejor, pero pasado el efecto de las burbujas sería saludable reflexionar por qué el jurado eligió darle tal protagonismo a una película vendida por el mundo entero, que dividió aguas en la crítica especializada y que, justamente, llevó a Hollywood a su director.

Al menos Mr. Kaplan, Pelo malo y La isla mínima tienen virtudes para competir en igualdad de condiciones, y en varios casos, son aún mejores. Al agradecer el premio a Mejor Película, el productor argentino habló de Relatos salvajes como un modelo de coproducción virtuoso que habría que imitar, y que que incluyó a una productora española, una argentina, canales de televisiónde ambos países y hasta a una empresa privada.

Tiene razón, ¿pero no será que los Premios Platino debieron demostrar mejor sobre el tapete su intención de ser una puerta de bienvenida y proyección del cine más pequeño, débil e injustamente ignorado de esta parte del mundo, en lugar de regodearse en el éxito de una excepción? Este primo latino del Oscar trajo mucho gusto a dulce, pero, para algunos, también dejó un extraño sabor amargo.

"Relatos salvajes" se llevó 8 de 10 premios

La victoria de Relatos salvajes fue arrasadora: tenía 10 nominaciones y ganó ocho: Mejor Ficción, dirección, guión, montaje, actriz (Érica Rivas), sonido (José Luis Díaz), música (Gustavo Santaolalla) y arte (Clara Notari). Damián Szifrón subió al escenario con un beso de rouge en el cachete que le duró el resto de la noche, agradeció a sus productores argentinos y españoles, los hermanos Almodóvar, a sus dos hijas y a muchos familiares. "Pura gratitud", concluyó.

La española La isla mínima (la más premiada en los últimos Goya) se quedó con el Platino a la Fotografía (Alex Catalán). El documental de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, La sal de la tierra. La Mejor Animación fue la brasileña O menino e o mondo (Al Abreu) y la venezolana La distancia más larga (Claudia Pinto) la Mejor Ópera Prima.

El Mejor Actor fue para el gitano Óscar Jaenada por su brillante interpretación en Cantinflas. Fue el único que aportó un poco de polémica a los premios. En entrevista con El País, el actor gitano dijo estar "avergonzado porque la película no se estrenó en España, país en donde hace cinco años no me ofrecen trabajo a pesar de tener un Goya". "Estoy aquí representando a México", dijo en el micrófono, "y eso me hace pensar".

España fue un anfitrión de lujo que no dejó nada al azar

Banderas

El actor conquistó a los medios en la conferencia de prensa y con su discurso en la ceremonia, donde utilizó una cita del Quijote para insistir con la importancia de unirse para hacer nacer un nuevo cine latino.

Show

Hubo sorpresas toda la noche. Shows musicales, cuerpos de baile, DJ y performances que se llevaron todos los aplausos. Actuaron Luis Fonsi, David Bisbal, Lolita y Rosario Flores y Rita Moreno entre otros.

Uruguaya

El equipo de Mr. Kaplan fue de los más buscados por la prensa y recibió muchos elogios. Eran la productora Mariana Secco, el director Álvaro Brechner, el director de arte Gustavo Ramírez y el protagonista, Héctor Noguera.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: AFP.

premios platinoMARIANGEL SOLOMITA

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