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A esta altura, quedan pocas personas que jamás hayan oído hablar de Bob Esponja, uno de los personajes más queridos del universo animado. Más allá de no haber visto ningún episodio con atención, a lo largo de los últimos 20 años ha sido difícil escapar a la imagen de esa alegre esponja amarilla y con voz chillona: está en camisetas, mochilas, llaveros, protectores de celulares, tortas de cumpleaños y en miles de memes inspirados con su frases.

Y, por si fuese poco, durante años Bob Esponja fue compañía para un montón de jóvenes que crecieron frente a la pantalla de Nickelodeon mirando estas inocentes historias ambientadas en Fondo de Bikini. Y ni hablar de la canción de presentación del dibujo, a cargo de un viejo pirata que describe la historia del personaje que vive en una piña debajo del mar.

Es que los personajes creados por el recientemente fallecido Stephen Hillenburg, son entrañables. El propio Bob con sus pantalones cuadrados transmite esa ingenuidad, asombro y alegría que define la vida de los niños que están descubriendo el mundo. Y, cada tanto, es bueno dejar de lado tanta seriedad para tratar recuperar, aunque sea por un rato, esa etapa.

Toda la troupe tiene todo para ganarse un lugar en la memoria. Está Patricio, la estrella de mar tan inocente y querible; Calamardo, el pulpo amargado que toca el clarinete y juega a ser intelectual; Don Cangrejo, ese cangrejo tacaño que dirige El Crustáceo Cascarudo, el local de comida rápida más popular de Fondo de Bikini y Plankton, el villano verde que lleva años tratando de robarse la fórmula secreta de las Cangreburguers.

Pero, a lo largo de estos años, las historias no quedaron atrapadas en el formato de episodios de 15 minutos, sino que también se colaron en la pantalla grande. La primera película, estrenada en 2004, fue un enorme éxito de taquilla y mantuvo la clásica premisa de presentar a los personajes en 2D. En 2015, como una estrategia para revitalizar la franquicia, se estrenó Bob Esponja: Un héroe fuera del agua, una película en la que se los veía en un formato de animación 3D.

Ahora, cinco años después llegó Bob Esponja: Al rescate, que mantiene esa nueva estética.

Aunque para aquellos que crecieron viendo a esas historias les pueda resultar extraña la nueva imagen, estas nuevas aventuras han sido todo un éxito. Estrenada en Netflix a principios de este mes, hace días que está en la lista de los 10 contenidos más vistos por los uruguayos en la plataforma: ayer era la cuarta película más vista.

Es que siempre está bueno reencontarse con un viejo amigo.

Y en Al rescate están todos esos personajes de hace 20 años, que mantienen la misma rutina que en los comienzos. Calamardo sigue molesto con sus alegres vecinos porque no lo dejan practicar con el clarinete, Don Cangrejo no deja de pensar en métodos para ganar el mayor dinero posible y aprovecharse de sus empleados —el concepto de la plusvalía llevado a lo caricaturesco—, Bob Esponja mantiene su compromiso por hacer las mejores Cangreburguers y Plankton no deja de intentar robarse la fórmula secreta.

Y es ahí donde comienza la historia de esa nueva película. Luego de que el Rey Poseidón —gobernante de Atlantic City— se quede sin baba de caracol para mantener su rostro sin arrugas, lanza un decreto en el que ofrece una recompensa para aquel que lleve la especie extinta a su palacio. Así, Plankton decide robarse a Gary, la mascota de Bob, para llevársela al rey y hacer que la esponja libere su puesto en el Crustáceo Cascarudo. Es la única forma en que se podrá robar la tan ansiada fórmula.

Así comienza un largo viaje acuático en el que Bob y Patricio atraviesan una intrincada ruta en búsqueda de su babosa mascota. Entre peligros y situaciones llenas de humor, se encuentran con Keanu Reeves, que oficia de sabio.

Al rescate es una hora y media de diversión y de reencuentro con aquellos personajes que marcaron época.