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El baile de una mujer sin soledad

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Actriz: Gloria internacionalizó la carrera de Paulina García. Foto: Difusión

Lo que Sebastián Lelio había logrado con La sagrada familia (2006), Navidad (2009) y El año del tigre (2011) era la admiración de colegas, críticos, actores y público.

Su cine le ofreció a los chilenos verse en un espejo borroso protagonizando una historia que nunca antes habían creído posible filmar. El costumbrismo que se encuentra habitualmente en los vínculos familiares, las celebraciones religiosas, y hasta en la reacción frente a la furia de la naturaleza, apareció manipulado por una mirada cínica, terrible y liberadora a la vez. Lo que le faltaba a Sebastián Lelio era un taquillazo y se lo dio Gloria (2013), su obra más luminosa.

Gloria es una película brillante, pero también es fundamental porque disparó la carrera de una de las personalidades más sólidas del cine latinoamericano. Entre los reconocimientos que le trajo a Lelio, está la beca Guggenheim y una fila de productores europeos desesperados por financiar sus proyectos.

Como su obra anterior, Gloria es un ensayo sobre la libertad. Sus primeros personajes eran jóvenes en conflicto con su ámbito familiar. En El año del tigre acompañó a un cuarentón que vive un proceso parecido al de Juliette Binoche en Bleu (Krzysztof Kieslowski) cuando la pérdida total luego de un terremoto lo deja desbocadamente libre. Sin embargo, Gloria tiene esa emoción dramáticamente feliz de los musicales. Sigue plano a plano a una mujer de 58 años, divorciada, madre y abuela joven, que se niega a rendirse ante la soledad de la vejez. Gloria baila y canta como si se acabara el mundo. Y busca un nuevo amor.

En el lado opuesto está Rodolfo, su pretendiente, un hombre que quiere comenzar una vida con ella, pero debe lidiar con su ex y sus hijas.

Gloria es una muestra de cómo el amor nos devuelve a la juventud. Del apetito sexual a pesar de los cuerpos envejecidos. Del lugar de estos padres en una sociedad transformada, con hijos independientes que crían a sus niños sin necesidad de abuelos y que no comparten sus secretos con ellos. Es una exposición de los contratiempos de una nueva vejez. Y también es una provocación, porque en un notable segundo plano hay un relato político que dice que Chile no tiene líderes y que la codicia lo está tomando todo.

La puesta de cámara (en mano, pendiente de la protagonista, intercalando escenas breves y significativas) depende un 80% de los actores. "Filmo ficción como si fuera un documental porque no me interesan los personajes: me interesan las personas que actúan, cómo lo hacen y qué dicen. Me doy el lujo de perderme, de borrar los diálogos y de estar a la espera de que en la repetición de las escenas surja algo asombroso", explicó el director a El País.

Lelio necesitaba una socia a la medida, como Paulina García. Una actriz inmensa sin hilos a la vista, que articuló miradas, muecas, sonrisas y emociones de tal forma que convirtió a Gloria en una historia mínima de valentía, que bien podría ser la suya.

Gloria [*****]

Chile, 2013. Dirección: Sebastián Lelio. Guión: S. Lelio y Gonzalo Maza. Productor: Pablo Larraín. Fotografía: Benjamín Echazarreta. Montaje: S. Lelio y Soledad Salfate. Elenco: Paulina García, Sergio Hernández, Alejandro Goic. Duración: 110 minutos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Actriz: Gloria internacionalizó la carrera de Paulina García. Foto: Difusión

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