crítica de cine
Misión no oficial apuesta todo al humor y así refresca la pantalla de la cinematografía nacional.
Hasta Misión no oficial el único antecedente de falso documental (género que se puso de moda en la última década) que tenía la cinematografía nacional era el corto El niño del trineo (A. Rocchi y M. Bentancor, 2011), protagonizado por un veterano que aseguraba haber interpretado la versión infantil de Orson Welles en el Ciudadano Kane. En ese sentido, el debut de Denny Brechner, Alfonso Guerrero y Marcos Hecht es una bocanada de aire fresco para nuestra pantalla, poco acostumbrada a lanzarse de lleno al humor.
Misión no oficial tiene un recurso humorístico similar al de Borat o al de series como The office, en el que la cámara funciona un poco de testigo y otro poco de infiltrada, dejando al desnudo las intenciones de los personajes, siempre encarados como seres ingenuos y algo delirantes.
Aquí los protagonistas son un farmacéutico (que dice ser presidente de una cámara de comercio inexistente), su madre y un policía retirado. Juntos recorren Estados Unidos y participan de importantes eventos del mundo del cannabis con el objetivo de conseguir 50 toneladas de marihuana para abastecimiento local. Son agentes secretos de José Mujica, un actor un tanto involuntario en esta historia.
El film encuentra con gracia el mecanismo para reírse del protagonismo que tomó Uruguay y da un paso más al poner como objeto de engaño a distintos personajes estadounidenses de este ambiente.
Misión no oficial ***
Dirección y guión: Denny Brechner, Alfonoso Guerrero y Marcos Hecht. Elenco: Denny Brechner, Tato Olmos y Telma Friedler. Duración: 75 minutos.
?