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Autos, música y mucha imaginación para contarlo

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Edgar Wright. Foto: Difusión

El País charló con uno de los grandes directores de hoy sobre Baby. El Aprendiz del crimen

Es cruzarse aunque sea un ratito con una película dirigida por Edgar Wright para entender por qué hay quienes lo colocan entre los grandes directores de cine de estos días. El uso que hace de la edición y los sobreimpresos en Scott Pilgrim vs. The World, la originalidad para hacer un montaje de tiempo en Hot Fuzz, el montón de ideas que abundan en la comedia zombie Muertos de risa, sirven para medir su estatura que, en la jerga actual, algunos definen como de visionario.

La mayoría de esos méritos están presentes en Baby El aprendiz del crimen, su última película que se estrenó el jueves en Uruguay. Ahora este británico nacido en Dorset en 1974, se aprovecha de otro género clásico (las películas de persecuciones y robos) para transformarlo en un asunto actual, moderno, en el que combina la comedia, la acción y el cine musical como queda bien claro en una extenuante persecución inicial al ritmo de Jon Spencer Blues Explosion seguida con una coreogra- fía con el "Harlem Shuffle" de Bob & Earl.

Es la historia de Baby (Alsen Elgort), un muchacho bien intencionado pero al servicio de Doc (Kevin Spacey), el jefe de una banda de asaltantes de bancos. Baby es el habilidoso chófer que en tres frenadas y dos volantazos es capaz de perder a la policía. Un romance con una mesera (Lily Allen) y una pandilla amenazante (entre los que están Jon Hamm, Jamie Foxx y Flea) le rondan con distinto grado de preocupación.

Con referencias a un montón de películas y una banda de sonido integrada a la historia de una de las maneras más geniales de Tarantino a esta parte, con Baby. Aprendiz del crimen, Wright consigue una película entretenida y, como es su costumbre, llamativa. Tiene un aire de películas de la década de 1970 (La celada de Walter Hill, por ejemplo) pero todo bañado por una pátina moderna que le viene muy bien y también es marca registrada del director.

En medio del lanzamiento de la película en México, lo que atentó contra la extensión de la charla, y vía telefónica, Wright conversó un ratito con El País.

—A pesar de que sus películas son claramente de autor, si uno repasa sus colaboradores en general son siempre los mismos. ¿Una película de Edgar Wright es un trabajo en equipo?

—Totalmente. Y me encanta trabajar siempre con el mismo equipo. En general en las películas se mantiene un núcleo de gente y se suman nuevos. Y en esta película hubo gente clave para el proceso y ahora son parte de la familia como Darrin Prescott, nuestro coordinador de escenas de riesgo o Ryan Heffington, el coreógrafo. Está muy bueno trabajar con gente nueva y buena, además del equipo de siempre.

—La coreografía con la que empieza la película, por lo menos, para mí contaminó, para bien, toda la película de un aire de comedia musical. ¿Era esa su intención?

—La idea de la película era combinar lo musical con la acción y como el protagonis- ta está escuchando música todo el tiempo, buscamos una unión inextricable entre ambas cosas. En la vida, me gusta cuando estás escuchando música y algo sucede en el mundo que sincronice con tu música. Baby. Aprendiz del crimen es como eso pero todo el tiempo.

—Las películas de persecuciones de autos son un género en sí mismas y cuando veía Baby Aprendiz del crimen, pensé en La celada de Walter Hill pero también en otras de él, no sé, 48 horas, cada uno puede hallar sus propias referencias en la película. ¿Hay alguna referencia que nadie haya visto?

—No quiero decir dónde está porque arruinaría el final pero sí diría que en algún lugar de la película está la fecha de estreno de La celada. Pero no voy a decir dónde.

—El montaje es una parte crucial en sus películas. ¿Cómo lo trabaja en la preproducción y el rodaje?

—En la preproducción cuando nos ponemos de acuerdo con la música y tenemos las canciones, podemos editar los story boards con las canciones y ver cómo van a funcionar. Y además editamos en el set para asegurarnos que la música coincida bien con las secuencias. Por eso sí, editamos mucho en el lugar de filmación.

—Aunque el estereotipo indica que estos son tiempos de un cine menos comprometi-do artísticamente, usted ha logrado hacer productos personales. ¿Cómo lo ha conseguido?

—Eso siempre ha sido un problema y me siento muy afortunado de poder hacer las películas que quiero hacer y que encima conecten con un público.

—Es un director británico trabajando en Hollywood. ¿Se siente parte de esa tradición tan longeva?

—Pienso que sí. Lo que pasa es que ya no se filman tantas películas en Los Angeles. Ahora son un asunto mundial. Baby. Aprendiz del crimen se escribió en Los Angeles, se filmó en Atlanta y la edité en Londres porque el cine se volvió algo verdaderamente internacional.

—Baby. Aprendiz del crimen parecería una película difícil de hacer pero también divertida. ¿Cómo fue el ambiente en el rodaje?

—Fue duro porque teníamos mucho trabajo que hacer y muchos detalles que cuidar. Pero el elenco que juntamos era muy divertido y aunque no había mucho tiempo para distraerse, la pasamos muy bien.

Película que también es una gran playlist

Baby, el personaje de Alsen Elgort que da nombre a Baby. Aprendiz del crimen, tuvo un accidente en el que murieron sus padres y que lo dejó con una sordera que combate escuchando todo el día música con sus auriculares. Eso permite que la película tenga una banda de sonido que es como una gran playlist de buen gusto y permite animar las escenas con, siempre, la canción adecuada. La lista incluye temas de gente tan variada como Jonathan Richman, Ennio Morricone, los Beach Boys, The Damned, Dave Brubeck, Marc Bolan, Blur, Steve Miller, Barry White, James Brown y Queen a todo "Brighton Rock", entre otros hitos musicales.

Cada canción está utilizada de una manera apropiada en una combinación bien divertida de banda de sonido diegética y no diegética. Y además funciona para amenizar una tarde tirando a aburrida.

Tres películas de Edgar Wright y dónde verlas

Superpolicías -2007-

Especie de parodia muy británica a las películas policiales americanas. Simon Pegg es un policía que de tan entregado a su labor es enviado a un tranquilo ambiente rural. Nada es tan tranquilo. Se puede ver en NSNow.

Scott Pilgrim -2010-

Basada en una novela gráfica de Bryan Lee OMalley, proba- blemente sea de las películas que mejor lucen los recursos visuales de Wright. Es sobre pibe con banda de rock y con cara de Michael Cera. Está en Netflix y en Claro Video.

Una noche en... -2013-

...el fin del mundo es sobre un grupo de amigos que se reencuentran con una meta bien clara: tomarse una en todos los boliches del pueblo. Las cosas se van a complicar. Otra con Simon Pegg. Está en NSNow.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Edgar Wright. Foto: Difusión

EDGAR WRIGHTFERNÁN CISNERO

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