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"Las alas del deseo" de Wim Wenders este domingo en Cinemateca Uruguaya

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Las alas del deseo

Se cumplieron 30 años del estreno de una película que fue un hito cultural a fines de la década de 1980

Las alas del deseo
Bruno Ganz en "Las alas del deseo"

Quizás una excusa sea el Premio Nobel de Literatura a Peter Handke, el austríaco que escribió el guion junto al director, Wim Wenders. Otra excusa puede ser ver a Nick Cave que acá aparece en vivo con su Bad Seeds. O por Peter Falk. O porque nunca está de más acompañar una historia de amor. O por pura nostalgia: fue una clave generacional de cierto ambiente cultural uruguayo -tan aislado, tan provinciano- en la década de 1980.

Por lo que sea, sobran los motivos para descubrir o volver a ver Las alas del deseo que Cinemateca Uruguaya exhibe este domingo a las 15.05 y a las 19.30.

Es, básicamente, una ramplona historia romántica con un ángel (Bruno Ganz) que recorre junto a otros colegas celestiales, una Berlín en blanco y negro y se enamora de una melancólica trapecista (Solveig Dommartin). A tal punto queda infatuado que decide cambiar sus alas (y la eternidad) por una vida como un simple mortal enamorado. No es de extrañar que Hollywod haya hecho, años más tarde, su propia versión con Nicholas Cage y Meg Ryan que no entendió nada.

Wenders era, a esa altura, uno de los grandes directores alemanes y, seguramente, el de mayor proyección internacional junto a su cogeneracional Rainer Werner Fassbinder. A las altura de Las alas del deseo, ya había hecho películas importantes como El amigo americano, El estado de las cosas (León de oro en Venecia), Alicia en las ciudades, La angustia del golero ante el penal y su Palma de Oro de Cannes, París-Texas. En alguna de ellas estaba Peter Handke, un escritor de la misma promoción que Wenders y con las mismas angustias.

Alas del deseo, que le dio el premio a mejor director en Cannes, es una película que habla de algunas de esas angustias. Por un lado, está esa Alemania anterior a la caida del muro, que los ángeles cruzan con el beneficio de lo inmaterial. Es una ciudad cosmopolita, solitaria, imponente y en el que habitan ciudadanos tristes. Es un poco un resumen de un tiempo triste al que poco alivian las imágenes del horror nazi que se hacen sentir en la ciudad dividida. La fotografía de Henri Alekan, que acompaña el andar de esos ángeles y el uso del sonido (mezclado por Axel Arft) aportan esa sensualidad tristona que abunda en la película.

Las alas del deseo en Uruguay se presentó en el VII Festival Internacional de Cine y se estrenó en Centrocine (la sala de la Cinemateca que estaba donde ahora está La Trastienda) en abril de 1989. Era la película que había que ver ese año. Ahora se podrá ver si sigue interpelando como supo hacerlo hace, uy, 30 años.

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