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El actor y el estadista que enfrentan desafíos históricos

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Gary Oldman en Darkest Hour.
© Focus Features

Estreno

El jueves llega a los cines uruguayos, Las horas más oscuras, en la que Gary Oldman intepreta a Winston Churchill

Habrá sido Sid Vicious; el Conde Drácula; el comisionado Gordon de Ciudad Gótica; Sirius Black o sea el padrino de Harry Potter; Poncio Pilato; Beethoven; Lee Harvey Oswald o Stansfield el psicótico villano de El perfecto asesino, pero Gary Oldman sabe que seguramente será recordado por su Winston S. Churchill de Las horas más oscuras, la película de Joe Wright que se estrena este jueves en Uruguay. Es una actuación maravillosa y contundente.

La película no es una biografía del legendario primer ministro británico sino que se concentra en un momento particular de una vida llena de momentos particulares: los primeros días de la Segunda Guerra Mundial en Europa y las decisiones políticas y diplomáticas que debió tomar para mantener su negativa de negociar con Adolf Hitler quien a esa altura, ya había ocupado Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Francia, Noruega y Polonia. Con ese panorama desolador y una interna política complicada Churchill decidió rechazar un tratado de paz negociado con la Alemania nazi (que alentaban Chamberlain y Halilfax) e involucrarse en la guerra. Lo hizo con un oficialismo en contra, un rey escéptico y poco apoyo en la opinión pública. La película es el lado burocrático y político de la hazaña que se relata en Dunkerque, otra probable candidata al Oscar.

En los papeles principales están Kristin Scott Thomas como Clementine Churchill y Ben Mendelsohn es el rey Jorge VI, un personaje que tuvo su propia película ganadora de Oscar, El discurso del rey.

Wright ha dirigido productos vistosos como Expiación, deseo y pecado y Anna Karenina; su última película había sido la sosa Peter Pan. Las horas más oscuras, con sus preciosismos visuales, la ambientación de época y, principalmente, la actuación de Oldman es su mejor película.

Últimamente, Churchill ha estado en la pantalla más de lo habitual. El año pasado, el primer ministro fue representado por Bryan Cox en Churchill y John Lithgow en la serie The Crown. Históricamente, Churchill fue intepretado por Richard Burton, Albert Finney, Brendan Gleeson, Bob Hoskins, John Houseman, Donald Pleasence Timothy Spall y Orson Welles.

u201c¿Que si estaba preocupado cuando me solicitaron interpretar a Churchill? La respuesta es síu201d, le dijo el actor a The New York Times. u201cAl principio estaba muy preocupado porque es muy icónico y famoso. Además, ha habido grandes actores que lo han interpretado antes que yo. Cuando se trata de personas como Richard Bruton y Albert Finney, bueno, es un standard muy altou201d.

Oldman está a la altura del desafío: su transformación es absoluta y va a ser difícil borrar su imagen de la del legendario primer ministro. Le da el justo tono de arrogancia, fortaleza e incluso inseguridad de ser el responsable de un momento histórico.

Para conseguir eso Oldman pasó cuatro meses investigando y preparándose para el papel. u201cDescubrí un hombre que no era tan gordo como todo pensamos que era en 1940 y que tenía un trazo atléticou201d, dijo en otra entrevista con el New York Times. u201cDaba saltitos y era medio encorvado. Tenía un brillo en los ojos y cierto humor. El Churchill que vi y que descubrí tenía encantou201d.

Oldman nació en New Cross, en el sureste de Londres, en un hogar de padre soldador y madre ama de casa. Comenzó paralelamente a trabajar como obrero y estudiar actuación, un camino que lo llevaría en 1985. Allí fue donde lo vio el director Alex Cox y le dio el coprotagónico de Sid and Nancy, donde fue Sid Vicious.

El papel lo impulsó a Hollywood: estuvo en JFK de Oliver Stone; Dracula, de Francis Ford Coppola; Amada inmortal, Basquiat; El quinto elemento y en dos franquicias de las grandes Harry Potter y los Batman de Christopher Nolan. Lo nominaron al Oscar por El topo y prepara su segunda película como director, Flying Horse sobre el fotógrafo y pionero del cine Eadwers Muybridge; en 1997 dirigió la violentamente realista, Nil by Mouth.

En una temporada de premios donde los roles más fuertes son femeninos es muy probable que la soberbia actuación de Oldman en Las horas más oscuras haga que vea el futuro de su carrera con un merecido Oscar en la repisa de su casa londinense.

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